Putin: Rusia será una superpotencia
Ceremonia imperial: el nuevo presidente ruso juró ayer en el Kremlin; dijo que intentará devolverle al país su antiguo protagonismo.
MOSCU.- En una ceremonia que pareció rememorar la gloria del pasado imperial, el presidente Vladimir Putin juró ayer como el segundo mandatario electo en la historia de Rusia y prometió devolverle al país su prestigio de superpotencia.
"Queremos que Rusia se convierta en una nación, próspera, rica y poderosa, respetada en todo el mundo y de la cual sus ciudadanos se sientan orgullosos", dijo el jefe del Kremlin en su breve discurso de asunción.
El gobierno en pleno, así como la poderosa administración presidencial y el Consejo de Seguridad Nacional, dimitieron con el fin de dejar las manos libres al nuevo jefe de Estado.
Putin, de 47 años, es un ex agente de la desaparecida policía secreta soviética (KGB) que llega al Kremlin con promesas de gobernar bajo estrictos principios de honestidad y eficiencia. Prometió que buscará por todos los medios posibles cumplir con las esperanzas de la población rusa de alcanzar un país próspero y respetado fuera de sus fronteras.
El nuevo presidente, que había reemplazado a Boris Yeltsin interinamente en diciembre del año último, fue confirmado en la primera magistratura en las elecciones del 26 de marzo pasado. El traspaso de mando a un presidente elegido por el voto popular se convirtió en el primero en la historia del país.
Su primera decisión de gobierno fue la designación de Mikhail Kasyanov como primer ministro.
Kasyanov, que ocupaba el cargo de viceprimer ministro y ministro de Finanzas, será la figura principal para el manejo de la economía en el gabinete, y el máximo negociador ante los organismos financieros internacionales a los que Rusia debe millonarios préstamos.
Muchos rusos confían en que Putin, que goza de altos índices de popularidad, será capaz de ponerles fin a años de decadencia económica y social, a la corrupción en las áreas públicas y que logrará una razonable estabilidad política tras el turbulento período del ex presidente Yeltsin.
Todo un enigma
Sin embargo, más allá de sus promesas de mantener las políticas de libre mercado, poco se sabe de cómo Putin encarará los problemas del país, ya que aún no ha dado a conocer cuáles serán las líneas que imprimiría a su plan económico.
El juramento se realizó en el Kremlin, en una lujosa sala del Palacio de Andreevsky, donde se encontraba antiguamente el trono de los zares.
Soldados de la guardia presidencial, ataviados con uniforme negro, azul y dorado de la Rusia imperialista, marcharon a paso marcial, mientras bandas militares entonaron fanfarrias.
Putin juró ante la mirada del patriarca ortodoxo Alexis II y de los ex presidentes Yeltsin y Mikhail Gorbachov. Tras su pronunciamiento, una salva de 30 cañonazos rindió honores a Putin y Yeltsin como jefe de Estado saliente quienes observaron el desfile militar.
Yeltsin, quien renunció el 31 de diciembre último tras nombrar a Putin como su heredero, es visto en público con poca frecuencia desde entonces. Ayer se lo notó cansado y rígido, pero sonrió a menudo durante la ceremonia. "Tenemos que estar orgullosos. Rusia ha cambiado y no la dejamos caer en la dictadura o en el caos" dijo Yeltsin.
Putin es todo un enigma que tiene frente a sí una tarea descomunal. El país sufre una crisis económica crónica causada por el fracaso del sistema soviético y luego por los coletazos de la corrupción, generada por la irrupción del capitalismo que impulsó Yeltsin.
Desde el año último, la crisis del país se hizo más profunda con el recrudecimiento de la guerra en Chechenia. Ese conflicto aparece hoy como uno de los objetivo prioritarios de la gestión de Putin.
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