Experiencia y calidad

Presentación de la cantante Livia Barboza , con Ricardo Nolé en piano y Fernando Gallimany en contrabajo. En Mr. Jazz. Nuestra opinión: muy bueno

Es una de las voces más espléndidas del jazz local, aunque no frecuente los escenarios del género. Livia Barboza ofreció anteanoche un show impecable en Mr. Jazz, junto a dos excelentes acompañantes: Ricardo Nolé en piano y Fernando Gallimany en contrabajo.

Barboza dejó en evidencia un dominio vocal poco usual para el medio, con un registro amplio y un timbre ajustado a su propia emocionalidad. Se podría decir que esta cantante reúne las tres S: solvencia, swing y simpatía.

Basada en un repertorio sustentado por composiciones de Gershwin, la vocalista se movió fluidamente tanto en los tiempos rápidos como en las baladas y hasta entregó una versión afortunada del clásico "Chega de saudade" y otra menos conocida de "Batucada da vida", tema que hizo conocido la genial Elis Regina.

Si bien la propuesta suena convencional, Livia Barboza manejó el show con charme interesante y entretenido que logró mantener la atención del auditorio, predominantemente femenino.

Por cierto, el desarrollo del encuentro estuvo edificado también en las impecables intervenciones de Nolé y Gallimany, que sin dudas entienden claramente el papel de acompañantes.

La relación Barboza-Nolé es especial, pues el pianista consigue entrar en la respiración de la vocalista creando una segunda voz que construye con acordes y single notes entre los silencios del canto.

Desde el vamos la voz de Barboza suena fluida y ágil para recrear "I´ve got the world on a string", un standard que consigue ajustar al grupo y que la cantante utiliza para calentar motores. El ambiente relajado en el escenario se transmite al auditorio; el show comienza de una manera relajada, aunque dinámica.

A poco de comenzar la balada de Carmichael, "Stardust" sacude el recinto. La interpretación de la Barboza es medida, parece saborear las palabras; su tono se vuelve intimista en el fraseo. Hay una fuerza quieta en su modo de expresarse, como si la energía estuviese concentrada en cada acento rítmico de su canto.

Tranquilidad y buen gusto

Su swing no es forzado, surge de modo natural, sin impostación, y eso se transmite tanto en sus inflexiones de voz como en su mood. En "How long has this benn going on?", de los Gershwin, comienza con un scat que si bien casi no utilizó, aquí lo emplea con un criterio rítmico que se conecta con el estilo de Nolé.

Precisamente, la tranquilidad y el buen gusto de Barboza tienen como necesario respaldo el trabajo de sus acompañantes, que entienden de manera acabada el trabajo de acompañamiento y a la vez generan una fluida interrelación. La fogosidad del pianista tiene como contraste el lirismo de Gallimany, un contrabajista de ideas armónicas creativas.

"Embreceable you", tema que escribieron los Gershwin para la comedia musical "Girl crazy", en 1930, muestra al trío con una soltura arrebatadora. El canto de la Barboza tiene más sal que azúcar, mientras que los arreglos suenan con un ajuste que permite saborear este standard.

"Don´t get around much anymore", tema que Sinatra llevó a su cenit, resulta una versión de excelente factura; la cantante frasea con una soltura de crooner, con mucho swing, mientras utiliza su amplio registro para jugar con las palabras que coloca como piezas de un scrabbel.

Pero el momento de la noche fue "Summertime", una pieza que de tan tocada evidentemente decidió esconder su corazón, pero Barboza y su grupo lo descubren: está en su tempo original, de una cadencia más sugerida que explícita, donde el silencio tiene más fuerza quizá que las palabras. Una versión impecable, sin apuro, sin ese innecesario swinging que tanto perturba a este blues. Monk decía que era más difícil tocar despacio que rápido.

Para el cierre, la vocalista se despide con "What a wonderfull world", su forma en balada de decir adiós. Livia Barboza es una figura necesaria para la escena del jazz, pues combina experiencia y calidad, dos bienes que muchas veces se echan en falta.

Por César Pradines

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