EE.UU. busca desplegar armas en el espacio
NUEVA YORK.– La Fuerza Aérea norteamericana, con el argumento de que debe asegurar el espacio para proteger a la nación de un ataque, pretende que el presidente Bush apruebe una directiva de la oficina de seguridad nacional que podría llevar a los Estados Unidos a desplegar armas espaciales de defensa y de ataque, según la Casa Blanca y oficiales aeronáuticos.
El cambio propuesto significaría una sustancial modificación de la estrategia política norteamericana. Muchos aliados y enemigos eventuales de los Estados Unidos casi seguramente se opondrían a la medida, ya que advirtieron que podría crear una carrera armamentista en el espacio.
Un alto funcionario del gobierno señaló que el eventual decreto presidencial sustituiría la política del gobierno de Clinton, que propiciaba una utilización más pacífica del espacio, incluyendo el apoyo logístico de satélites espías para operaciones militares, el control de armamentos y pactos de no proliferación. Cualquier despliegue de armas espaciales afrontaría obstáculos financieros, tecnológicos, políticos y diplomáticos, aunque ningún tratado ni ley impiden a Washington instalar armas en el espacio, salvo las de destrucción masiva.
Se espera un decreto presidencial dentro de pocas semanas, según el alto funcionario del gobierno que interviene en la política espacial y que aclaró que la orden aún está en los tramos finales de revisión.
La fuerza aérea aclaró que el plan no significa la militarización del espacio. "El objetivo principal del proceso no es instalar armas en el espacio", dijo una vocera de la fuerza aérea, la mayor Karen Finn. "El verdadero objetivo -agregó- es tener libre acceso en el espacio".
Sin embargo, con escaso debate público, el Pentágono ya gastó miles de millones de dólares en el desarrollo de armas espaciales y elabora planes para desplegarlas. "No hemos llegado aún al punto de bombardear desde el espacio", dijo durante un simposio sobre guerra espacial Pete Teets, que el mes pasado dejó de ser el secretario en ejercicio de la fuerza aérea. "Sin embargo -prosiguió- estamos pensando en eso."
En enero de 2001, una comisión encabezada por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, opinó que las fuerzas armadas deberían "asegurar que el presidente tenga la opción de ordenar el despliegue de armas en el espacio". Y añadió que "se necesita una explícita política de defensa y guía de la seguridad nacional para orientar el desarrollo de la doctrina, conceptos de operaciones y capacidades espaciales, incluyendo sistemas de armas que funcionen en el espacio".
En 2002, después de analizar el informe de la comisión espacial de Rumsfeld, Bush se apartó del Tratado de Misiles Antibalísticos, que estaba en vigor desde hacía 30 años y que prohíbe las armas instaladas en el espacio. Desde entonces, la fuerza aérea norteamericana ha pretendido una nueva política presidencial que ratifique oficialmente la idea de lograr una superioridad espacial norteamericana.
La misión exigirá nuevas armas y satélites espía, nuevas formas de combate y, según los cálculos, cientos de miles de millones de dólares. Además, afronta enormes obstáculos tecnológicos. Y muchos de los aliados norteamericanos objetan la idea de que el espacio es una frontera norteamericana.
Sin embargo, "parece haber pocas dudas de que el despliegue de armas en el espacio es algo que tiene aceptación en la fuerza aérea en sus planes para el futuro", expresó en un nuevo estudio el capitán David C. Hardesty, del cuerpo de profesores de la Escuela de Guerra Naval.
Una nueva estrategia de la fuerza aérea, denominada Global Strike (Ataque Global), insta a contar con un avión espacial-militar que transporte armas teledirigidas con media tonelada de municiones.
El general Lance Lord, que está al frente del Comando Espacial de la fuerza aérea, sostuvo ante el Congreso el mes pasado que la estrategia Ataque Global representaría "una capacidad o recurso increíble" para destruir centros de comando o bases de misiles "en cualquier parte del mundo".
Documentos del Pentágono indican que esa arma podría lanzar un ataque desde el otro lado del mundo en 45 minutos. "Este es el tipo de Ataque Global inmediato que considero de máxima prioridad para nuestra fuerza misilística y espacial", afirmó Lord.
El impulso de la fuerza aérea hacia el espacio se aceleró debido al fracaso del Pentágono en desarrollar un sistema de defensa de misiles nucleares en tierra. Después de 22 años y de gastar casi 100.000 millones de dólares, los funcionarios del Pentágono expresan que no pueden hoy, de manera confiable, detectar y eliminar una amenaza.
"¿Estamos libres de preocupaciones? No. Tenemos un largo camino por recorrer y muchos ensayos por delante", previno el teniente general Trey Obering, que dirige la Oficina de Defensa de Misiles.
Mientras esa oficina se empeña en desarrollar una nueva tecnología para un arma de rayos láser instalada en el espacio, la fuerza aérea ya cuenta con un arma potencial en órbita. En abril pasado, lanzó el XSS-11, un microsatélite experimental, técnicamente apto para desactivar los satélites de comunicaciones y reconocimiento militar de otros países.
Otro programa espacial de la fuerza aérea, llamado "Rods From God" (Barras de Dios), tiene el propósito de arrojar cilindros de tungsteno, titanio, o uranio desde el espacio para destruir objetivos en tierra, haciendo impacto a una velocidad superior a los 10.000 kilómetros por hora con la fuerza de una pequeña arma nuclear.
Un tercer programa haría rebotar rayos láser de espejos colgados de satélites espaciales o de inmensos dirigibles a gran altitud, reorientando los rayos letales hacia blancos en cualquier parte de la Tierra. Un cuarto aspira a transformar las ondas radiales en armas de diversa capacidad de destrucción, según los términos de un plan de la fuerza aérea.
El capitán Hardesty, en la nueva edición de la Naval War College Review, exhorta a elaborar un "profundo análisis militar" sobre esos programas, que deben ser acompañados por "un gran debate público".
Advirtió, además, que otros países -no necesariamente aliados- seguirían el ejemplo de Estados Unidos.
Altos funcionarios militares y especiales de la Unión Europea, Canadá, China y Rusia han objetado públicamente la noción de la superioridad espacial norteamericana.
"Ellos creen que Estados Unidos no es dueño del espacio; nadie es dueño del espacio", dijo Teresa Hitchens, vicepresidenta del Centro para Información de Defensa, un centro de estudios que suele ser crítico del Pentágono.
Pero Lord desestimó estas objeciones, al igual que las críticas por el elevado costo del programa. "La superioridad espacial no es nuestro derecho por naturaleza, pero es nuestro destino -dijo-. Es nuestra visión para el futuro".
Estaba activa la granada lanzada a Bush
- WASHINGTON (ANSA).- Fuentes del FBI revelaron ayer que la granada hallada en la Plaza de la Libertad de Tiflis, en Georgia, luego de que el presidente George W. Bush pronunció un discurso allí la semana pasada, estaba activa y pudo haber explotado y causado víctimas. El agente del FBI Brian Paarmann señaló que la granada fue lanzada desde la multitud al escenario en el que se encontraba Bush y que falló debido a un desperfecto en el mecanismo de activación del explosivo. Este dato contradice la información divulgada por Tiflis, según la cual la granada no estaba en condiciones de explotar y era inofensiva.
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