Héroes que aplauden héroes: los emotivos homenajes de las 19, en Nueva York
NUEVA YORK.- El sol empieza a caer en una tarde de tímida primavera. El termómetro apenas araña los diez grados cuando la gigante estrella se despide para esconderse en el río Hudson. En Morningside Heights, la vida transcurre como todos los días en esta nueva normalidad a la que los neoyorquinos han sido sometidos por el coronavirus.
La catedral de St. John the Divine recibe los últimos vestigios de luz y se ve más imponente que nunca. Amsterdam, la avenida que supo ser caminada por cientos de miles de entusiastas estudiantes de la universidad de Columbia, hoy es un solitario cementerio de guantes y barbijos que pronto han quedado en el olvido.
El reloj marca las 18.52. Con un ambo azul brillante, un hombre sale por unas de las puertas automáticas del hospital Mount Sinai. Se quita el barbijo que ha dejado marcas en su rostro. Prende un cigarrillo y larga el humo como si esa bocanada fuera la primera vez que que respira en todo el día.
En menos de tres minutos, el espacio vacío se llena con decenas de médicos, enfermeros y personal de la salud. Saben que tendrán su momento. Charlan, intentan distender y descomprimir el duro clima que viven puertas adentro.
En las esquinas, vecinos de la zona comienzan a agruparse. En la calle 113, el Departamento de Bomberos 47 abre su gigante portón para dar salida al camión rojo que carga a media decena de bomberos que en instantes darán comienzo al momento que homenajea a los trabajadores de la salud.
Por la gran avenida llegan a toda máquina otros dos camiones. Ya son tres los que ocupan la mitad de la vía de circulación. Es casi inexplicable lo que los hombres y mujeres del escuadrón de bomberos genera entre los presentes cuando descienden de los brillantes vehículos. El aire cambia.
Los bomberos son y serán héroes eternos en la ciudad de Nueva York. Su lucha en el atentado a las Torres Gemelas cambió la vida de todos los neoyorquinos para siempre, y a ellos los puso en un pedestal popular por su valentía.
Ese 11 de septiembre marcó un antes y un después. Miles de trabajadores de los servicios de emergencia lucharon para salvar vidas en una situación de caos y dolor que dejaron los dos aviones que fueron estrellado en el World Trade Center. Sin embargo, ningún otro grupo como los bomberos perdió tantas vidas: 343.
Que hoy sean quienes se los que se reúnen para homenajear a los trabajadores de la salud en la puerta de distintos hospitales de la ciudad de Nueva York eleva los niveles de emoción generalizada.
El reloj ahora marca las 19. Un bombero hace señal con sus manos hacia arriba y las sirenas comienzan a sonar. Los aplausos estallan. La escena roza lo mítico. Y es que sin dudas quedará grabada en las mentes de todos por los años que vendrán.
Los trabajadores de la salud se prepararon. En medio de la calle, rodeados de ambulancias, alzan carteles en agradecimiento. "Héroes que aplauden héroes", se lee en uno. "Aplausos=Poder", en otro. En una esquina, dos médicos se abrazan. A uno le caen lágrimas.
"Empecé a trabajar aquí hace una semana; al principio creí que los aplausos eran cursi, pero cuando lo vivís en vivo… la experiencia se vuelve única", dijo a este medio un joven trabajador mientras observaba con mucha emoción.
Los trabajadores de la salud han batallado este virus desde el primer día. El avance de la enfermedad comenzó a saturar los servicios sanitarios, que hoy -según cifras reveladas por autoridades gubernamentales- están al 90 por ciento de su capacidad total. Los hospitales tuvieron que recurrir a la ampliación de las salas de emergentología con tiendas en los alrededores. Allí es donde reciben a los pacientes que se acercan a las guardias para hacer los primeros controles.
En los alrededores de Mount Sinai, en Morningside Heights, se alza un gigante container frigorífico blanco: allí es donde almacenan los cuerpos de la víctimas fatales que ha dejado este virus. Desde hace días que ya no entran en la morgue del hospital y han tenido que recurrir a este método que se replica en establecimientos sanitarios en toda la ciudad.
Un informe publicado por el Centro y Control de Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ha revelado que en los meses que lleva la pandemia en Estados Unidos, al menos 9 mil trabajadores de la salud se han contagiado con coronavirus. Además, se reportó que 27 profesionales perdieron la vida en esta lucha. "Esto es probablemente una subestimación", dijeron en el organismo de control estatal.
Aún con escasos recursos, médicos y enfermeros dejan todo de sí a diario en esta batalla contra un enemigo invisible. Los bomberos lo saben, y por eso los aplauden. "Dejan todo, todos los días. Lo mínimo que podemos hacer es darles un momento para celebrarlo", dijo a LA NACION un bombero en los alrededores del Mount Sinai, mientras un colega inclinaba la cabeza en señal de aprobación.
"Realmente es un mimo que nos levanta el ánimo para seguir trabajando", añadió una joven profesional a la que apenas se le veían los ojos detrás de sus antiparras protectoras.
Nueva York ha sido desde hace días el epicentro a nivel mundial de casos de coronavirus. Con más de 222 mil infectados y -por lo menos- 12 mil fallecidos, la Gran Manzana ha sufrido más que cualquier otro punto en Estados Unidos.
El reloj ahora marca las 19.08. El tiempo de homenaje concluyó. Mientras todavía se escuchan algunos aplausos y cacerolas sonar desde los balcones, los bomberos se suben nuevamente a sus camiones y se retiran. Los médicos, enfermeras y demás profesionales del Mount Sinai, levantan los brazos y saludan en señal de agradecimiento. Lanzan suspiros cargados de energía. Vuelven a salvar vidas.
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