Dos divas del cine argentino en su glamoroso elemento: el Bafici

Entre una película y otra, y con la lluvia que no da tregua, se ingresa a la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta sin mayores expectativas que guarecerse del temporal. Sin embargo, la perspectiva cambia inmediatamente porque, de un lado de la sala, está el espejo de "Gra" con cientos de post-its pegados con mensajes de admiradores felices de haberla conocido a través de sus fotos, sus vestidos y sus recuerdos. Y lo mismo pasa del otro lado, en el "camarín" de Mirtha.

Se trata del inspirado montaje de "Graciela Borges y Mirtha Legrand: Divas del Cine Argentino", una muestra que celebra a dos de las actrices más reconocidas del cine nacional, que se puede visitar hasta el sábado 30.

Allí están los vestidos que Borges usó en el Festival de Cannes, diseñados por el legendario Horace Lannes, y el boceto original además del traje diseñado por Eduardo Lerchundo que vistió Mirtha en La señora de Pérez se divorcia, así como vitrinas que exhiben programas de mano, libretos originales, joyas y sombreros. Y, más allá, otros trajes firmados por Gino Bogani.

El montaje incluye bellas fotografías de Legrand y Borges en sus películas (material cedido por el Museo del Cine) y, en su condición de íconos del cine nacional, cada una cuenta con un recorrido propio y particular. Los dos se unen, finalmente, en un glamoroso centro, con un sillón blanco rodeado de flores a tono que supone un encuentro de ambas actrices. Una reunión soñada en la que las dos pudieran conversar sobre sus películas, esas que aparecen por fragmentos, proyectadas en un rincón de la amplia sala. Y, muy cerca, las fotos cuidadosamente seleccionadas que las retratan en rodaje, entre las que se destacan la de Borges en La ciénaga, de Lucrecia Martel, y esa de Legrand conversando con Luis Saslavsky en el rodaje de Cinco besos.