La decisión de Trump puede llevar a otra guerra
La semana pasada, tras su encuentro con Donald Trump, el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo dos predicciones: que Estados Unidos abandonaría el pacto nuclear con Irán, y que esa decisión llevaría a una guerra.
Sus dos predicciones tal vez no tarden en confirmarse
El martes, apenas horas después de que el presidente Trump reimpusiera las sanciones económicas contra Irán y le asestara un golpe letal al acuerdo nuclear, las tensiones entre Irán e Israel empezaron a escalar. La noche del anuncio de Trump, Israel puso a sus tropas en estado de "alerta máxima", tal vez anticipando el ataque sobre blancos israelíes en Siria. Los mandos militares convocaron a los reservistas y les advirtieron a los habitantes de los Altos del Golán, en la frontera con Siria, que tuvieran listos los refugios antiaéreos.
Para el jueves ya las cosas habían empeorado mucho más. Funcionarios israelíes responsabilizaron a Irán del ataque fallido del miércoles contra fuerzas israelíes apostadas en el Golán. Esa noche, Israel respondió con un ataque aéreo contra posiciones iraníes en Siria, bombardeando decenas de objetivos. El ministro de Defensa israelí, Avigdor Liberman, les dijo a los reporteros que el ataque había destruido "casi toda" la infraestructura militar de Irán en Siria.
Por supuesto que las tensiones entre Irán e Israel no son cosa nueva. Pero la velocidad de la escalada de violencia entre ambos países es motivo de preocupación, y es casi con certeza resultado de la decisión de Donald Trump. "Si bien hace meses que Israel e Irán libran una guerra solapada en Siria, el conflicto ahora explotó ante los ojos de todos", opinó el diario The New York Times. Y nadie sabe qué tan lejos puede llegar.
Esa guerra subsidiaria de Israel e Irán en Siria ya lleva años. Como lo explica mi colega Ishaan Tharoor, "la presencia de Irán en Siria es una legítima defensa de su acosado aliado, el presidente sirio, Bashar al-Assad. Y consideran que esa capacidad que tienen ahora de amenazar a Israel desde el patio de al lado también tiene un gran poder de disuasión contra cualquier enemigo regional".
Para Israel, esa situación es inaceptable. Desde 2012, los israelíes supuestamente lanzaron más de 100 ataques sobre aparentes blancos de Irán en territorio sirio. Argumentan que es necesario mantener a Teherán a distancia de sus fronteras y cortar el flujo de armas para Hezbollah, el aliado libanés de Irán.
Pero la vigencia del acuerdo parece haber servido para evitar algo peor. El mes pasado, tras un ataque de Israel en el que murieron siete soldados iraníes, Teherán amenazó con represalias, pero nunca había contraatacado directamente sobre Israel, al menos no antes del anuncio de Trump.
Ahora, sin Estados Unidos de por medio, "es más probable que los enfrentamientos militares se repitan", dice Ian Bremmer, fundador y presidente de la consultora política Eurasia Group.
Bremmer le dijo a la revista Vanity Fair que "los iraníes no respondieron, y estoy seguro de que en parte fue para no darle a Estados Unidos ninguna excusa para abandonar el pacto. Ahora que Estados Unidos ya lo hizo, debo suponer que los iraníes tuvieron las manos libres y que es mucho más probable una escalada militar entre ambos países".
Para colmo, la escalada entre Irán e Israel no es la única ni la mayor amenaza. La semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, advirtió que a la luz de las nuevas sanciones impuestas por los norteamericanos, Irán podría retomar su programa nuclear. "Tenemos que replantearnos las opciones, y eso incluye la posibilidad de retomar a toda marcha nuestras actividades nucleares", le dijo Zarif a la periodista Margaret Brennan en el programa Face the Nation, de la cadena CBS.
Si Irán no logra arrancarle suficientes concesiones económicas a Europa como para que el tratado se mantenga en pie, tal vez llegue a la conclusión de que su única opción es el programa nuclear. De ser así, "tendríamos una carrera nuclear en Medio Oriente", dice James Dorsey, especialista en temas de esa región en la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam, de Singapur.
La perspectiva de una carrera nuclear en una región cada vez más fracturada y volátil es aterradora. Nomás el tufillo de actividad nuclear en Irán podría ser suficiente para desencadenar el desastre. El primer ministro Benjamin Netanyahu nunca ocultó su deseo de intervenir en Irán de manera directa, lanzando ataques dirigidos para destruir las instalaciones nucleares.
El gobierno de Obama se oponía a esa intervención, favorecía la vía diplomática y se enfocaba en evitar que Estados Unidos se zambullera en otra guerra. En Trump, sin embargo, Netanyahu tiene un aliado que comparte su agresividad. Como escribió para la cadena BNBS el general retirado Wesley Clark, "Israel buscó varias veces la ayuda de Estados Unidos para atacar el programa nuclear de Irán. Durante el gobierno de Obama, la respuesta era no. Pero con Trump y con el naciente condominio de intereses entre Arabia Saudita e Israel, crecen las posibilidades de una guerra entre Irán e Israel".
Amanda Erickson
LA NACIONMás leídas de El Mundo
"Mi gran error". El ministro español que acusó a Milei de consumir sustancias explicó sus dichos
Suben a 83 los muertos. Un nuevo factor climático agrava el drama de las inundaciones en el sur de Brasil
Poder absoluto. Putin arrancó su quinto mandato con un control más fuerte que nunca en Rusia y dardos a Occidente