Babylon Berlín brilla en la oscuridad de la Alemania de los años 20

Babylon Berlín (Alemania/2017). Creadores: Henk Handloegten, Tom Tykwer, Achim von Borries. Elenco: Volker Bruch, Liv Lisa Fries, Misel Maticevic, Peter Kurth, Severija Janusauskaite, Ivan Shvedoff. Disponible en: Europa Europa y en Flow, al día siguiente de su emisión. Nuestra opinión: muy buena

El argumento monetario para defender los valores de una obra artística suele utilizarse cuando los méritos del contenido en cuestión palidecen frente a la cifra del presupuesto invertido en su realización. Que una película o en este caso, una serie, sean publicitadas como “las más caras de la historia” de su país, continente o idioma puede funcionar más como una advertencia de sus escasos méritos creativos que como un reconocimiento de sus aciertos. Sin embargo, Babylon Berlín rompe con ese molde. La serie alemana, además de tener un presupuesto enorme, es también un notable programa que reconstruye la Berlín de fines de los años 20 a través de un relato policial que deviene intriga política.

La historia transcurre en el período de entreguerras, cuando el pueblo alemán apenas sobrevivía a las consecuencias sociales y económicas de la derrota en la Primera Guerra Mundial. En la empobrecida y cosmopolita capital alemana, la miseria comparte espacio con las conspiraciones en contra de la República de Weimar, el régimen político que sería reemplazado por el nacionalsocialismo de 1933, y la lucha de clases involucra a exiliados soviéticos en busca de un cambio. A ese polvorín llega el inspector de policía Gereon Rath (Volker Bruch), un veterano de la guerra con un severo estrés postraumático, que se traslada a la capital desde Colonia con una misión que no revela a su superior, un detective curtido que esconde sus propias motivaciones secretas.

En medio de una investigación que lo acerca al mundo de la pornografía, Rath conoce a la otra protagonista de la historia, la joven Lotte (Liv Lisa Fries) que encarna los extremos de los locos años veinte berlineses. Pobre, inteligente, bella y llena de recursos, la chica malvive con su familia, a la que mantiene con trabajos esporádicos como secretaria en el cuartel policial y prostituyéndose en el cabaret propiedad de uno de los villanos de la serie. Allí, en el bar art decó transcurren algunas de las escenas de mayor despliegue de producción del relato, que incluyen pasajes musicales de una cualidad onírica fascinante.

La prodigiosa reconstrucción de época y los guiones logran enlazar las historias personales con la historia con mayúsculas sin perder intensidad recurriendo a excesivas explicaciones. Para eso, ayuda mucho la puesta en escena y dirección que en la primera temporada (ya hay dos más listas y una cuarta anunciada) estuvo a cargo de sus tres creadores, responsables de una serie que, entre sus muchos méritos, exige toda la atención del espectador que si logra dársela se encontrará con una de las mejores ficciones televisivas de los últimos años.