Postales que dejó el paso del huracán McCartney por el país
Unas 145.000 personas vieron al ex beatle en los tres shows que brindó en esta tercera visita a la Argentina con la gira en la que repasa sus varias décadas de carrera
La patria Beatle tiene una indiscutible universalidad. Pero las características del paso de Paul McCartney por el país demuestran que es particular y vasta en la Argentina. No resulta una generalidad pretenciosa afirmar que cada una de las 145.000 personas que vieron al legendario bajista de los Fab Four repartidas en sus tres presentaciones en el país (fue por primera vez a Córdoba y dio dos recitales en La Plata) fueron porque tenían una historia con su música guardada ahí donde se alojan las emociones. Verlo en vivo no era apelar a la nostalgia de tiempos Beatles. Era vivir con uno de ellos (si no el más grande, el más prolífico) la música que decora desde los sesenta hasta ahora las escenas de nuestras vidas. Vidas argentinas, habladas en español, futboleras, bullangueras. Vidas Penny Lane. Vidas Blackbird. Vidas Let It be.
Por eso las lágrimas no se secan. "Hey, Jude" sonó en las dos visitas anteriores de Paul McCartney al país -1993 y 2010-, y sus acordes en un piano multicolor ejecutados por el beatle volvieron a erizar la piel en esta, su tercera vez. No es un clásico, es un indispensable, como "Yesterday", "Can't Buy Me Love" y la gran mayoría de las canciones de Wings y Los Beatles que Macca eligió para la lista de 39 temas que conmovió a La Plata, a la que sumó nuevos y viejos hits, de "FourFiveSeconds", la más nueva, que grabó junto a Rihanna y Kanye West, a "In Spite of All the Danger", las más antigua, que grabó con The Quarrymen en la prehistoria Beatle.
Por eso también los abrazos y los gracias al final de cada recital de hijos que crecieron cantando "Love Me Do" a sus padres que les heredaron el gusto, el oído, los discos. Por eso las risas a carcajadas al son saltimbanquero de "O bla di o bla da". El pogo en "Live and Let Die" entre llamaradas y fuegos artificiales. El silencio masivo en el homenaje a Lennon con "Here Today". Y por eso la conexión que nos gusta creer única entre Paul y la marea argentina, que lo hizo cantar nuestros "olés" tribuneros, hablar español, ensayar un saludo cordobés -"Hola, culiados"- y algunos más nacionales -"Hola, chicos", "Qué onda, che"-, y dejarse sorprender por nuestros prodigios locales: Leila Harfuch Lacase, de diez años, fue noticia en el mundo por subirse al escenario y rechazar un autógrafo para pedirle en cambio que la dejara tocar el bajo con él y cantar a dúo "Get Back". La leyenda que dice que la producción de Sir Paul elige del público a quienes tienen carteles más creativos provocó un fenómeno: en la segunda fecha muchos enarbolaron frases para llamar la atención, pero sólo lo lograron cuatro chicas que llevaron el mismo eslogan a los dos recitales ("Es mi cumpleaños, quiero que me firmes") y se presentaron como Leila ("¿Todas se llaman Leila acá"?), Agostina, Shelly y Lucía.
Hubo fiesta en la Argentina esta semana para la patria Beatle, tanta, que el mismo Paul escribió una carta antes de partir: "Nos gusta venir a Argentina porque les gustamos. Hay una gran tradición musical acá y nos ayuda saber que aman la música -dijo en el comunicado-.Nos inspiran y nos motivan a hacerlo mejor. Gracias".
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