Truth Seekers, una serie que apuesta al delirio, el absurdo y la sorpresa permanente
PARA LA NACION
Truth Seekers (Reino Unido-Estados Unidos/2020). Elenco: Nick Frost, Samson Kayo, Emma D'Arcy, Malcolm McDowell, Susan Wokoma, Simon Pegg, Julian Barratt y Kelly Macdonald. Showrunners y guionistas: Nick Frost, Simon Pegg, Nat Saunders y James Serafinowicz. Dirección: Jim Field Smith. Fotografía: Arthur Mulhern. Música: Robin Foster. Edición: Steve Ackroyd y David Webb. Disponible en Amazon Prime Video. Nuestra opinión: buena.
Simon Pegg y Nick Frost estuvieron (con mayor o menor protagonismo y responsabilidad creativa) detrás de exitosos proyectos como Muertos de risa (2004), Arma fatal (2007), Paul (2011) y The World's End (2013), cuyo principal elemento en común fue una mixtura de géneros como la comedia negra y el cine fantástico. Ambos son ahora dos de los cuatro showrunners y coguionistas, así como dos de los protagonistas de Truth Seekers, serie original de Amazon Prime Video que en sus 8 episodios de unos 25 minutos cada uno mantiene esa apuesta por el delirio, el absurdo y la sorpresa permanente.
El protagonista es Gus Roberts (Frost), empleado de una empresa que presta servicios de Internet inalámbrico. A bordo de su camión, va de casa en casa resolviendo problemas de conexión, pero su pasión verdadera es otra: los fenómenos paranormales, los fantasmas, el ocultismo, los rituales, las posesiones y los exorcismos. Gus ha quedado viudo hace diez años, vive con su siempre malhumorado padre Richard (el mítico Malcolm McDowell) y maneja sin demasiada repercusión un canal de YouTube dedicado precisamente a explorar esos eventos sobrenaturales.
Cuando su jefe (un Simon Pegg bastante desaprovechado hasta el episodio final) le asigna un asistente al que todos llaman Elton John (Samson Kayo), su hasta entonces patética actividad solitaria pasará a tener otra impronta. Pronto se le sumarán también Astrid (Emma D'Arcy), Helen (Susan Wokoma) y ocasionalmente el veterano Richard para una comedia de aventuras y enredos en la línea de Los cazafantasmas, que tiene elementos del terror (y explosiones sangrientas propias del gore) y del cine fantástico, sobre todo cuando el malvado doctor Peter Toynbee (Julian Barratt), supuesto gurú de técnicas espirituales y new age, empieza a utilizar tecnologías no convencionales -usando a otros humanos como cobayos, claro- en busca de la inmortalidad.
Cada episodio tiene una suerte de prólogo ligado a aterradores mitos y leyendas británicas o al oscuro pasado de los distintos personajes. Es un buen recurso, aunque luego las historias no son todo lo extremas, provocadoras y desatadas que uno hubiese esperado teniendo el sello de la dupla Pegg-Frost. De todas formas, las tres horas netas de acción (poco más de lo que dura una película convencional) regalan unas cuantas escenas inspiradas y una narración (la dirección de los ocho episodios estuvo a cargo de Jim Field Smith) siempre simpática y fluida.
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