Jaqueado, dimitió el gobernador de Nueva York
NUEVA YORK.- En medio del escarnio público, el gobernador del estado de Nueva York, Eliot Spitzer, renunció ayer a su cargo y pidió disculpas a la ciudadanía por el escándalo de sexo y política que sacudió a Estados Unidos esta semana.
Hasta el lunes pasado, cuando la prensa dio a conocer que había contratado los servicios de una prostituta, Spitzer era una de las figuras más prometedoras del Partido Demócrata.
"A lo largo de mi vida pública he insistido, y creo que correctamente, en que las personas, independientemente de su posición o poder, asuman las responsabilidades por su conducta. No puedo ni debo pedir menos de mí mismo. Por esa razón renuncio al puesto de gobernador", dijo Spitzer en una breve declaración que leyó desde su oficina en Manhattan.
Estaba acompañado por su esposa, Silda, de rostro visiblemente agotado por la tensión de los últimos días.
El lunes, el diario The New York Times reveló que, el 13 de febrero pasado, Spitzer, de 48 años y padre de tres hijas adolescentes, había contratado los servicios de una empresa de acompañantes sexuales, Emperors Club VIP para que le enviaran una prostituta de Nueva York a Washington, para pasar la noche con él.
De acuerdo con los documentos y grabaciones telefónicas que son parte de la investigación, en la cual el gobernador aparece mencionado como "cliente 9", Spitzer pagó a la mujer de 24 años, "Kristen", 1000 dólares la hora más los gastos del viaje y del lujoso hotel donde se alojó, el Mayflower.
"Pido perdón sinceramente. No puedo permitir que mis fallas privadas interrumpan el trabajo", resaltó, al anunciar que el vicegobernador, David Paterson, negro y no vidente, asumirá su cargo el próximo lunes.
Paterson se convertirá en el primer afroamericano que gobierne este estado, el tercero entre los más grandes del país, y en el primer gobernador ciego de Estados Unidos.
Educado en Princeton y Harvard, Spitzer tuvo una meteórica carrera política. Primero como fiscal general del estado de Nueva York, donde cosechó fama de implacable contra el crimen financiero, lo que le ganó el apodo del "sheriff de Wall Street", y contra los abusos contra trabajadores inmigrantes.
Como gobernador, cargo al que accedió en noviembre de 2006 luego de una histórica victoria con el 69% de los votos, había hecho de la defensa de la integridad y la moral uno de sus estandartes. Eso le ganó gran popularidad entre la población, que lo bautizó "Señor Limpio" en su cruzada por cambiar el estilo político en Albany, la capital estatal.
Hasta esta semana, su proyección política era enorme. Se había rumoreado incluso que podría acompañar a la senadora neoyorquina Hillary Clinton como candidato a vicepresidente si ella conseguía ganar la nominación del partido.
Ahora, la renuncia de Spitzer le resta un voto a Clinton para la Convención Nacional Demócrata, ya que como gobernador era uno de los 769 superdelegados con derecho a voto, y, hace mucho, había anunciado públicamente su respaldo a la ex primera dama.
Ahora, en cambio, según una encuesta de NBC, el 70% de los neoyorquinos quería que Spitzer dimitiera.
Además, podría enfrentar cargos por delitos federales. Si bien rara vez los clientes de las redes de prostitución son procesados, en su caso podría ser llevado a juicio, ya que el haber hecho que una prostituta viajara de un estado a otro puede ser considerado tráfico humano.
Un panorama complicado
Además, existe la posibilidad de que sea acusado por ocultamiento de fondos por haber realizado sofisticadas maniobras financieras para que no fuera descubierto el fin y el origen del dinero que utilizó para pagar por el servicio de acompañantes. Fue justamente el desvío de grandes sumas lo que despertó las sospechas del FBI, que pensó que Spitzer trataba de esconder coimas.
De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, Spitzer habría gastado más de 80.000 dólares en prostitutas en los últimos diez años. Llegó a contratar a una mujer para que viajase de Nueva York a Miami dos veces.
Desde el lunes, cuando estalló el escándalo, se especulaba que el gobernador estaba negociando un acuerdo con las autoridades judiciales para no terminar tras las rejas, pero ayer la fiscalía rechazó tal escenario.
"No hay ningún acuerdo entre esta oficina y el gobernador Eliot Spitzer relacionado con su renuncia o con algún otro asunto", declaró el fiscal Michael García, del Distrito Sur de Nueva York.
Presionado por la oposición republicana en la Legislatura estatal, cuya bancada había amenazado con someterlo a juicio político si no renunciaba, a Spitzer no le quedó otra escapatoria, aunque su propia esposa lo había exhortado a no abandonar el cargo, lo que representa un estrepitoso final para su carrera política.
En tanto, su sucesor, Paterson, tiene fama de ser una persona sencilla. Es un demócrata liberal que tiene buenas relaciones con sus rivales republicanos.
Descripto por sus allegados como franco y afable, su personalidad contrasta con la de Spitzer, más agresivo y combativo. Paterson, quien cumplirá la función de gobernador hasta la conclusión del mandato, en 2010, padeció de niño una infección que le hizo perder la vista en un ojo y afectó severamente la visión del otro.
Estudió luego historia y derecho en Nueva York, antes de trabajar en la oficina del fiscal de Queens.