Los Duques de Hazzard

Los Duques llegaron al cine, lo que no necesariamente es una buena noticia.

Hay un olor que sale de la versión cinematográfica de Los Duques de Hazzard que ni siquiera los fans de la serie van a poder sacudir de sus narices. Con Bo Duke (Seann William Scott) y su primo de Georgia, Luke Duke (Johnny Knoxville), al volante del General Lee, el Dodge Charger naranja de 1969 todavía vuela. Todo lo demás no puede elevarse ni un centímetro del barro. Yo no tengo problemas con que las bromas sean malas y tontas, pero el film apuesta demasiado fuerte a la ilusión de que personas sudando mucho y gritando muchas veces "yee-haw" van a hacerte pasar un buen rato. Eso no sucede.

El reparto incluye a la princesa pop Jessica Simpson como la prima sexy Daisy Duke. Antes de meterse en los minúsculos shorts de Daisy, Simpson nunca había actuado en una película. El cuerpo de Simpson es incuestionable, pero su talento sigue siendo un territorio virgen. Es como si el director Jay Chandrasekhar ( Super Troopers ) le hubiera dicho que actuara como si estuviera en una sesión de fotos: "Date vuela. Sonreí. Mostrá el pecho. Mostrá la cola". Su rígida interpretación podría también ser una reacción al trabajoso y chato guión de John O’Brien. Dejemos mejor que Meryl Streep intente conseguir que un tipo le arregle el auto mostrándole las tetas y diciendo, toda sexy, algo como: "Creo que le pasó algo al chasis".

El trabajo pesado recae sobre los chicos. Scott hace el papel del duro, y Knoxville hace el del idiota. Ambos gastan sus energías trepándose al (y saltando del) General Lee, y la verdad es que podrían haber tenido más suerte.

En un momento, el narrador del film dice: "Si tienen que ir al baño, éste no es el momento". Me permito disentir. No hay ningún momento que sea malo irse.