Río de Janeiro y San Pablo dan marcha atrás a la suba del transporte
Las dos ciudades más grandes de Brasil se suman a otras seis que ayer cancelaron el incremento de 20 centavos en trenes, colectivos y subtes
SAN PABLO.- El gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, anunciaron hoy la cancelación del aumento de 20 centavos de real en las tarifas de autobús, metro y tren, en respuesta a las masivas manifestaciones de protesta en todo Brasil.
La rebaja del transporte público en San Pablo y Río de Janeiro se suman al efectuado ayer en Recife, Porto Alegre y otras cuatro ciudades más. En tanto, el alcalde paulista Fernando Haddad dijo que "esto significará un gran sacrificio y tendremos que reducir inversiones en otras áreas", aunque en su conferencia de prensa no aclaró dónde se producirían otros recortes. Su par carioca Paes, también confirmó la anulación del aumento de tarifas.
Las manifestaciones esporádicas continuaban hoy en Niteroi, la ciudad hermana de Río de Janeiro, y otras ciudades donde los residentes exigían mejoras en los servicios públicos que reciben a cambio de elevados impuestos y aumentos en los precios.
En una de varias protestas, unas 200 personas bloquearon la carretea Anchieta que une Sao Paulo, la ciudad más grande del país, con el puerto de Santos y el suburbio industrial de San Bernardo de Campo.
En la ciudad nordestina de Fortaleza, 15 manifestantes chocaron con la policía que trataba de impedir que llegaran al estadio Castelao antes del partido entre Brasil y México por la Copa Confederaciones.
En seis manifestaciones el Movimiento Passe Livre (MPL) movilizó a unas 300.000 personas detrás de su reclamo en contra del aumento de las tarifas del transporte y, a pesar de la suspensión de éstos, anunció a través de las redes sociales que mantiene la convocatoria de mañana "para que el pueblo festeje".
Los movimientos de protesta coinciden con el desarrollo de la Copa de Confederaciones de la FIFA, un ensayo para el Mundial de 2014 que organiza Brasil.
Sorpresa del gobierno
El gobierno y los partidos políticos de Brasil fueron sorprendidos por las protestas que recorren el país desde hace diez días e intentan mover piezas para atajar un malestar que ya amenaza a la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff.
"El país contempla atónito el surgimiento de un amplio proceso de masas, de movilización y de lucha" y los políticos "deben tener la generosidad de saber oír", declaró el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho.
El ministro hizo esas declaraciones hoy, aunque el pasado sábado había tildado de "infantiles" las protestas protagonizadas ese día por una multitud contra una subida de tarifas del transporte y el gasto público en la Copa Confederaciones de fútbol.
Esos dos factores han sido el combustible de protestas que no dan tregua desde el pasado día 11 y que tuvieron mayor efervescencia el pasado lunes, cuando unas 250.000 personas tomaron las calles de una veintena de ciudades.
Las manifestaciones fueron convocadas por el movimiento Pase Libre de Sao Paulo, que no tiene líderes visibles, se dice ajeno a los partidos políticos, los repudia y sostiene que "no representan" a la sociedad civil.
Agencias AFP, EFE y AP
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