Wos tiene 21 años, sube al escenario de su primer Luna Park, que agotó en menos de 24 horas, y nada parece serle extraño. "Luz delito", el tema con el que abre, suena implacable: la banda que lo acompaña electrocuta un rap-rock con cita a Los Redondos y él "escupe" un flow repleto de aliteraciones y rimas polisilábicas con una claridad de dicción que no deja de asombrar aún después de haberlo visto ganar mil batallas. Todo es ebullición. Arriba y abajo del escenario. "Éramos unos guachos que estábamos en la plaza y ahora el Luna Park parece mi casa", dirá más adelante en un segmento improvisado. Y ese es el resumen perfecto. El detalle es que la transición entre un lugar y otro fue casi nula.
Hasta enero de este año, Wos llevaba editadas apenas tres canciones de forma oficial. Doce meses después, su disco se volvió uno de los lanzamientos más relevantes de 2019, encabezó festivales en todo el país, se volvió una suerte de vocero de una generación a la que, injustamente, se le achaca falta de compromiso, su derrota en la Internacional Red Bull Batalla de los Gallos motivó que la legisladora -y amiga personal- Ofelia Fernández tuitee al respecto, y hasta que el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof cite una de sus canciones en una entrevista. Todo ese cúmulo de energías y logros, de alguna manera, fueron el motor del show de anoche en el Luna Park (repite hoy también con localidades agotadas).
"Vamos a viajar por diferentes paisajes", dijo para dar paso a "Okupa" y "Terraza". El primero, un reggaetón con más ternura que perreo ("Te vi un rato y se me fue lo triste"); el segundo, una balada de introspección y pedido simple ("Creo que hace tiempo vivo en una carcasa / Dame un abrazo y se me pasa"). Pero Wos es, antes que nada, generación hip hop. Y entonces "Abacanado", un tema de hace tres años que hoy deambula perdido por YouTube, y "Pantano", el tema más intransigente de su disco, puestos en conjunto sonaron como cortados con la misma tijera. Barras duras y fraseo cortante como código cerrado para los amantes del rap clásico. Así, en apenas cinco canciones, había cubierto un espectro de edades y gustos musicales tan variados como la mejor playlist jamás creada.
De ahí en adelante, los invitados cobraron protagonismo para compensar el repertorio escaso y el show ganó en impacto pero perdió en consistencia narrativa. Con la improvisación como eje, Acru se sumó primero para "Animal" y después para un freestyle en conjunto (más unión de fuerzas que batalla); La Bomba De Tiempo hizo lo propio con Wos también en percusión (aunque todo quedó reducido al valor simbólico en el abrazo padre e hijo); hubo una jam session a dos baterías y con vientos jazzeros y el propio cantante disparó en solitario algunos compases de beat box. Banzai FC subió al escenario para "Protocolo" y "Mosaico", y Ca7riel, exguitarrista de la banda que lo acompaña, completó la lista de feats para el inédito "Klapacius".
Así, la "Caravana" de Wos tuvo todos esos paisajes prometidos. Entre interludios y hits, el rapero se tomó tiempo para mandar un mensaje de apoyo a las luchas de América Latina, una invitación a "festejar un poquito" antes de "Fresco" y un pedido de empatía con los que la están pasando mal, antes de "Melón vino", su trap con responsabilidad afectiva ("Solo te pido que no me apuñales cuando abra mi cuerpo pa' darte un lugar", canta).
Alejado del estereotipo de rapero de dientes apretados, el carisma de Wos se alimenta de una sonrisa sin ego, un discurso amigable y botellas de agua arrojadas al público, que va desde los 5 hasta los 40 años. Todos esos detalles son apenas indicios para abordar el fenómeno musical de Argentina en 2019. Los dos Luna Park agotados en diciembre pueden verse como un balance, una celebración o un espaldarazo a futuro. O todo junto. Porque en la yuxtaposición de emociones y sensaciones parece residir parte del secreto. Wos es revelación y consolidación en el mismo año. Son los tiempos que corren: veloces y sin tregua, como sus rimas.
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