Durga McBroom: la eterna voz de “The Great Gig in the Sky”, la confesión de David Gilmour y su experiencia con The End
La cantante californiana dice haber encontrado una familia musical en Buenos Aires; el próximo viernes volverán a compartir el escenario
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Hurgar un poco en la vida de la cantante y actriz Durga McBroom será una manera de encontrar un alma que no evita el desafío ni la oportunidad. Aunque ya han pasado poco más de cuarenta años, su época en la pantalla, gracias a la película Flashdance (tiempos de calzas con polainas, colores brillantes y rulos de permanente) siguen allí en su historia de veinteañera. Lo mismo que su paso por los coros del grupo Pink Floyd y sus versiones en vivo de esa especie de scat improvisado por Claire Torry en un estudio, que suena en “The Great Gig in the Sky”. Al día de hoy, la versión de Durga es un canon y uno de los “momentos Pink Floyd” más representativos del estilo de la banda.
Atraídos por ese carisma, a finales de la primera década de este siglo los músicos del grupo argentino de tributo The End se conectaron con ella y la convocaron para un concierto. Así surgió una amistad que se sostuvo durante todo este tiempo, dentro y fuera del escenario. De hecho, Durga viajará esta semana para cantar con The End en el show que ofrecerán el viernes 22 de noviembre en el teatro Gran Rex, luego de muchos conciertos compartidos, en distintos escenarios.
Desde su California natal, cuando los compromisos con Pink Floyd en los ochenta se volvieron exigentes (participó en conciertos memorables como los de Venecia, el palacio de Versalles, el festival de Knebworth) se instaló en Londres. Luego regresó a los Estados Unidos, pero nunca tomó el retorno como algo definitivo. Actualmente vive en Italia y desde allí conversó con LA NACIÓN. “Cuando el que no debe ser nombrado (en referencia a Donald Trump) ganó las elecciones en 2016 –con esa sinceridad comenzó la charla, días antes de las últimas elecciones en los Estados Unidos- me mudé aquí. Ganó en noviembre y el 1 de marzo de 2017 me instalé en Italia. Cuando estaba pensando adonde me iría, uno de esos lugares pudo haber sido la Argentina, porque tengo muchos amigos allí. Pero el problema es que si viviera en la Argentina estaría demasiado lejos de los lugares de Europa donde suelo trabajar. Por otro lado, el mundo está loco en este momento, las economías mundiales están muy mal. Y sé que la Argentina ha estado sufriendo mucho. Es un momento muy oscuro. Para el mundo, creo. Pero me encanta ir a cantar. Amo tanto al país y a la gente. Así que estoy muy feliz de volver”.
También cuenta cómo los músicos de The End se contactaron a través de las redes sociales y cuánto la entusiasmó esa convocatoria. “Me preguntaron si sería su invitada y me puse muy contenta. De hecho, fue de ese modo como comenzó una nueva etapa en mi vida. Porque fueron los primeros en preguntarme. Desde entonces eso es lo que hago. Vuelo por todo el mundo y canto con muchas bandas tributo a Pink Floyd y eso le está dando un aspecto completamente nuevo de mi carrera”.
¿Qué cosas cambiaron desde la primera visita? “Es muy gracioso porque, ya sabes, conozco a todos sus hijos desde que eran muy pequeños y la última vez que estuve allí, ya eran todos grandes. Eso nos hace sentir un poco viejos, pero por otro lado, se nota que los integrantes de The End son realmente como una familia para mí. Son personas maravillosas y músicos fantásticos”.
En distintas visitas Durga ha traído a su hermana (también corista de la banda capitaneada por David Gilmour) y a otros músicos de la familia Pink Floyd, como John Carin y Guy Pratt.
“Con The End viajamos una vez desde Rosario a Santiago de Chile y cruzamos montañas. Sufrimos el cierre de la frontera por una tormenta de nieve, justo detrás de nosotros. Tenemos historias maravillosas. Y locas también, incluso sobre el escenario. Esa es una de las razones por las que me encanta trabajar con esta banda, los músicos son tan buenos”.
-¿Pesa el mote “la cantante de Pink Floyd”? ¿Quisiste alguna vez correrte de eso?
-¿Por qué querría hacerlo? Es un gran honor. Quiero decir, soy la única mujer que está en cuatro álbumes de Pink Floyd. Es un legado maravilloso y me considero una especie de embajadora para llevar esto por todo el mundo, a diferentes lugares. Porque hay tanta reverencia y respeto por esta música. Y me gusta aportar mi granito de arena a estas bandas que tienen hambre de hacer esta música ¿no? Pero si lo aprendes solo escuchando los discos, la mayoría de las veces te equivocarás en muchas cosas. Así que entro y digo: esto no está bien y lo cambio. Esta nota aquí y este acorde no están bien y lo arreglo. Y de esta manera, hago mi contribución para continuar el legado de una banda tan increíble.
-¿Cuál es el desafío de llevar al escenario temas como “The Great Gig in the Sky”?
-Tuve que aprenderlo, nota por nota. La primera vez fue terrible. En Japón, con Rachel Fury y Machan Taylor. Pero, con el tiempo, me fui sintiendo más cómoda y luego pude hacerlo mío. Cuento esta anécdota de un día que me puse a llorar en medio de una entrevista en radio, junto a Guy Pratt [yerno de Richard Wright]. Cuando Richard Wright murió, él sabía desde hacía un tiempo que su vida se estaba acabando. Se reservó algo de dinero para planificar su servicio conmemorativo. Ahí estuvieron John Lord de Deep Purple, Jeff Beck, por supuesto David Gilmour y Nick Mason. Y lo que me dijeron fue: “¿Sabés por qué te hizo volar para cantar en su funeral “The Great Gig in the Sky”? Porque de todas las personas que alguna vez cantaron esa canción, le gustó más la forma en que la hiciste vos”. Que te digan eso es mejor que ganarte un Grammy, ¿sabes? Y no quiero quitarle ningún mérito a Claire [Torry] porque, obviamente, ella originó esto. Pero escuchar eso del hombre que escribió la canción es el mayor honor que podría tener.
-¿Seguís en contacto con ellos?
-No he hablado últimamente con David pero sí con Nick. Pero vi el show de Gilmour de su último disco [Luck and Strange] cuando pasó por Roma. Y me encanta la canción que hizo con su hija Romany, que es realmente hermosa.
Tributo de más de 30 años
The End es una banda que comenzó a tocar la música de Pink Floyd hace más de tres décadas y desde el comienzo de este nuevo siglo su propuesta tomó gran impulso. “Siempre tratamos de generar algo distinto y ese es el desafío que tiene una banda tributo – dice Jorge “Gorgui” Moffat, cantante de The End-. Cosas nuevas con las mismas canciones. Porque hay un gran porcentaje de temas que no cambian ya que son hitazos de Pink Floyd que la gente quiere escuchar. Considerando que Durga vuelve a cantar con nosotros, siempre hablamos con ella qué canciones le interesan y cómo podemos acoplarnos nosotros. Nos divertimos mucho. Se nota, por la reacción del público, que la pasamos muy bien. Nosotros siempre decimos que no imitamos a Pink Floyd sino que la interpretamos. Tenemos planes para volver a Europa y de tocar en México y Estados Unidos. Estamos abriendo camino con Durga, porque es parte de la familia. Ojalá se concrete.”
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