Correa se roba el protagonismo de la campaña para impulsar a su candidato
QUITO.- Desde la primera vuelta electoral pasaron seis semanas de agitación en las que hubo agresiones verbales y hasta físicas contra los aspirantes a la presidencia. Finalmente Ecuador amaneció ayer en calma por la veda para los comicios de mañana en los que, llamativamente, el principal protagonista no es candidato.
Supuestamente, el próximo 24 de mayo se irá a vivir a Europa y se retirará de la política "por lo menos algunos años", según dijo, pero ante el riesgo de desaparición de la "revolución ciudadana" que fundó hace una década, el presidente, Rafael Correa, asumió todo el protagonismo de este ballottage donde, según las encuestas, el oficialismo podría imponerse por una leve ventaja.
"Cuando lanzó la candidatura de Lenín Moreno, Correa ya había hecho una advertencia muy clara para marcar territorio cuando comparó su país con la Argentina, y consideró que el principal error de Daniel Scioli fue intentar diferenciarse de Cristina Kirchner", recordó a la nacion el analista político Pablo Ospina.
Sin embargo, durante la campaña para la primera vuelta, Moreno no tuvo en cuenta esa advertencia y chocó varias veces con Correa. Definió uno de los proyectos estrella del oficialismo, las "escuelas del milenio", como un "elefante blanco", y también recibió un llamado de atención del presidente cuando propuso reformar el sistema impositivo. Pero todo cambió luego del 19 de febrero, cuando no logró el 40% de los votos necesarios para evitar un ballottage junto al candidato de centroderecha, el ex banquero Guillermo Lasso. Correa se puso entonces la campaña al hombro y abroqueló al oficialismo a su alrededor.
"A partir de ese momento, Moreno aseguró que sus diferencias con el presidente eran «sólo de estilo» y hasta justificó el «espíritu confrontador» del mandatario", señaló Ospina.
El candidato de Alianza País, que canta canciones de Joan Manuel Serrat y cuenta chistes en sus actos, evitó la confrontación de propuestas con Lasso. El oficialismo trabó su concurrencia a un debate televisivo, y quedaron en boca de Correa las declaraciones más fuertes de la campaña.
Cuando la semana pasada Lasso fue agredido con palos y piedras mientras veía junto a su familia el partido de la selección contra Colombia en el Estadio Atahualpa, Correa lamentó el episodio, pero acusó la "doble moral" de la oposición por no repudiar otras agresiones contra el oficialismo.
Simultáneamente, en estas semanas, el presidente emprendió una compulsiva inauguración de obras como el hospital de Guayaquil, el más grande de Ecuador, con seis torres de ocho pisos, además de varios proyectos en las zonas más alejadas, precisamente donde el voto le fue más desfavorable al oficialismo en la primera vuelta.
Y la estrategia parece haber funcionado.
Según la mayoría de las encuestas, Moreno podría superar por cuatro o cinco puntos a Lasso en los comicios de mañana.
"Aquí se suman dos factores", explicó Ospina. "En política, para una primera vuelta electoral pesa más el voto positivo, los motivos por los que el votante apoya a determinado candidato frente a otro. Y ahí Moreno es mucho más frágil porque no tiene propuestas propias. Su carta de presentación son los logros de esta década. Para la segunda vuelta, en cambio, lo que más importa es el voto negativo, la inmensa cantidad de votantes que no apoya a ninguno de los dos y que se decide por el menos malo. Y ahí Lasso, un ex banquero que se enriqueció durante el corralito ecuatoriano de 1999, es un candidato mucho más vulnerable que Moreno", señaló el analista.
Lo cierto es que los comicios de mañana aún no están definidos.
En el mercado popular Santa Clara, en el centro de Quito, el oficialismo tiene el voto asegurado entre la mayoría de los comerciantes.
Este galpón techado de poco más de una manzana es el sitio preferido de las clases media-baja para almorzar al paso unos pinchos de pollo cocinados a las brasas o un locro que impregna con su aroma todos los rincones del lugar. En otros puestos del mercado se puede comprar también verduras y artículos en general.
Guillermo González, de 48 años, y Silvana Rivera, de 43, son un matrimonio con tres hijos, que desde hace 23 años tiene allí un pequeño puesto de venta de alimentos envasados y bebidas. "Con Correa nuestra vida mejoró muchísimo", dijo González. "Con tantas crisis que vivió este país, toda la vida vivimos endeudados y alquilando. Nadie nos prestó ni nos regaló nada, pero Correa puso orden en la economía y finalmente hace seis años pudimos juntar nuestros ahorros y comprar una vivienda aquí en Quito. Por eso apoyamos a Moreno para que sigan estas medidas que ayudan a los que menos tienen", afirmó.
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