Un resultado que sorprendió a la derecha y abre el abanico de alianzas
SANTIAGO, CHILE.- El inesperado resultado electoral de ayer pone en duda el regreso del ex presidente Sebastián Piñera al poder, y deja librada al cálculo matemático y al armado de una compleja maquinaria de alianzas la decisión de quién ocupará el palacio de La Moneda a partir del 11 de marzo próximo.
"Fue un error creer que la derechización del pensamiento político chileno de los últimos años se trasladaba automáticamente a un respaldo a los partidos de derecha", dijo a LA NACION el sociólogo Manuel Antonio Garretón.
"Creo que efectivamente hay una derechización en el sentido de que la mayoría de la gente ya no piensa tanto en proyectos colectivos como en las pequeñas aspiraciones individuales y de consumo. Pero desde 1990 no variaron los números en la división de derecha e izquierda en cuanto a la adhesión a los partidos, y por eso también se dio esta alternancia entre Michelle Bachelet y Piñera. Aquí hubo dos factores: la atomización de la centroizquierda y, en todo caso, una menor participación electoral de los sectores más vulnerables. Pero no hubo un crecimiento de los partidos de derecha", agregó Garretón.
En efecto, la alianza de centroizquierda de la Concertación, que había gobernado Chile desde 1990 hasta 2010, se fue atomizando. En la Nueva Mayoría de Bachelet, el ingreso de agrupaciones de izquierda (como el Partido Comunista, con su propia agenda programática) disparó la salida de un aliado clave, como la Democracia Cristiana, que en estas elecciones se presentó con su candidata propia.
Pero el ingrediente novedoso de estos comicios fue el alto número de votos de Beatriz Sánchez, la candidata del Frente Amplio, el partido antisistema en versión chilena.
El analista político Marco Moreno señaló que el Frente Amplio busca horadar la base electoral de la izquierda, la misma senda que siguieron referentes similares, como Podemos en España, para quienes el Partido Popular (PP) era su adversario, pero los socialistas, sus enemigos. "Ellos salieron a conquistar esa tradicional base de apoyo de la izquierda, porque más que un acuerdo institucional con los comunistas o el socialismo, lo que le interesa al Frente Amplio es su electorado para conseguir más escaños en el Congreso", planteó Moreno.
De todas maneras, las sorpresas de la jornada no deben ocultar que Piñera fue el ganador de la jornada.
Sin importar si viven en el sector de clase alta del barrio Las Condes en Santiago o en un abandonado pueblo patagónico, quienes apoyaron al ex presidente no tienen reparos en defender públicamente las ideas de un líder que habla de la Educación como "un bien de consumo", que defiende la teoría económica del derrame y que sostiene que disminuyendo los impuestos a los empresarios mejorarán todos los sectores sociales. Lo cierto es que ese pensamiento está respaldado en la memoria colectiva por el hecho de que durante sus cuatro años de mandato el país creció a un ritmo del 5% anual.
Y los resultados muestran que en esta elección el "voto vergonzante" se corrió, en cambio, hacia el candidato del oficialismo, un sector que perdió credibilidad por los escándalos de corrupción que golpearon al gobierno de Bachelet, durante el cual la economía, además, sufrió un freno. Tras cuatro años, queda un resultado electoral incierto, con un electorado fragmentado.