Así funciona el misil Stinger, el arma portátil estrenada en Malvinas que hoy Ucrania usa para enfrentar a Rusia

Desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania, una cifra todavía indeterminada de helicópteros y aviones rusos de combate han sido destruidos por las fuerzas ucranianas mediante el uso del misil tierra-aire Stinger, muy conocido en las guerras que se han librado durante los últimos 40 años.

De acuerdo con las imágenes que circularon en estos días, los especialistas han confirmado que las aeronaves rusas caídas fueron impactadas por misiles Stinger, un proyectil portátil autoguiado que puede ser lanzado desde el hombro de un soldado, y que hizo su debut bélico en la guerra de Malvinas.

El secretario de Defensa de Reino Unido, Ben Wallace, confirmó a la BBC que Occidente había entregado “miles” de misiles antitanques NLAWS y “más de mil” misiles Stingers a las fuerzas de defensa ucranianas. El gobierno alemán también dijo que suministraría a Ucrania 1000 lanzagranadas antitanque y 500 misiles Stinger en caso de emergencia.

Con este tipo de arma convencional el Ejército de Ucrania parece estar frenando, o al menos ralentizando, el avance de las tropas invasoras comandadas por el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.

Un simple y viejo conocido misil portátil que se convirtió en un dolor de cabeza para uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Cómo funcionan los misiles tierra-aire Stinger

Conocido técnicamente como FIM-92 Stinger, el explosivo ha tenido numerosas actualizaciones y rediseños, pero básicamente se trata de un misil tierra-aire fabricado por los Estados Unidos a principios de los años 70, y que entró en servicio a partir de 1981.

El proyectil es lanzado desde el hombro de un soldado, con la ayuda de un compañero, y se guía mediante un rastreador infrarrojo para dar en el blanco. Puede impactar objetivos a una distancia de hasta 5 kilómetros.

Los misiles Stinger pesan 10 kilos y con el lanzador completo llegan a poco más de 15 kilos. Alcanzan una velocidad de 700 metros por segundo o Mach 2,2. Actualmente figura en el arsenal de una veintena de fuerzas militares de todo el mundo y, a la luz de los acontecimientos históricos, es una moneda de cambio entre los integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Un misil conocido por rusos y argentinos

Lo paradójico es que los misiles Stinger no son una novedad para los rusos: fue el arma que emplearon los afganos, provista por el gobierno de los Estados Unidos, para repeler la invasión soviética de Afganistán (1979-1989).

Entre 500 y 1000 misiles Stinger fueron entregados por la CIA a los muyahidines afganos en 1986 para combatir a las fuerzas de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Con ellos derribaron más de 200 aeronaves rusas y lograron reforzar la idea de Afganistán como el “cementerio de los imperios”.

Pero el debut bélico de los misiles estadounidenses Stinger se realizó en la guerra de Malvinas de 1982, de acuerdo con los historiadores militares. Fue empleado por las fuerzas británicas del Servicio Aéreo Especial (SAS, por sus siglas en inglés) contra las aeronaves de la Fuerza Aérea Argentina.

Por entonces, este misil era toda una novedad: no se trataba del clásico lanzacohetes Bazooka estadounidense o el Panzerschreck alemán que los nazis usaron en la Segunda Guerra Mundial, sino de un lanza misiles de tercera generación del tipo “dispara y olvida”.

Según la cronología de la guerra, los Stinger derribaron dos aeronaves argentinas: un avión y un helicóptero. Un pucará fue interceptado por un Stinger el 21 de mayo de 1982.

De acuerdo con el libro La Guerra Invisible del historiador y periodista Marcelo Larrraquy, una patrulla del SAS que operaba durante el desembarco inglés en el estrecho de San Carlos, y que estaba escondida en el monte Sussex, disparó un misil Stinger contra el Pucará del capitán Jorge Benítez cuando volaba a 150 metros. El avión fue derribado, Benítez logró eyectarse antes de estrellarse y salvó su vida.

Según publicó el sitio Mercopress, con los años pudo confirmarse que un misil Stinger disparado por las fuerzas del SAS también derribó al helicóptero argentino Puma AE 508, pilotado por el Capitán Pedro Obregón, al norte de Mount Kent, el 30 de mayo de ese año, entre las 9 y las 10 de la mañana.

Tras el impacto por la caída y el incendio posterior, murieron seis combatientes argentinos pertenecientes al Escuadrón Alacrán, las fuerzas especiales de Gendarmería Nacional desplegadas en Malvinas.

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