La argentina que dirige en los Estados Unidos
Una comedia de ciencia ficción que trascurre en el futuro, dirigida por una argentina, y filmada en Estados Unidos, es toda una rareza. La película es "La mujer que todo hombre quiere", y la realizadora es Gabriela Tagliavini, una connacional que se radicó en Norteamérica -reside en Los Angeles- desde el momento en que se propuso dirigir. Antes, había sido asistente de producción y de escenografía. Su último trabajo fue en "Gatica, el Mono". Inmediatamente después saltó al American Film Institute, donde obtuvo el doctorado en guión cinematográfico.
Era 1993. Ahora, con 32 años, Tagliavini regresa al país con su opera prima, que se estrenará mañana, en el Showcase Cinemas Belgrano. "La mujer que todo hombre quiere" está protagonizada por Ryan Hurst (que actuó en "Rescatando al soldado Ryan"), Daniela Lunkewitz (ex modelo de Chanel) y Alexis Arquette (integrante de una dinastía de hermanos especializados en películas independientes).
-Estudiaste cine en Buenos Aires y después te fuiste a Estados Unidos, donde hiciste tu opera prima. ¿Te considerás por eso una rara avis ?
-Hay una suerte de doble mirada sobre eso: los que creen que soy un héroe y dicen "qué bien que te fuiste, porque este país es una m...", y los que creen que me vendí a Hollywood, cuando en realidad la mía es una película independiente. Y en verdad nadie entendió nada. Porque lo que yo quiero es hacer cine, acá o allá. La plata no me importa. Lo que me importa es filmar. Y volvería aquí a filmar si se presentara la oportunidad adecuada.
-¿Por qué te fuiste?
-En principio, quería aprender una técnica de guión que me interesaba. Yo había estudiado en la Escuela Superior de Cinematografía y trabajé muchos años en producción. Tenía 23 años y me di cuenta de que nadie me iba a dar la oportunidad de dirigir un largometraje si no tenía un guión sólido. Entonces fui a hacer un doctorado de guión a Estados Unidos. Después escribí este guión, ganó varios premios y eso fue lo que ayudó a conseguir inversores. También hizo posible que Marlon Brando nos permitiera usar en el film un fragmento de "Ultimo tango en París". O conseguir a los actores por sueldos mucho menores que los que estaban acostumbrados a filmar, porque les gustó la historia y querían hacerla. Por eso creo que el guión es todo. Con un buen guión no podés hacer una mala película. Pero cuando un guión no es sólido, sonaste.
-¿Cuánto tiempo te llevó concretar esta película?
-El guión llevó dos años. Yo reescribo mucho las historias. Y filmar demandó sólo 19 días, porque cuando no tenés plata hay que hacerla así. En cuanto a la posproducción, llevó casi un año. Durante 2001 fue la recorrida por los festivales.
-La ciencia ficción es un género poco frecuentado por directoras. ¿A qué lo atribuís?
-En principio, no hay muchas mujeres que dirijan cine. En Estados Unidos, que es liberal, sólo hay un diez por ciento de directoras. Y acá supongo que el porcentaje debe ser menor. Es cierto que muy pocas mujeres hacen films de ciencia ficción. A mí me atrae porque me gusta todo lo que es mágico y sale de la realidad. Al margen de un guión que probablemente sea mi segundo largometraje, estoy escribiendo otro de ciencia ficción titulado "Hielo", y trabajo sobre otro de magia que se llama "Al revés". Me gusta incursionar en realidades que no existen y llevar al espectador a un mundo irreal, en el que pueda liberarse. Creo que en este momento tan duro es muy bueno poder salirse de uno mismo por dos horas, para ir a ese mundo en el que, como en mi opera prima, hay mujeres robots, todo es verde manzana y uno puede reírse de cosas de todos los días que, al estar exageradas por la ciencia ficción y el tono de comedia, permiten relacionarse con los personajes de un modo menos duro.
-En tu película las mujeres dominan el mundo. De todos modos, ¿tu intención fue mirar el universo de los hombres desde el lugar de las mujeres?
-Sí. Esa fue la idea: que de alguna manera los hombres pudieran ver cómo sufren las mujeres. Entre otras cosas, por eso se los ve en la película yendo a la depiladora, colocándose una máscara facial, preocupados por la ropa, y pasando por pequeñas situaciones cotidianas que implican ciertos sufrimientos. Y en el plano laboral, cuando el protagonista del film presenta una idea, una mujer presenta exactamente la misma y, por supuesto, eligen la de ella. Esto me ha pasado como directora.
-¿Por qué creés que ocurre?
-Es muy difícil que vean a la mujer como alguien que puede hacer ese trabajo. Porque dirigir es físicamente cansador. Una lo puede hacer. Pero cuando vas a una reunión por un proyecto es difícil que te vean competente para dirigir una película. Hasta que no ven que conocés sobre lentes, luces, story-board, y que tenés buenas ideas, lleva más tiempo convencerlos de que sabés cómo es tu trabajo y qué querés decir. Es como un doble esfuerzo. Por otro lado, en la película yo quería reflejar otras cuestiones.
-¿Por ejemplo, cuáles?
-Criticar sólo a los hombres sería muy fácil. Entonces, en la película también está la camada de mujeres a las que critico, que probablemente crean que deben vestirse o comportarse como un hombre para conseguir un trabajo. Y no me parece que haya que ponerse en ese rol. Por eso me pareció interesante plantear una historia donde tanto hombres como mujeres tienen dudas, certezas e inseguridades. Estoy segura de que son historias que las mujeres quieren ver. Y también los hombres. Porque como en el caso de este film, muchos no saben cómo es la sexualidad de una mujer o qué le pasa.
-¿La sexualidad y las relaciones de pareja son el centro de tus guiones?
-Sí, sobre todo las relaciones de pareja. Porque son siempre un enigma. Y uno persigue el enigma para tratar de descifrarlo. Quizá no lo logra nunca. Pero dicen que los directores escriben diferentes historias sobre lo mismo una y otra vez. Además, soy hija de una psicóloga (sonríe), lo cual ha tenido su influencia en esto de analizar las relaciones de pareja, tanto de mis padres como las mías. En casa siempre había una suerte de análisis sobre todos los temas. Y mi viejo, que falleció, era el que nos contaba cuentos. La literatura era otra presencia fuerte en casa.
-¿Cómo fue la elección de los actores?
-Hicimos un casting de dos meses. Me gusta trabajar con los actores, y sobre todo hacer mucho casting para encontrar las personas indicadas. Porque después hay que hacer menos esfuerzo para dirigir a los actores hacia otro lado distinto de lo que son. Creo que el secreto está en eso y en escribir los personajes con detalles, pautar acciones, no sólo diálogos. Soy bastante meticulosa en todo. Hago los story-board, pulo mucho los guiones, los voy testeando con diversas personas para ver qué reacciones producen. Creo que, en definitiva, en eso consiste el trabajo profesional. La diferencia está entre hacer las cosas así o hacer películas aburridas, largas, en las que no se entiende nada y hay silencios insostenibles. Creo que este film tiene mucho ritmo. Y por otro lado, tiene buena calidad técnica. Hay una historia, una estética y un ritmo que atraen, con los que el público se enganchó mucho en los festivales donde presentamos la película.
-¿Podrías haber filmado esta historia en la Argentina?
-Tal vez la película hubiera sido diferente: con otros actores, hablada en español. Pero hubiera sido totalmente posible hacerla aquí. Todas las historias que tengo escritas pueden hacerse en cualquier lado. Y las voy a hacer en donde me abran las puertas. Porque no se trata del lugar, sino de poder filmar.
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