Bromas y desilusión por Lugo en Paraguay
ASUNCION.- "Soy Estela. Soy pobre y necesito una casa. ¿Qué posibilidades hay de que me contacten con un sacerdote?"
Este es apenas uno de los cientos de mensajes que, por estos días, los paraguayos dejan en las radios y canales de televisión de la capital, sacudida por las demandas de paternidad contra el presidente Fernando Lugo.
No quedan dudas de que aquí, por ahora, se toman el escándalo con humor. En las calles de Asunción muchos se ríen cuando se los consulta sobre el tema y dicen que la próxima vez que se reúna con su par argentina, Cristina Kirchner, el ex obispo Lugo va a intentar seducirla.
Lo que parece apesadumbrar más a los habitantes de esta ciudad es que el cambio con el que soñaron un año atrás, cuando con su voto pusieron fin a 60 años de hegemonía del Partido Colorado, se ve cada vez más lejano. En un país en el que siete de cada diez padres no reconocen a sus hijos, según el director del Registro Civil, Oscar Víctor Benítez, que a Lugo le sigan apareciendo hijos no parece lo más grave.
"Cada uno tiene su vida privada. Mientras no perjudique su gobierno, cada uno hace de su vida lo que quiere", señaló a LA NACION Celeste Torres, de 30 años, empleada de una óptica en la céntrica calle Palma, la principal arteria comercial de Asunción.
En cambio, la gente parece irritada porque los cambios prometidos no se hacen realidad, y, según los sondeos de opinión, cada vez son más los que critican a Lugo por sus dudas a la hora de tomar decisiones.
"Está gobernando mal. No se preocupa por los campesinos paraguayos. Trabajan como bueyes y no tienen para comer. Una cosa es dar la comunión y otra muy diferente gobernar un país", dijo Federiano Ortiz, un comerciante de 57 años, mientras se refugiaba del sol bajo la sombra de un árbol de la céntrica Plaza de los Héroes. "Las cosas que se esperaban de él no se están cumpliendo -añadió Vera-. Paraguay no tendría que estar pasando necesidades."
La situación de Lugo se complicó aún más en las últimas horas. Benigna Leguizamón anunció ayer que iniciará un proceso por filiación, luego de que sus abogados no se pusieron de acuerdo con los del mandatario.
La mujer afirmó que Lugo la dejó embarazada seis años atrás, cuando aún era obispo de San Pedro, y pretende seguir los pasos de Viviana Carrillo, cuyo hijo ya fue reconocido por el presidente.
Además, la prensa local informó que una tercera demanda está en camino, y la pregunta que muchos se hacen es cuántas serán al final.
La irrupción de este segundo escándalo opacó el primer aniversario de la histórica elección de Lugo. Al acto en el que anoche intentó relanzar su gobierno concurrieron unas 5000 personas, mucho menos de lo esperado, lo que dejó en evidencia que su popularidad está en baja. Además, el ex obispo fue acusado de intentar tapar el segundo escándalo con una improvisada remodelación de su gabinete.
"Mucha gente votó por el cambio esperando que fuera de la noche a la mañana y se decepcionó", resumió Gustavo Cabañas, de 33 años, que trabaja en ganadería.
En tanto, la oposición le saca el jugo al escándalo. Ayer, la presidenta del Partido Colorado, Lilian Samaniego, pidió que se investigara a Lugo por presunto abuso de menores.
Según su denuncia, Carrillo tenía apenas 16 años cuando quedó embarazada. "Como mujeres, no podemos dejar esto como si no pasara nada", dijo Samaniego.
En la calle, algunas coinciden. "El se aprovechó de la inocencia", dijo Martha Azcurra, una estudiante de derecho de 26 años. Otras, en cambio, también les apuntaron a Leguizamón y Carrillo: "Hoy en día a los 12 y 13 años una sabe lo que es correcto. A esas chicas les gustó hacer lo que hicieron", sentenció Pamela Bogado, una funcionaria pública de 26 años.
Juicio político
Los rumores que circulan por esta ciudad son incontables. Entre ellos, que en el Congreso el Partido Colorado ya tiene los votos necesarios para iniciarle juicio político al presidente.
Pero la destitución de Lugo significaría la asunción del vicepresidente Federico Franco, una ascendente figura del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, de centroizquierda), y algunos opinan que los colorados prefieren cualquier cosa antes que ver a un liberal en el poder.
Las posiciones son variadas y contradictorias, y no son pocos los que no parecen tan sorprendidos por las revelaciones sobre Lugo.
"En Paraguay hay muchos casos de paternidad irresponsable. Pocos son los que van a un registro a anotarlos. Pero viniendo de un obispo, es más delicado", opinó Cabañas.
Y quienes se sienten más dolidos por el hecho de que sea un obispo son, obviamente, los católicos, religión que profesa la gran mayoría de los paraguayos.
"Me defraudó mucho, está dañando la imagen de la Iglesia. A nosotros, los católicos, nos afecta mucho", afirmó Clara García, une empleada de una financiera privada de 20 años
Preocupada por el impacto que el escándalo tiene sobre la institución, la Iglesia paraguaya intenta tomar distancia, pese a que cada vez se alzan más voces críticas.
"La Conferencia Episcopal Paraguaya nunca recibió ninguna denuncia formal por escrito con relación a monseñor Fernando Lugo referida a cuestiones de su supuesta paternidad", manifestaron ayer en un documento los obispos.
El comunicado se conoció un día después de que el obispo de Ciudad del Este, Rogelio Livieres, afirmara que la Iglesia había recibido varias denuncias de mujeres que reclamaban tener hijos de Lugo.
Según Livieres, monseñor Antonio Lucibello, nuncio apostólico en Paraguay entre 2002 y 2004, recibió varias denuncias escritas de mujeres que aseguraban que el padre de sus hijos era Fernando Lugo. "Lugo fue convocado por los obispos, que le llamaron la atención con dureza", dijo Livieres. "No negó las denuncias. Cuando se le insistió que aclarara, optó por irse [dejar el sacerdocio]", añadió.
Pero a los paraguayos, en última instancia, no les importa tanto la polémica por la castidad, ni las internas de la Iglesia. En Asunción, donde las 4x4 circulan por calles llenas de baches y el fantasma del contrabando sobrevuela en cada esquina, un pueblo golpeado quiere volver a creer que su país no está condenado a la pobreza.