Cuando el hábito hace al monje
En una función donde la escena mostraba a un hada no muy eficiente que intentaba ayudar a Cenicienta para que pudiera ir al baile, y no sabía bien cómo hacerlo, una nena de la platea le gritó: "¡El vestido, hada, el vestido! ¡Tenés que conseguirle el vestido para que pueda entrar al Palacio!" Es evidente que la nena tenía muy claro eso de que, pese a que el hábito no hace al monje a veces sirve de pasaporte al convento. Algo que los directores de espectáculos conocen muy bien. Y por suerte, cuentan con los vestuaristas para que hagan la magia, con la ayuda muy reconocida, de los realizadores.
La próxima semana, La Galera Encantada presentará un estreno: Historia con abrazos , y dos reposiciones, con un cambio total de vestuario: Operación Caperucita y Techito por si llueve . Lali Lastra, actriz y, desde hace nueve años, también diseñadora del vestuario de los espectáculos del grupo, habla de su experiencia en esta profesión que la ha llevado a crear la ropa para más de 30 obras.
"El vestuario debe acompañar lo que se quiere contar. No creo en las obras donde el énfasis está puesto en la ropa. Primero, soy actriz, después vestuarista. La intención es que la ropa acompañe, no que compita. Para hacer el vestuario hay que comprender a los personajes y a los artistas. A veces se me ocurren cosas muy lindas, maravillosas, pero no sirven, porque no serán funcionales, o porque llamarán demasiado la atención sobre detalles que distraerán el curso de la historia", dice convencida.
"Tampoco -sonríe- se puede pensar en el vestuario ignorando al director. Mi tarea es en cierta manera ayudar a concretar en el escenario sus sueños y visiones. De él viene la propuesta y uno puede contraproponer para llegar a una síntesis. Trabajamos en equipo: después de todos estos años, la libertad es completa, pero siempre basada en las necesidades del espectáculo".
Lali Lastra comienza a narrar ejemplos, se entusiasma, y, como buena actriz, con los gestos permite que uno visualice la aventura de buscar telas, revolver trapos, detenerse a mirar un cinturón o un par de zapatos que van "justito, justito con lo que necesita el personaje".
"Recuerdo que con El agua y la arena pensé primero en unas enormes polleras para esas dos mujeres. Y después tuve que volver a la realidad. La Galera tiene como un sello propio. Hacemos funciones durante la semana, giras, actuamos en toda clase de escenarios: algunos apropiados, otros no, amplios o chiquitos. Pueden ser un patio o un aula. Viajamos mucho, y la ropa va con nosotros. Esa es nuestra realidad. Así que las polleras no podían ser, y entonces convencí al director y me animé a meterme con el negro. La base del vestuario de ese espectáculo son los colores negro y verde. ¡Fue una experiencia bárbara!", resume. "Pienso que el chico puede ver negro no sólo para las brujas. La inspiración debe venir del espíritu del personaje. Por ejemplo, ahora Caperucita, que reponemos, va a estar vestida de rojo, pero más moderna. Los colores, como las canciones no tienen que estar asociados solamente a lo que se está acostumbrado, porque eso también es trabajar con la imaginación de los niños".
Pero la realidad es la que le recuerda que tiene diez personajes, interpretados por cuatro actores (que además, cantan y juegan) que deben cambiarse rápidamente y con facilidad para seguir sintiéndose bien en esa nueva piel. "Me alegro mucho de que las telas modernas sean livianas, lavables, y que haya recursos muy prácticos de la ciencia de la costura que permiten abrochar y desabrochar a gran velocidad". Además, admite que tiene una gran ventaja: "Cuento con una excelente realizadora, Gladys David, con quien nos entendemos muy bien".
Abrazos de oso se estrena el jueves, a las 18, y seguirá de jueves a domingos, en los jardines del Museo Larreta, Vuelta de Obligado 2155 (los días de lluvia, el ingreso es por Mendoza 2250). Con libro y dirección de Héctor Presa, coreografía de Mecha Fernández y música de Litto Nebbia. A su vez, en La Galera, Humboldt 1591, los sábados y domingos, a las 17, se presentará Operación Caperucita . Y a las 18.30, Techito por si llueve . Ambas tienen coreografía de Fernández, música de Angel Mahler, y objetos y pelucas de Lelia Bamondi.
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