Francia pone en duda que Rusia haya atacado objetivos de EI en Siria
El canciller francés, Laurent Fabius, dijo que hay que "verificar" el destino de los bombardeos; la Fiscalía de París investiga a Bashar al-Assad por crímenes de guerra
NEW YORK (AFP). - El canciller francés Laurent Fabius denunció ante la ONU que los ataques aéreos rusos en Siria podrían no haber apuntado contra los jihadistas del grupo Estado Islámico. "Hay indicaciones según las cuales los ataques rusos no apuntaron contra EI", declaró Fabius, y agregó que "será necesario verificar cuáles eran los objetivos" de los aviones rusos.
Los ataques se dieron en Homs, la misma región que era considerada como el bastión de las fuerzas rebeldes a Al Assad al inicio de la guerra civil, antes de que surgieran Al Qaeda, Estado Islámico y otros grupos jihadistas en el conflicto.
Sin embargo, autoridades de Rusia y de Siria habían informado que los bombardeos habían destruido "equipamiento militares" y "depósitos de armas y municiones" del grupo Estado Islámico, por pedido expreso del presidente sirio a su par ruso. Vladimir Putin recibió del Congreso ruso la aprobación, por unanimidad, para intervenir militarmente en el país árabe.
Los ataques provocaron la queja del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ante el canciller ruso Serguei Lavrov. La acción "va contra los esfuerzos de evitar un conflicto y es contraproducente", le dijo Kerry a Lavrov
Al Assad, investigado por crímenes de lesa humanidad
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores que preside, confirmaron hoy que la Fiscalía de París investiga al régimen de Bashar al-Assad por "crímenes de guerra" cometidos en Siria entre 2011 y 2013.
La investigación se basa en casi 55.000 fotografías obtenidas de una tarjeta de memoria, en las que se pueden ver cadáveres torturados, cuerpos heridos o con los ojos arrancados y fosas comunes.
Las imágenes, obtenidas por un ex fotógrafo a las órdenes de la policía militar siria, que huyó de Siria en julio de 2013, pertenecen a un informe elaborado por una organización británica, por encargo del Gobierno de Qatar.
Bajo el pseudónimo de "César", el informante contó a los autores del informe que sacaba fotos de los muertos bajo custodia para "emitir un certificado de defunción sin que las familias tuvieran que ver el cuerpo" y "para confirmar que las órdenes de ejecutar a ciertos individuos se habían cumplido".
La documentación llegó a manos del ministerio de Exteriores francés, que luego de mandarlo a verificar por los servicios "competentes" fue puesto en manos de la justicia francesa, por orden del canciller Laurent Fabius.
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