Roy Rogers fue una leyenda del Oeste

LOSANGELES, 6 (AP).- El actor y cantante Roy Rogers, cuyas películas del Lejano Oeste en el cine y la televisión lo transformaron en héroe de millones de niños y adolescentes, falleció a los 86 años. Rogers, que padecía de una insuficiencia cardíaca, murió en su casa de Victorville.

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Roy Rogers fue una de esas figuras míticas que desde la pantalla de plata atrapó durante décadas a un público inocente con sus aventuras insólitas y su devoción por la justicia.

Nacido como Leonard Franklin Slye en Cincinnati, Ohio, el 5 de noviembre de 1911, Rogers abandonó la escuela secundaria para ayudar a sus padres y viajó a California en 1929, cuando los Estados Unidos vivía su gran depresión económica.

Comenzó a ganarse la vida como camionero y luego fue cosechador de duraznos, pero el cine comenzó a atraerlo y consideró que su futuro podía estar en esa pantalla mágica que ya atraía a un público sediento de nuevas emociones.

En 1937 logró un empleo como vaquero-cantante, contratado por la empresa Republic de Hollywood. Su figura apolínea, su sonrisa compradora y esa destreza que demostraba para empuñar el revólver, utilizar el lazo y montar a caballo fueron, poco a poco, ganándole el fervor de los espectadores. A lo largo de ochenta y siete films de bajo presupuesto alcanzó el pináculo de la popularidad y el bienestar económico.

Su apodo de Rey de los Vaqueros se extendió por todos los cines del mundo y desde 1943 a 1954 fue la estrella del Oeste más taquillera.

Con abundancia de peleas y persecuciones que siempre finalizaban con la detención de siniestros rufianes, las películas de Roy Rogers fueron el signo distintivo de la hidalguía y del valor. Sus series de televisión, que abarcaron desde 1951 a 1957, gozaron de similar popularidad.

En una época en que todavía la violencia no se había adueñado de los medios masivos de difusión, Roy Rogers evitaba los derramamientos de sangre y prefería arrancar a balazos la pistola de las manos de sus enemigos.

En muchas de sus películas actuó junto a Dale Evans, con quien se casó en 1947 tras el fallecimiento de su primera esposa, pero siempre contó con la ayuda de su famoso caballo palomino Trigger y de su perro Bullet. Muchos títulos recuerdan sus hazañas, aunque posiblemente "El regreso de Billy the Kid", "Primavera en las montañas" y "El rey de los vaqueros" fueron los más populares de su estelar carrera. La comercialización de su nombre lo transformó en millonario y supo invertir su dinero en una cadena de restaurantes y en una empresa productora de televisión. Su figura perdurará en el tiempo, posiblemente nunca opacada por la pléyade de vaqueros que, luego, invadieron el cine de Hollywood.