El regreso de Guaidó vuelve a elevar al máximo la tensión en Venezuela
Pese a las amenazas de Maduro de detenerlo, el presidente encargado llega hoy a Caracas tras una gira por la región; convocó a dos días de movilizaciones y advirtió sobre un levantamiento
CARACAS.- Juan Guaidó convocó hoy al pueblo venezolano para que lo proteja en su regreso a Caracas, en medio de la incertidumbre nacional y ante los ojos expectantes del mundo. La gira realizada por el presidente encargado en la región, que lo llevó a cinco países, lo reforzó ante las amenazas desplegadas por Nicolás Maduro y varios dirigentes chavistas.
Tras el baño de multitud y cariño que le brindaron miles de venezolanos en la Argentina y Ecuador, el presidente del Parlamento advirtió que si es detenido habrá un levantamiento popular en el país. "Si me pasa algo hay instrucciones muy claras a nivel de movilización y acciones internacionales", dijo.
La convocatoria de protesta nacional tiene hora determinada: las 11, hora local (las 12 de la Argentina). La oposición eligió puntos de concentración en todos los estados, incluida una protesta en la parroquia de Urimare, cercana al aeropuerto. El discípulo de Leopoldo López aterrizó ayer en Bogotá, desde donde tiene previsto volar a Venezuela acompañado por medios de comunicación.
A su llegada lo esperaría un comité de bienvenida conformado por diplomáticos, diputados y personalidades nacionales, entre ellas, obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana. Anoche, embajadores y encargados de Europa y del continente esperaban la confirmación de los últimos detalles para asegurar su presencia en el aeropuerto. Se da por descontado que el gobierno cercará el aeropuerto y bloqueará los accesos desde Caracas.
Ese es el plan previsto, salvo sorpresas de última hora, ya habituales en la estrategia seguida en el desafío inédito del presidente del Parlamento contra la todopoderosa revolución. Otro día D, una semana y media después de la odisea ya vivida para llegar a Cúcuta: 40 horas de viaje, con barricadas, disparos, huesos rotos, helicópteros y connivencia con grupos locales para acabar cruzando a la carrera uno de los puentes fronterizos con Colombia.
Tras conversar en Salinas con el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, otrora aliado bolivariano, y continuar a Guayaquil, Guaidó lanzó una nuevo guiño a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), clave en su táctica de resquebrajamiento del poder revolucionario: "Gracias también a las Fuerzas Armadas de su país [Ecuador], fueron ellas un muro de contención ante las pretensiones de Rafael Correa. ¡Son ejemplo para la región!".
Un retorno que demanda el 85% del país, según la última encuesta de Hercón. Otra encuesta de Datanálisis confirma que si hoy se realizaran unos comicios entre los dos líderes venezolanos, Guaidó aplastaría con el 77% de los votos a un Maduro que solo alcanza el 23%.
"Cualquier acción que pretenda afectar su seguridad personal o interrumpir su retorno a Venezuela sería enfrentar al pueblo y a los más de 50 países que lo apoyamos", resumió el presidente panameño, Juan Carlos Varela. De momento, el gobierno colombiano ha advertido que "promoverá mecanismos jurídicos y diplomáticos pertinentes para la efectiva protección de derechos y libertades" de Guaidó. "Si fuera arrestado verían una reacción muy grande por parte del pueblo venezolano y una reacción muy grande en la comunidad internacional", vaticinó Elliot Abrams, enviado especial de Trump para la crisis venezolana.
La UE también se pronunció, anticipando que "cualquier medida que pudiera poner en riesgo la libertad, seguridad o integridad personal de Guaidó representaría una gran escalada de tensiones y enfrentaría la firme condena de la comunidad internacional".
"Lo esperaremos en la calle, el pueblo aumenta su presión", aseguró el dirigente opositor Andrés Velásquez.
En el otro lado, Diosdado Cabello, número dos de la revolución, lo tiene muy claro: "Lo estamos esperando en Maiquetía, Carneiro [gobernador del estado de Vargas, colindante con la capital y donde está situado el aeropuerto internacional] le tiene un comité de recepción".
Los radicales aprietan al "hijo de Chávez" mientras parte de su equipo se encuentra de viaje en Moscú. "Como venezolana me da vergüenza la actitud de Guaidó, una persona que no se limita a hacer el ridículo en el país, sino que ahora le ha dado por hacer el ridículo internacional", disparó la vicepresidenta Delcy Rodríguez. En los últimos días han pasado por la capital rusa parte de la cúpula chavista más próxima a Maduro, desde el vicepresidente económico, Tareck El Aissami, hasta el ministro de Economía, Simón Zerpa, pasando por Calixto Ortega, presidente del Banco Central de Venezuela (BCV).
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) prohibió al presidente encargado la salida del país, basándose en unas acusaciones sin ninguna prueba. Y esa es la tesitura que hoy evalúa Maduro: enfrentarse al rechazo internacional o no ejecutar la "privativa de libertad" que demandan dirigentes bolivarianos. Medición de costos, como la llaman los politólogos, resignado el jefe bolivariano, de momento, a no repetir con Guaidó la habitual estrategia del chavismo con sus enemigos: encarcelamiento, persecución hasta forzar el exilio o inhabilitación si hay elecciones de por medio.
Para Luis Salamanca, antiguo rector del Consejo Nacional Electoral, hay tres escenarios planteados: "Que lo dejen entrar sin que le hagan nada, que lo pongan preso o que no lo dejen entrar, que lo dejen afuera. Si vuelve al territorio, va a seguir su estrategia de acumular poder internacional y presión para socavar las bases del régimen".
Nadie quiere acordarse de lo sucedido en Manila en 1983 con el líder opositor Benigno Aquino, asesinado nada más aterrizar en la capital filipina desde su exilio en Estados Unidos. La muerte del periodista precipitó la caída del dictador Ferdinand Marcos.
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