Cataluña: eleva la tensión el arresto de dos promotores clave de la independencia
Vencido el plazo para que Puigdemont clarifique si declaró o no una república, la justicia dejó presos a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez; Rajoy se prepara para una intervención, pasado mañana
MADRID.– Arrancó el descuento para las 72 horas más determinantes de la España moderna , y la inquietud es generalizada. Mientras el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy , se acerca cada vez más a la “intervención” de la autonomía catalana, luego de que, ayer, el gobierno local se negó a ratificar si declaró o no la independencia, la tensión escaló aún más con la detención de dos destacados promotores de la causa separatista.
El gobierno de Carles Puigdemont tiene plazo hasta pasado mañana para rectificar que no se ha declarado la independencia. De lo contrario, Rajoy dijo que avanzará la herramienta constitucional que habilita el artículo 155. Pero eso es algo que se sabe cómo empieza y no cómo termina. "Sería lamentable" llegar a eso, admitió ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Para sumar dinamita a la mecha, la justicia envió anoche a prisión a dos activistas de la independencia catalana , acusados del delito de sedición. Es la primera vez que eso ocurre desde que estalló la crisis catalana. Se trata de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural, respectivamente. Dos plataformas populares que fueron vitales para permitir el referéndum secesionista del 1º pasado (ver aparte).
Ambos marcharon a prisión como lo hacen los héroes en los grandes relatos de épica: dejando mensajes a sus seguidores para que no abandonen la lucha. "La república es nuestra bandera", dijeron en un par de videos grabados antes de comparecer ante el tribunal.
El clamor popular anoche en Cataluña era pura emoción independentista y rabia contra Madrid, donde habitan "los opresores y represores de siempre". Se espera, hoy, un día tenso.
El jefe de los Mossos d'Esquadra, la policía regional catalana, podrían haber corrido la misma suerte de "los dos Jordis", tal como se habla de los dos presos. Pero, pese a que el fiscal también había pedido prisión, al mayor Josep Lluis Trapero, al igual que a la intendenta de la fuerza, Teresa Laplana, la Audiencia Nacional les permitió volver a casa. Aunque con medidas cautelares: se les retuvo el pasaporte, se les prohibió salir de España y se los obliga a presentarse en sede judicial cada quince días. Para Trapero, el policía de confianza de Puigdemont, fue una humillación.
Pero la cárcel de los dos activistas fue otra cosa. Fue el nacimiento de una bandera. La narrativa de los hechos era, otra vez, campo de batalla para la emoción popular. Si había hambre de épica, la detención se la dio servida (ver aparte).
Fue el cierre de una jornada en la que, una vez más, el devenir de Cataluña tuvo en vilo al país.
Por la mañana, el gobierno de Rajoy se había visto forzado a activar la cuenta regresiva para disponer, posiblemente pasado mañana, una inédita intervención de la autonomía catalana.
El reloj fue puesto en marcha ante la decisión del presidente de la Generalitat, que decidió evitar una respuesta clara al requerimiento formal sobre lo que ocurrió el pasado martes en el Parlamento catalán. Ese día, Puigdemont teatralizó una declaración de independencia y el nacimiento de una república en Cataluña. Pero, segundos después, dejó en suspenso sus efectos para "abrir una etapa de negociación y diálogo".
Como nadie entendió nada -ni siquiera su alianza de gobierno-, Rajoy, con el apoyo de las principales fuerzas políticas nacionales, lo emplazó para que contestara si había declarado la independencia.
"Es una pregunta simple y, para no seguir confundiendo, le pido que la conteste con claridad. Con un sí o con un no", reclamó Rajoy. El plazo para eso vencía ayer, a las 10 de la mañana. Tal como previeron analistas, Puigdemont evitó una respuesta. En cambio, cuestionó la represión policial y propuso una "negociación sincera" a Rajoy.
Lo novedoso es que, esta vez, puso plazo a la "oferta de diálogo": dos meses. El gesto se interpretó como un guiño a los sectores más radicales de su gobierno, que le pedían "independencia ya".
El gobierno de Madrid consideró "no válida" la respuesta de Puigdemont. "El diálogo tiene que ser dentro de la legalidad", dijo la número dos del gobierno español. Sáenz de Santamaría "lamentó" la opción elegida por Puigdemont y lo exhortó a reconsiderarla. "Él será el responsable de lo que pase", subrayó.
El ultimátum vence pasado mañana, a las 10. Lo que está sobre la mesa es la aplicación del artículo 155 de la Constitución española, que habilita a Madrid a tomar control de una de las 17 autonomías que componen el país. Se trata de una medida inédita y que provoca incertidumbre. No es sencillo tomar el control de una autonomía y llamar a elecciones. Las connotaciones y eventuales derivaciones no son desdeñables.
Nadie en el gobierno español ni en la oposición quiere la vía del choque. Ayer a la noche, sin embargo, esa opción parecía cada vez más cerca.
La trayectoria de los "dos jordis"
- Jordi Sánchez
Presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña
Profesión: licenciado en Ciencias Políticas
Edad: 53 años
- Está al frente de la ANC desde 2015. A diferencia de Jordi Cuixart, ya era conocido en los círculos políticos. Fue defensor del pueblo de Cataluña, miembro de la Crida per la Solidaritat, asociación catalanista muy activa en los 80, y también militante del partido ICV
- Es profesor en la Universidad de Barcelona y organizó todas las grandes marchas por la independencia catalana
Jordi Cuixart
Presidente de Òmnium Cultural
Profesión: empresario
Edad: 42 años
- Vinculado con asociaciones catalanistas desde hace años, es socio de Òmnium desde 1996 y ocupó varios cargos dentro de la asociación que nació para defender la lengua catalana durante el franquismo
- Sin haber terminado el secundario, Cuixart fundó su propia empresa a los 29 años, una firma de embalajes que se adhirió a la FemCat, una organización empresarial que aboga por la independencia catalana
Codorníu se suma al éxodo de empresas
Codorníu, uno de los mayores fabricantes del emblemático cava catalán, decidió ayer trasladar su sede de Barcelona a La Rioja, en el norte de España, ante la "incertidumbre" creada por el plan independentista del gobierno en Cataluña.
El consejo de administración de Unideco, empresa holding de la marca, señaló en un comunicado que el traslado se debe "a la situación de incertidumbre política y jurídica en la que se encuentra sumida Cataluña" y busca "garantizar los intereses de sus trabajadores y clientes".
La salida de Codorníu se suma a otras grandes empresas. La sangría incluye a CaixaBank y Sabadell, los dos mayores bancos de Cataluña, y gigantes como Gas Natural Fenosa o el grupo internacional Agbar, matriz de Aguas de Barcelona.
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