Cifras que engañan: Grecia sale de la recesión, pero no de los problemas
ATENAS.- Hace 10 días, Grecia salió oficialmente de la recesión más profunda que conoció un país occidental en el último siglo: 24 trimestres consecutivos que rebanaron el 25% de la riqueza nacional y destruyeron más de un millón de empleos.
Las estadísticas tienen un aspecto más saludable. Pero, para salir de ese pozo de retroceso y empobrecimiento, el país necesitará años o incluso décadas hasta que puedan disiparse las consecuencias sociales.
"Prometo que el crecimiento continuará a un ritmo aun mayor", declaró el primer ministro griego, Antonis Samaras. "Ningún griego quedará atrás. Ha vuelto la esperanza. Grecia está de regreso", clamó.
El PBI creció 0,4% en el segundo trimestre y 1,7% en el tercero, cifras que provocaron la envidia del resto de la zona euro. Pero las declamaciones no pueden ocultar las heridas que estos años provocaron. Y esas cifras son las que realmente causan escalofríos.
Esa miseria no se ve en las calles de Atenas. Pero en una de cada cinco familias griegas nadie tiene trabajo. Por increíble que parezca, un tercio de los griegos más sus familias directas perdieron todo seguro médico debido a un desempleo prolongado.
Hace tres años, el cardiólogo Georges Vichas fundó la Clínica Comunitaria Metropolitana para seguir ocupándose de aquellos pacientes que habían perdido todos sus derechos de salud. Actualmente dirige un equipo de más de 250 voluntarios que reciclan medicamentos, hacen controles sanitarios gracias a equipamiento donado y toman turnos en clínicas y hospitales que ofrecen servicios caritativos.
"Jamás imaginé que nuestra tarea llegaría a estos niveles -confiesa-. La gente que viene a vernos se siente humillada, indignada y profundamente triste. Nuestro único objetivo es reemplazar esos dramáticos sentimientos por un poco de esperanza."
Las consecuencias de la recesión se hicieron sentir en todos los sectores del país, recortando servicios públicos y terminando incluso con viejas tradiciones. Sus manifestaciones suelen rayar el absurdo.
La mayoría de las 5000 islas griegas son accesibles sólo por ferry. En verano. Porque en invierno, debido a la crisis, los buques sólo navegan a los destinos rentables. Ahora, también por razones de austeridad, muchas de esas poblaciones se quedaron sin el único hospital que tenían. En caso de extrema gravedad, los enfermos dependen de la aleatoria llegada de un helicóptero-ambulancia.
"Los maestros pierden sus puestos, los médicos se quedan sin trabajo, los hospitales cierran? ¿Cómo la gente no se va sentir completamente abandonada?", dice Kostas Dimitri, uno de los responsables municipales de Samos.
"La duración de la crisis económica no tiene ninguna relación con la que será la duración de sus consecuencias sociales", advierte Elena Yaris, socióloga de la Universidad de Atenas. "La recesión podrá haber durado seis años, pero la crisis social durará mucho más", insiste.
Durante las horas más negras de la recesión, 1000 personas perdían su trabajo cada día.
Una de esas víctimas fue Antonis Simitis, de 60 años, gerente de restaurante que no trabaja desde 2010.
"Lo único que pedimos es dar de comer a nuestras familias y vivir con dignidad", dice con hilo de voz, mientras fuma un cigarrillo tras otro.
Cada noche de la semana, como un amante engañado, Simitis viene a pararse un momento frente a la entrada de Il Gatto, el restaurante donde trabajó durante 30 años en Atenas.
"Era mi casa. Y sus dueños, mi familia. Pero la crisis barrió hasta con los buenos sentimientos cuando nos vimos en la calle de la noche a la mañana", confiesa.
En Grecia, el desempleo se disparó del 7% a mediados de 2008 a 28% en 2013, cuando quebraron más de 23.000 empresas.
En ese tsunami, los jóvenes pagaron el peor precio con 60% de paro. En esas condiciones, una generación entera está perdiendo la oportunidad de aprender y de adquirir la experiencia necesaria para asegurar el futuro del país.
Aumentan los males sociales
A pesar de haber cotizado contra la desocupación, quienes pierden su trabajo perciben la suma irrisoria de 360 euros por mes (un litro de nafta cuesta 1,70 euros) en calidad de seguro de desempleo y sólo por 12 meses. Más del 80% de los griegos que carecen de trabajo agotaron sus derechos y ya no reciben ninguna ayuda financiera.
Para los especialistas, la persistencia de la crisis provocó una drástica reducción del número de nacimientos, un sensible aumento del alcoholismo, del uso de drogas y de suicidios.
Según Unicef, la pobreza infantil alcanzó niveles preocupantes. En un reciente estudio realizado por esa organización de Naciones Unidas entre 41 países desarrollados, Grecia tuvo la tasa de pobreza infantil más alta: pasó de sólo 23% en 2008 a 40,2% en 2012.
El estudio también demostró que, desde 2008, se duplicó el número de hogares con niños que no pueden comer carne o pescado cada dos días. Para Unicef, la mayoría de los niños griegos afectados por la crisis padecerán sus consecuencias "por el resto de sus vidas".
En lo peor de la depresión, los médicos observaron un sensible aumento del número de casos de sida, probablemente debido a los recortes en los programas de recuperación de agujas.
"Gracias a la presión internacional y a medidas excepcionales, esa tendencia parece haberse estabilizado. Pero no sucede lo mismo, por ejemplo, con los tratamientos de cáncer", señala el doctor Vilchas. "¿Quién puede pagar un tratamiento que cuesta entre 20.000 y 30.000 euros si carece de seguro médico?", agrega.
Bomba de tiempo
Las consecuencias de la crisis sobre la salud pública se transformaron en una "bomba de tiempo", argumenta. "Sólo basta pensar en todos esos niños que, por falta de medios, simplemente dejaron de vacunarse. Todo médico sabe que un tratamiento es mucho más caro que la prevención", concluye.
En momentos en que el gobierno griego intenta convencer a sus acreedores (el FMI, la UE y el Banco Central Europeo) de aliviar la estricta tutela a la que sometieron al país en 2010, muchos especialistas consideran que la actual recuperación no es sustentable.
"Una reactivación sin creación de puestos de trabajo no es una reactivación", señala el economista griego Joannes Papadopus. "El crecimiento sólo puede ser reactivado mediante un gran programa de desarrollo financiado por la UE. Lo demás es fantasía", insiste.
En un reciente libro publicado por la Universidad de Oxford, The Body Economic: Why Austerity Kills, el profesor David Stuckler afirma por su parte que -como era previsible- el programa de austeridad impuesto a Grecia por sus acreedores sólo "ha conseguido destruir la única fuente de energía que tiene cualquier país: su gente".
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