La UE busca mayor integración para hacerle frente a la crisis

PARIS.– Por ahora no se trata de crear los Estados Unidos de Europa, pero, decididos a escapar de la crisis y convencidos de que la única estrategia posible es una mayor integración, los europeos intentarán mañana en Bruselas acordar un proyecto de federalismo económico, fiscal, bancario e, incluso, político. Un camino necesario, que representa una considerable pérdida de soberanía nacional.

A dos días de la reunión de sus líderes, el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, desveló ayer un plan para "ir hacia una verdadera unión económica y monetaria". El documento fue preparado con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi; el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durão Barroso, y con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. La idea es obtener propuestas detalladas en diciembre.

Si bien ese texto no menciona la palabra "federalismo", las propuestas que contiene se le parecen bastante. Para no indisponer a Alemania antes de comenzar a negociar, el plan –que defiende la creación de eurobonos–, es mucho menos ambicioso que otro que circuló días antes. En caso de acuerdo, algunas ideas serían instauradas desde el próximo año. Otras tomarán más tiempo, pues necesitarán una reforma del Tratado de Lisboa.

En los próximos diez años, los 17 países del euro deberían dotarse de un Ministerio de Finanzas y otro de Presupuesto europeos. Aunque el texto deja las reformas para un futuro, las plantea como inevitables.

La integración europea "pasa necesariamente por un cimiento democrático más sólido y un amplio apoyo de la opinión pública", escriben los autores en sus recomendaciones a los miembros de la UE. Y tienen cuidado de no empujar a Europa hacia el modelo norteamericano, conscientes de la resistencia que despierta el riesgo de pérdida de soberanía nacional.

Respondiendo a esa preocupación, el documento preconiza avanzar por etapas. El primero de esos traspasos, y el más urgente, es el de la autoridad presupuestaria. Según el proyecto, en pocos meses la eurozona tendría el poder de "exigir cambios en los presupuestos nacionales si éstos se encuentran en contradicción con las reglas" establecidas en común.

Francia y sus socios tendrían, por ejemplo, que corregir sus presupuestos previsionales para 2013 por orden de Bruselas, a fin de alcanzar el objetivo colectivo de un déficit reducido al 3% del PBI.

Para ese déficit, como para la deuda pública, los límites anuales tendrán que ser aceptados "en común". También se necesitará consenso cuando un país quiera pedir más dinero prestado de lo decidido en conjunto. Aquí el proyecto va más lejos que las medidas aceptadas el año pasado por los europeos, que dieron a la CE el poder de revisar los presupuestos, pero no de dictar cambios.

El cambio más inminente podría comenzar este fin de semana, cuando los líderes europeos dibujen los contornos de una unión bancaria. Un modelo que debería reposar sobre una supervisión reforzada, una mutualización de la garantía de depósitos y un mecanismo común de resolución de crisis. La idea sería confiar la misión de control al BCE para la zona euro.

"El objetivo es reducir el costo de las quiebras bancarias para los contribuyentes europeos", indica la hoja de ruta. Un problema actual, ya que España acaba de solicitar ayuda financiera para su sector bancario.

El informe también propone transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que debe comenzar a funcionar a comienzos de julio con un fondo de 500.000 millones de euros, en una red de seguridad. Sin mencionarlo, sugieren usarlo como instrumento de recapitalización de bancos, como lo solicita Madrid, algo a lo que Berlín se opone.

Pero el proyecto no cuenta con los favores de todos. Alemania, que sigue defendiendo la disciplina presupuestaria, fue la primera en reaccionar. "Lo que me inquieta es que en la cumbre habrá todo tipo de ideas sobre una mutualización de las deudas y muy pocas a favor de un mayor control", advirtió Angela Merkel.

En Francia, país que se resiste a la pérdida de soberanía, el ministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac, se declaró "favorable" a las medidas propuestas por el plan. "Se trata de compartir y no de abandonar soberanía", afirmó.

En vísperas de la cumbre, la mayoría de los líderes europeos parecían cerrar filas en torno de ese proyecto que podría obligar a Merkel a flexibilizar por fin su posición.

Respiro para Monti
ROMA (Reuters).– En un respiro para el presionado gobierno italiano, el primer ministro del país, Mario Monti, ganó ayer la primera de las dos mociones de confianza convocadas para la aprobación de su reforma laboral, criticada tanto por sindicatos como por las patronales, pero considerada clave para cumplir las metas futuras de equilibrio fiscal.

La reforma laboral de Monti llegó formalmente al Parlamento hace tres meses, después de semanas de negociaciones con sindicatos y empleadores, pero pronto quedó varada ante los intentos de los partidos por modificarla.

El resultado es una reforma aguada que los sindicatos temen aumente los despidos, y que, según los empleadores, elevará los costos laborales, mientras que muchos economistas la consideran tímida para un mercado laboral que requiere una gran reforma.

La votación final, y la consecuente aprobación de la reforma, debe celebrarse hoy. Si el gobierno perdiera una de las votaciones, Monti debería dimitir. Pero la victoria se da por segura, pues los grandes partidos que respaldan su gobierno tecnócrata ya prometieron su apoyo.

La coalición de centroizquierda de Monti perdió estabilidad y la popularidad del premier cayó al 33%, menos de la mitad del 71% que tenía cuando asumió el cargo en noviembre, según un sondeo de SWG.