Crece la presión armenia para que el mundo reconozca el genocidio
La capital de la pequeña nación del Cáucaso recibió a delegaciones de más de 30 países para honrar a las víctimas en el 100° aniversario de la masacre
EREVÁN.- Armenia amaneció diferente ayer. Desde hace tiempo que se había preparado para este 24 de abril, en el que se cumplió el centenario del inicio de lo que aquí consideran el primer genocidio del siglo XX, a manos del Imperio Otomano. Con los actos de conmemoración, este pequeño país del Cáucaso Sur rindió homenaje a las víctimas del pasado, pero, a la vez, buscó marcar un hito de cara al futuro, en su búsqueda de un mayor reconocimiento internacional de aquella trágica historia.
Con la presencia de delegaciones de más de 30 países, el mayor espaldarazo para la causa llegó con la presencia de los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Francia, François Hollande. Fueron los últimos en aparecer en el monumento dedicado a 1,5 millones de víctimas que, según los armenios, dejó la persecución otomana.
"El centenario es un llamado a la paz y a la reconciliación. En Turquía, hay muchas palabras importantes que ya se dijeron, y hay palabras importantes que todavía deben ser dichas y que serían importantes para calmar el dolor", dijo en su enérgico discurso Hollande, que, junto con Putin, fue el líder extranjero más aplaudido y buscado por los flashes.
Cien años después de la masacre, Armenia y su vecina Turquía aún mantienen tensas relaciones diplomáticas por la versión de los hechos. Los armenios afirman que en el final del Imperio Otomano el gobierno del partido nacionalista Comité de Unión y Progreso aplicó un plan sistemático para aniquilar a su comunidad, con ejecuciones, deportaciones y marchas forzosas iniciadas el 24 de abril de 1915, cuando las autoridades otomanas temían que los cristianos armenios se pusieran del lado de Rusia, su enemiga en la Primera Guerra Mundial.
Por su parte, Turquía sostiene que hubo una guerra civil, a la que se sumó una hambruna, y que en realidad murieron entre 300.000 y 500.000 armenios, y otros miles de turcos. Según Ankara, afirmar que hubo un genocidio es cruzar una línea roja.
Hasta ahora, sólo 22 países (entre ellos, la Argentina) reconocieron oficialmente el genocidio armenio. Dos semanas atrás, el que había desatado la furia de Turquía había sido el Papa, cuando en una misa evocó la "horrible masacre" de armenios y la calificó como "el primer genocidio del siglo XX".
Ayer, cada mención o aparición de Francisco en las pantallas fue acompañada por aplausos por los armenios, que lo sumaron como un aliado fundamental para su lucha.
En su discurso de ayer, el presidente armenio, Serzh Sargsyan, expresó su esperanza de que los últimos pasos para reconocer la masacre como genocidio ayuden a "disipar la oscuridad de 100 años de negación" por parte de Turquía.
El otro aniversario
Sin embargo, el gobierno turco tuvo otros planes. En lo que fue interpretado aquí como una provocativa forma de contrarrestar los actos en Ereván, Ankara retrasó para ayer una ceremonia por el centenario de la batalla de Galípoli, una de las mayores victorias del Imperio Otomano durante la Primera Guerra. Representantes de varios países acompañaron al presidente Recep Tayyip Erdogan en el acto, entre ellos, el príncipe Carlos de Inglaterra.
En tanto, Putin, otro de los aliados de peso para Armenia, dijo en su discurso que Moscú siempre tuvo una posición consistente sobre lo ocurrido hace 100 años.
"Consideramos que los asesinatos en masa son imposibles de justificar. La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para que los trágicos acontecimientos del pasado no se repitan", subrayó el presidente, que se estrechó en un abrazo con Hollande cuando llegó hasta el palco. Cerca, también en la primera fila, estaba el canciller Héctor Timerman, el enviado de la Argentina (ver aparte).
En una mañana muy fría en Ereván, cada uno de los líderes y representantes de los gobiernos caminó por el complejo Tsitsernakaberd Memorial, dedicado a las víctimas, con una rosa amarilla que luego fue colocada en el centro de una corona con forma de nomeolvides, la flor de cinco pétalos que se convirtió en el símbolo de la conmemoración.
Desde hace días que toda la ciudad está maquillada con carteles alusivos al centenario, como uno que dice "Yo recuerdo y demando". Como nunca antes, Ereván se preparó para recibir a cientos de dirigentes políticos y religiosos de todo el mundo. También viajaron una multitud de armenios de la diáspora, incluidos los de la Argentina, donde está la tercera comunidad de armenios más amplia del mundo.
Entre los norteamericanos de origen armenio, los presentes ayer en el acto central no pudieron ocultar su disgusto con la decisión de Barack Obama de enviar a Ereván al secretario del Tesoro, Jack Lew, a quien calificaron como un dirigente de peso menor para la ocasión. Además, por lo bajo, criticaron al presidente por volver a evitar la palabra "genocidio" para recordar la masacre. "Fue la primera atrocidad masiva del siglo XX", indicó Obama en un comunicado.
Para los armenios, la conmemoración del centenario puede ser un punto de inflexión en su lucha con la comunidad internacional. "Espero que gracias a todo lo que se vivió en los últimos días más países reconozcan el genocidio de nuestro pueblo", se esperanzó Ashot Tsormutyan, un administrador que justo ayer cumplió 25 años. Y puso como ejemplo a Alemania, cuyo presidente, Joachim Gauck, anteayer usó esa denominación por primera vez, marcando un cambio en la postura oficial de Berlín. "Esta pelea de tantos años no está siendo en vano", remarcó Tsormutyan.
Luego de que se apagaron las luces oficiales, llegó el turno de los ciudadanos para recordar a las víctimas. Anoche, como en una procesión, una marea de miles de personas con antorchas, velas y banderas partió a pie desde la Plaza de la República hasta la colina donde se erige el memorial por el genocidio, en el cierre de los actos conmemorativos.
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