¿Qué ver en Netflix?: La teoría del todo

La enorme oferta que brinda el catálogo de Netflix muchas veces puede ser la desesperación de los indecisos, que pueden perder una infinita cantidad de horas viendo qué ver. Por este motivo y para que no pierdas tiempo, te recomendamos La teoría del todo, un título que no podés perderte y que significó el salto a la fama para sus dos protagonistas.

La fascinación de cierta sector del cine por capturar historias de vida atormentadas, licuarlas un poco (sacándole de paso algún pasaje demasiado oscuro) y condensarlas para brindar una lección de autosuperación en dos horas, encuentra en La teoría del todo uno de sus mejores ejemplos. El film dirigido por James Marsch y protagonizado por Eddie Redmayne y Felicity Jones , retrata la juventud y adultez del físico Stephen Hawking, teórico ampliamente reconocido en el campo de la física por sus numerosos trabajos, y también por sufrir una terrible enfermedad que afectó drásticamente sus capacidades motrices.

Si bien la película no puede evitar caer en algunos pasajes edulcorados y en modificar algunos aspectos reales con el fin de darle un empujoncito al arco dramático, no por eso deja de ser una historia de lo más efectiva, que incluso le permitió a sus dos protagonistas obtener un reconocimiento masivo que los llevaría a recibir todo tipo de elogios. Eddie, que por este rol ganó el Oscar a mejor actor, construye un retrato de Hawking no solamente con un notable trabajo desde lo físico sino también mostrando los claroscuros de un hombre que debió luchar contra una situación muy particular. Y Felicity, por su parte, elaboró con honestidad la terrible batalla de Jane Wilde Hawking, la mujer que se enamoró de Stephen y que mantuvo con él una agridulce relación. El principal acierto de esta película se encuentra justamente allí, en elegir ese vínculo de pareja para contar la historia de una de las figuras más importantes de la ciencia moderna, mostrando su vida desde el prisma de la única persona que lo comprendió y que probablemente aún hoy mejor lo comprende: Jane Wilde.