La Corte de Maduro niega la victoria a la oposición en la cuna del chavismo y ordena volver a votar en Barinas

CIUDAD DE PANAMÁ.– El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela volvió a actuar con alevosía, y en la nocturnidad, contra la oposición democrática, todo un clásico del guion bolivariano. El órgano revolucionario dictó en la noche del lunes una sentencia exprés tras confirmarse el triunfo opositor en las elecciones regionales de Barinas, la cuna de la revolución: los comicios se repetirán el 9 de enero y el ganador, Freddy Superlano, no puede volver a presentarse.

El puntapié revolucionario no solo pulveriza la parodia electoral del 21 del mes pasado, sino que también pone en entredicho los acuerdos alcanzados en la mesa de negociación de México, ya que Superlano formaba parte de la lista de indultados por Nicolás Maduro, lo que permitió su candidatura. Ese mismo argumento, la inhabilitación, es el que ahora esgrime el TSJ para ordenar la repetición de los comicios, pese a que en el mismo fallo reconoce que el dirigente se impuso a Argenis Chávez por solo el 0,39% de los votos. El TSJ ha sentenciado en más de un centenar de ocasiones en contra de la oposición y del Parlamento democrático.

“Se dio un golpe constitucional a Barinas y a lo que representa el voto. Durante ocho días un militar mantuvo actas electorales en su poder”, denunció este martes Superlano durante un acto político en Caracas, en el que contó con el respaldo de Juan Guaidó, presidente encargado, y de dirigentes opositores. Superlano milita en Voluntad Popular (VP), al igual que Guaidó, a quien el chavismo considera terrorista, lo que dificulta aún más el reconocimiento de la derrota.

El perdedor es Argenis Chávez, hermano del “comandante supremo”, que este martes puso su cargo y su candidatura a disposición de la revolución. La familia Chávez ha gobernado Barinas desde hace 22 años, primero con el padre del clan (Hugo de los Reyes Chávez) y más tarde con el hermano mayor, Adán. Y en la sombra, siempre moviendo los hilos, ha permanecido la madre, Elena Frías.

“Utilicemos este momento de Barinas para reunificar las fuerzas democráticas y exigir condiciones”, respaldó Guaidó a su dirigente, que ha convocado una concentración en la capital del estado para el sábado próximo.

Más allá de hacer añicos cualquier “legitimidad” ganada con el proceso y de desprestigiar aún más la negociación, Maduro ha confirmado que la revolución no pretende abandonar el poder. Desde 2013, luego de unas elecciones muy polémicas que el candidato Henrique Capriles pretendió impugnar sin éxito, el chavismo ha intervenido todos los procesos electorales.

Además del ventajismo en todos los frentes, como denunció la misión de la Unión Europea (que en su informe también destacó la falta de independencia judicial), el chavismo no dudó en sitiar y reducir al Parlamento democrático, fruto de la histórica victoria de 2015; congeló la incorporación de los tres diputados indígenas en esos comicios; obstruyó un revocatorio contra Maduro; introdujo un millón de votos en las urnas de la Constituyente; otorgó el estratégico Arco Minero a un general que había perdido en las urnas, y acondicionó el fraude en las presidenciales de 2018 para que Maduro siguiera en el poder.

“Se demuestra nuevamente la naturaleza autoritaria del régimen y de sus instituciones, con la salvedad de que esta vez el mundo, a través de la ONU, la UE y el Centro Carter, lo está presenciando en directo”, dijo el experto electoral Jesús Castellanos.

En busca de una excusa que ofrecer a sus seguidores, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea chavista, argumentó a duras penas que si una persona “comete un homicidio, se inscribe en una elección y días después de la elección se determina que el homicida es el candidato” se debe actuar contra ella. Nadie supo a qué se refería.

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