El poder de Bárcenas, en las sombras y casi absoluto
El ex tesorero del PP afianzó durante tres décadas su fama de dirigente más temido
MADRID.- Luis Bárcenas fue el único dirigente capaz de enmudecer al Partido Popular (PP). Lo hizo tras su imputación en el caso Gürtel, en los días previos a su dimisión como tesorero y antes de dejar el acta de senador, en abril de 2010. Y lo hace ahora, dos semanas después de ingresar en la cárcel, desde donde mantiene en vilo al partido. El antiguo responsable de finanzas del oficialismo encarnó, según admiten en las filas del PP, un poder casi absoluto, ajeno a los juegos políticos y, sin embargo, a veces más determinante.
Quedó claro a mediados de enero, cuando la Audiencia Nacional destapó los manejos del antiguo responsable de finanzas de los populares con sus cuentas suizas: la reactivación del caso Bárcenas por parte del juez Pablo Ruz obligaba al partido a enfrentarse a su pasado. Esta circunstancia reflejaba una evidencia: nadie quería pronunciarse abiertamente sobre el ex tesorero. Y también disparaba las inquietudes internas: por lo que la dirección le había permitido y aún les estaba consintiendo y por la información explosiva que manejaba. Una información, recogida en la contabilizad manuscrita publicada por El País el 31 de enero, que revela donaciones de empresarios a la cúpula del partido, de un dirigente que llevó 30 años en el corazón del PP.
A pesar de no haber tenido nunca un cargo de relevancia política, carecer de interés mediático y estar teóricamente en un segundo plano, Bárcenas podía controlar todos los resortes del poder. Un hombre que, como resume un dirigente de la época de José María Aznar, representaba el poder fáctico, "el poder aparte y no sujeto a cambios políticos".
Esa fuerza llevó a un joven de 25 años, la edad que tenía cuando ingresó en la Alianza Popular de Manuel Fraga en la categoría de "licenciado" el 2 de marzo de 1982, a tener el salario más alto del partido, 255.670 euros brutos anuales. De nóminas y retribuciones aprendió el propio Bárcenas desde el primer momento. Hasta su dimisión provisional, en julio de 2009, todos los contratos, ingresos y pagos de la formación pasaron por sus manos y control, primero como gerente y después como tesorero. Se relacionó con los antiguos responsables de finanzas Ángel Sanchís y Rosendo Naseiro. Salió indemne del escándalo de financiación irregular del caso Naseiro, que estalló en 1990 y quedó en la nada por la anulación de las cintas que dieron pie a la investigación y que le mencionaban de forma colateral.
Afianzó su poder en la etapa de Aznar, pero fue testigo de todos los vendavales que azotaron la cúpula de los populares. Y sobrevivió a todos los cambios, los virajes políticos y los equilibrios internos.
Bárcenas trabajó directamente con Mariano Rajoy cuando el actual líder era vicesecretario general, y en las campañas electorales que dirigió, en 1996 y 2000. Mantuvo una estrecha relación con Francisco Correa, cabecilla de la trama corrupta Gürtel, y, sin expresar opiniones políticas, se fue granjeando la fama de dirigente más temido del PP.
Lo hizo desde la supuesta discreción de su departamento, desde un mundo más técnico y apartado que a veces resulta más importante que la primera línea de las decisiones estratégicas. Desde allí se mostraba "distante y atento a guardar el trato respetuoso con los demás directivos", aunque también "por mostrar su autoridad con los empleados de Génova como jefe de personal que también era". Casi todos, con matices, temían a Bárcenas en la sede nacional del partido. Y casi todos temen ahora sus secretos.
¿Quién fue Bárcenas en el PP? Prácticamente nadie niega ahora que pese a la discreción propia de su cargo fue uno de los dirigentes más poderosos. Trabajó codo con codo con los diferentes secretarios generales, responsables de facto de la gestión del PP durante 30 años: Jorge Verstrynge, Alberto Ruiz-Gallardón, Cascos, Ángel Acebes, Javier Arenas y María Dolores de Cospedal, que forzó su salida tras su imputación en el caso Gürtel.
Precisamente esas circunstancias evidenciaron, en abril de 2010, todo el poder de Bárcenas. Volvieron a dispararse los temores, reflejaron divisiones internas y la preocupación del propio Rajoy. El entonces líder del principal partido de la oposición, que le defendió a ultranza hasta el último momento, citó al ex tesorero en dos ocasiones en menos de una semana. En la segunda reunión, celebrada en el despacho de Rajoy se pactó de forma amistosa su salida de la tesorería del PP. Ahora, y a pesar del mensaje de tranquilidad transmitido por los principales dirigentes, dos semanas después de ingresar en la cárcel, Bárcenas sigue manteniendo en vilo al PP.
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