La verdad sobre "la fantasma más sexy" que fue fotografiada en un museo inglés

Una figura femenina con una blusa escotada que flota en el aire a pocos centímetros del piso delante de un fuego hogareño fue fotografiada dentro del museo de la ciudad inglesa de Torquay en el año 2015. Desde entonces, los estudiosos de los fenómenos paranormales de Gran Bretaña y del mundo han bautizado a esta aparición como "la fantasma más sexy del mundo".

Ahora, una especialista británica parece haber descubierto la verdad que se esconde detrás de ese aterrador y sensual espectro.

La joven que parece mantenerse levitando en el aire y aparece con la cara iluminada, fue fotografiada en medio de un event o de "cacería de fantasmas" llevado a cabo una noche de 2015 en el museo de Torquay, localidad del sur de Inglaterra.

Más precisamente, la sesión de búsqueda de apariciones fue realizada en la exhibición que había en dicho museo, denominada Old Devon Frarmhouse. La muestra reproducía, con muchos objetos reales, cómo era la casa de un granjero en la época de la Inglaterra victoriana.

Según los especialistas de la exhibición, allí había algunos objetos de más de 300 años de antigüedad. Uno de esos elementos era uno de los bancos, ubicado delante del fuego de un hogar, sobre el que habría aparecido esta muchacha espeluznante, de pelo largo, cara iluminada y escote generoso.

Quienes registraron la imagen de la que fue llamada "la fantasma más sexy de Inglaterra" aseguraron que en el lugar no había ninguna persona más que ellos, por lo que la procedencia paranormal de la imagen parecía ser indiscutida.

Carl Smith, el vocero del museo, dijo en aquel momento: "Estábamos muy emocionados con la imagen de la mujer, ya que tomamos fotos de todo el lugar, y no fue hasta después cuando los examinamos más de cerca que nos dimos cuenta de la aparición, lo cual era bastante espeluznante."

Smith agregó que no había nadie al realizar la sesión de fotos y que "todos los muebles y equipos de la exhibición han tenido mucha interacción humana, y tal vez de aquí proviene la energía".

Además, los cazadores de fantasmas descubrieron en el mismo museo otras inexplicables apariciones. Dentro del sarcófago de una momia, cerrado hacía cientos de años, habían aparecido huellas digitales. También vieron volar unos libros de Agatha Christie en otra de las exhibiciones, y señalaron que también se sacudía sin impulso humano perceptible una cuna de 300 años de antigüedad.

La posible explicación

El hecho de la aparición de la joven espectral llamó la atención de los investigadores paranormales de todo el mundo, y finalmente una de los investigadores, Hayley Stevens, llegó a Torquay desde Londres para llevar a cabo su propia visita en profundidad. Allí se le ocurrió su propia teoría para desvelar el misterio que ocultaba "el fantasma más sexy de Inglaterra".

Primero, Stevens descartó su primera suposición de que el fantasma en verdad fuese un reflejo de algún vidrio de ventana o espejo, algo que por la disposiciones de las superficies reflectantes del lugar no podría haber sucedido, según narró la misma investigadora el medio local Devon Live.

Echada a la basura la primera teoría, Stevens fue por otro razonamiento que se le ocurrió luego de inspeccionar el lugar donde apareció el supuesto espectro. "Al inspeccionar el área, vi que había pequeños bancos al lado de una de las chimeneas que estaban en la posición correcta para que el fantasma se hubiera sentado en ese momento", dijo.

"Por lo tanto, es mi conclusión que el fantasma más sexy de Gran Bretaña era en realidad una persona viva sentada en la oscuridad al lado de una de las chimeneas -añadió la investigadora paranormal-. Casi parece que su rostro está iluminado por la pantalla de un elemento electrónico como una cámara o un teléfono".

Al tratar de explicar cómo pudo haber ocurrido eso de que una persona real se pueda confundir con un fantasma, Stevens explicó que la repuesta puede estar en la profusión de fotos que uno suele guardar en su celular.

"Creo que la persona que dirigió los eventos de fantasmas probablemente recibió la foto de alguien que asistió al museo en días anteriores y que se la envió para que tenga un registro fotográfico del lugar y él la almacenó como si fuera una de las que sacó aquella noche de la cacería de fantasmas", explicó.

"Como todos tenemos teléfonos con cámaras digitales en estos días, tomamos foto tras foto tras foto, y no siempre las verificamos de inmediato. Por lo tanto, muy a menudo las personas que asisten a un evento de caza de fantasmas solo verán sus fotos un tiempo después de haberlas sacado", añadió.

"Al revisar las imágenes, el contexto del momento en que se tomó la foto se olvida o se recuerda con alteraciones", concluyó la investigadora.