Murió Héctor Pellegrini

Héctor Pellegrini, que falleció ayer en Mar del Plata, donde residía desde su retiro artístico, fue un actor sustancial en varios de los films argentinos más recordados de la década del sesenta. Según se informó, su deceso se produjo en el Hospital Español como consecuencia de un accidente cerebrovascular.

Había nacido el 6 de agosto de 1931 en Quiroga, una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, y casi desde niño se sintió atraído por la actuación.

A los 19 años llegó a Buenos Aires para estudiar teatro, y para mantener sus necesidades económicas se empleó en un banco. Un día -solía recordar Pellegrini- un amigo lo convenció de que en esa labor perdía el tiempo y que con tres o cuatro papeles menores en televisión podía ganar mucho más dinero.

La pantalla chica le brindó algunas oportunidades, pero el actor necesitaba vitalmente del teatro para dar rienda suelta a su vocación. Transitó varios escenarios, hasta que en 1965 integró con Daniel Cherniavsky, Beatriz Matar, Norman Briski y Jorge Frisszon una cooperativa que arrendó una pequeña sala ubicada en Maipú al 400. Allí el elenco estrenó "Historias para ser contadas", de Osvaldo Dragún, que se constituyó en un gran éxito de crítica y de público.

El trampolín del cine

Ese suceso en el escenario le brindó a Pellegrini la oportunidad de que el cine le abriese sus puertas grandes. En aquella década el séptimo arte argentino necesitaba de rostros nuevos que combinasen la ternura con la reciedumbre. Y el rostro y la figura del actor -sonrisa tierna o patética, ojos soñadores, gestos rudos o lánguidos- hicieron que el director Rodolfo Kihn le asignase el personaje protagónico de "Pajarito Gómez", esa poética historia de un hombre simple que se convierte en un ídolo popular.

Con este film Héctor Pellegrini demostró su fuerza dramática que puso de relieve en otros títulos tan recordados como aquél: "Dar la cara", "Quebracho", "La terraza", "La Patagonia rebelde" o "Camila". En tanto, el actor no quiso apartarse de su pasión teatral de siempre, y se lució en obras como "La Celestina", "La vuelta al hogar", "Caramela de Santiago" y "Billy el mentiroso".

La televisión, un medio de expresión por el que Pellegrini nunca se sintió demasiado apegado, le permitió, no obstante, demostrar su ductilidad en personajes dramáticos o humorísticos. La cinematografía argentina, que ya había dejado atrás esa búsqueda influida por la nueva ola francesa, le permitió a Pellegrini transitar otro tipo de papeles, y así apareció en "Turismo de carretera", "Difunta Correa", "Fuiste mía un verano", dirigido por Leonardo Favio, y "La flor del Irupé", historia sensacionalista en la que hizo pareja con Libertad Leblanc.

Por esa época la trayectoria artística de Héctor Pellegrini se fue apagando. En 1982 apareció en el elenco de la obra "Líderes", en el teatro Bambalinas, y no mucho después se trasladó a Mar del Plata, donde se radicó, y fue olvidado por directores y productores. En los últimos años había tenido diversos problemas de salud, hasta que la muerte lo sorprendió ayer, poco después de ser internado.