Por la alfombra roja
CANNES.- ¿Foto? ¡Foto! ¡Foto! Apenas uno se acerca al Palais des Festivals de Cannes vestido para caminar por la glamorosa alfombra roja, los paparazzi saben que tienen una oportunidad. No les importa si se trata de famosos o no, ellos sacan fotos a todos los invitados que aceptan su pedido y luego les entregan una tarjetita en la que figuran los datos para ver la imagen y comprarla.
Con los gritos de los paparazzi comienza el recorrido hacia una de las más importantes alfombras rojas de la industria del cine mundial. La regla indica que para pasar por tamaña vidriera sólo se puede hacer con un vestido largo -las mujeres- y los hombres con esmoquin (¡incluidos los fotógrafos acreditados dentro del Palais!), y se advierte que en caso de no cumplir con este requisito se puede perder la especial velada.
Es una de las últimas alfombras rojas de la 65° edición del festival de Cannes, es la noche de gala del film de The Taste of Money , del director coreano Im Sang-soo. Primero, ingresarán los invitados y, luego, lo harán las figuras de la película y el cineasta. Una lluvia inesperada no modifica el cronograma, sólo hace que los organizadores manden traer paraguas para proteger a las celebrities del agua.
Entrada en mano (gracias a Stella Artois, una de las marcas presentes en Cannes), se puede ingresar al primer acceso a la alfombra, luego hay que esperar algunos minutos para la nueva indicación de "adelante" del segundo acceso, que hará que uno pise la misma alfombra por la que días atrás pasaron Brad Pitt, Nicole Kidman, Sting, Robert Pattinson, Marion Cotillard, David Cronenberg, Bérénice Bejo, Natalia Oreiro, Luisana Lopilato, entre otros.
La alfombra roja es imponente y luce perfecta, eso es seguro, pero de cerca es mucho más pequeña que las imágenes que dejan ver la televisión y las fotos. Alrededor está lleno de fotógrafos y curiosos con sus respectivas cámaras esperando capturar a la estrella del momento. Sólo para esta edición del festival se acreditaron más de 4000 periodistas de todo el mundo.
De repente la calma de la espera se ve interrumpida por los gritos, la música y las imágenes que se empiezan a transmitir en las pantallas ubicadas al costado del Palais. "¡Reese! ¡Reese! ¡Matthew!" Todas las miradas se dirigen hacia las escalinatas. Están bajando por ellas el elenco de Mud , del director Jeff Nichols, en la que actúan Reese Witherspoon y Matthew McConaughey. Ambas figuras captan la atención de los medios y los cholulos . Ella, embarazadísima, y él, acompañado por su bella mujer, la modelo brasileña Camila Alves. Se oyen gritos en todos los idiomas pidiendo que miren hacia acá o allá.
El paso de las estrellas por la alfombra tiene otro ritual, es más lento y ordenado, aunque no carece de griterío y tensión. Nadie se quiere perder a las celebrities . Ellas tienen que cumplir con las poses para todos los fotógrafos acreditados e, incluso, algunos se toman un tiempo para acercarse a los curiosos y firmarles autógrafos. Pero el paso de los invitados es otra cosa: es puro nervios, ansiedad y algunas corridas. Apenas dan la última señal de bienvenida al Palais, los invitados entran en malón hacia las famosas escalinatas. Cámaras y teléfonos celulares en mano, nadie se quiere privar de retratar su momento en este emblemático lugar.
El festival de Cannes ama el glamour, el brillo de las estrellas y los invitados buscan no desentonar con la cita, aunque más de uno hace caso omiso a la regla de la vestimenta. El paso por la alfombra es muy rápido, ya que mientras la gente intenta disfrutar al máximo su pasada, los organizadores piden que se acelere el ingreso.
Adentro, el Palais no desborda modernidad, es un lugar que hace sentir su historia. Unas butacas color rosa con pintitas celestes, apenas perceptibles, se distribuyen dentro de la sala. Serán las que nos acojan durante la proyección. Hora de apagar los celulares y dejar la cámara de lado, el cine otra vez se convierte en el protagonista.
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