El Vaticano confirmó que el Papa sigue bien y que ya camina tras su operación de colon

ROMA.- El papa Francisco, que fue sometido el domingo a una delicada operación de colon programada y seguirá internado al menos hasta el lunes en el hospital Gemelli, evoluciona bien, de acuerdo al último parte médico difundido este mediodía por el Vaticano.

”El Santo Padre descansó bien, esta mañana desayunó, leyó algunos diarios y se levantó para caminar”, indicó un comunicado del director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni. “La evolución postoperatoria es regular y los exámenes de control de rutina son buenos”, agregó, en el tercer escueto parte médico divulgado desde que el Papa se internó el domingo, poco después de haber aparecido en buena forma para la tradicional oración mariana del Angelus.

En medio de días de calor sofocante en Roma, con temperaturas superiores a los 30 grados, decenas de periodistas, camarógrafos y fotógrafos de todo el mundo hacen guardia delante del hospital Gemelli, apuntando sus teleobjetivos hacia las cinco ventanas del décimo piso –con persianas cerradas, blancas-, donde se encuentra Francisco, que el 17 de diciembre cumplirá 85 años.

Se trata del mismo “departamento” que utilizó en su momento, al menos siete veces, Juan Pablo II (1978-2005), que en los últimos años ha sido refaccionado. Al margen de un espacio para la cama, un baño, un televisor, instrumentos médicos para la presión y el control de otros parámetros vitales, los ambientes cuentan con un living con un sofá cama y una pequeña capillita para rezar, con un altar y un crucifijo. Como el Vaticano ayer dijo que el exarzobispo de Buenos Aires estará internado siete días, se especula que pueda presidir el domingo la oración mariana del Angelus del mediodía desde una de las ventanas de su suite, como su predecesor polaco hizo en tres ocasiones, el 29 de mayo de 1994, el 13 de octubre de 1996 y el 7 de febrero de 2005. Pero habrá que ver.

A diferencia de los tiempos de internación en el Gemelli de Juan Pablo II, el manejo informativo es totalmente distinto: entonces los médicos salían a dar entrevistas y el histórico vocero de Karol Wojtyla, el español Joaquín Navarro Valls, en conferencias de prensa brindaba todo tipo de detalles. En un fiel reflejo de que cada papa tiene su estilo y carisma, el papa Francisco, amante del perfil bajo, evidentemente prefirió otra cosa. Y dio estrictas órdenes de mantener “máxima reserva” sobre su operación e internación, para evitar confusión y cualquier “circo mediático”, según pudo saber LA NACION.

Se entiende, así, lo hermético que han sido hasta ahora los partes médicos difundidos (por el Vaticano, no por el hospital Gemelli), que dieron pocas precisiones sobre la operación. Sólo dijeron que implicó una “hemicolectomía izquierda” (que consiste en extirpar el lado izquierdo del colon y unir las partes remanentes del colon), que duró “unas tres horas” y que el Papa estuvo bajo anestesia general.

Según el diario La Repubblica, la cirugía debió durar dos horas, pero duró una hora más porque si bien comenzó con laparoscopía, después debió continuar a cielo abierto porque, debido a una pequeña cirugía anterior abdominal menor, no pudieron entrar los pequeños robots que sirven para operar. Pero todo está evolucionando bien e incluso ayer por la tarde, el Papa pasó algunas horas sentado sobre un sofá de su suite, según el diario Il Messaggero.

En sintonía con la consigna de Francisco de “no espectacularización” de esta internación –planificada y que coincide con su período de vacaciones de julio en su hogar de Santa Marta-, hasta ahora se cuidó de dar entrevistas, ni habló con nadie el profesor Sergio Alfieri, el médico que lo operó, cirujano jefe del Gemelli, especialista en aparato digestivo, romano de 54 años. Un médico con larga experiencia que incluso perteneció de joven al equipo del famoso cirujano Francesco Crucitti, que salvó a Juan Pablo II después del atentado del 13 de mayo de 1981, con quien se formó. Tampoco abrieron la boca los otros nueve médicos, entre anestesistas y demás especialidades que asistieron a Alfieri, entre los cuales el médico personal del Papa, Roberto Bernabei.

“Nadie ha visto en el silencio con el cual el Papa envolvió su internación en el Gemelli ese secreto que se extiende cuando declina la salud de los poderosos”, comentó el historiador católico italiano, Alberto Melloni, que destacó que “apareció en cambio claro que el Papa ha callado por un pudor hoy raro, del que los poderosos son incapaces”.

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