El teatro para bebés tiene su festival propio, en Suiza
LUGANO, Suiza .- "El teatro para bebés no existe". La afirmación de un prestigioso director de teatro para niños porteño, enunciada hace dos años en un debate sobre el teatro de los más chicos, fue recibida con cejas alzadas por una colega finlandesa que compartía la mesa redonda. Es que en Escandinavia y otros países europeos había ya un desarrollo de cerca de una década de teatro para bebés, un fenómeno que recién comenzaba a manifestarse en Buenos Aires.
En la ciudad suiza de Lugano se encuentran todos los años en el festival Il Maggiolino algunas de las expresiones más destacadas de ese teatro europeo para la primera infancia. "Percibimos hace unos diez años que la edad de los niños que asistían a las funciones de teatro había bajado", señala Vania Luraschi, directora del festival organizado por el Pan Teatro de Lugano, un centro de 50 años de experiencia en el teatro para niños y jóvenes. A su vez, se comenzó a prestar mayor atención a la primera infancia en la educación, desde la Unesco se hizo hincapié en que los primeros tres años de vida son la cuna de la cohesión social y la identidad cultural.
"Comenzamos entonces a investigar sobre las posibilidades del teatro para los más pequeños. Una referencia ineludible fue y es el Festival Visioni di futuro, visioni di teatro de Bolonia, inaugurado en 2004. Generamos a partir de ahí obras propias para la primera infancia y en 2008 iniciamos nuestro propio festival, Il Maggiolino", dice Luraschi en una pausa entre funciones de la décima edición del evento. Elencos de Italia, Rusia, Bélgica y Suiza exhiben allí, hasta el domingo, las diversas formas en que se ha desarrollado el denominado teatro para bebés.
En Cache-cache, del prestigioso Théâtre de la Gambarde belga, se trata de variaciones sobre el me escondo/te encuentro, que tanto placer con adrenalina y risa les da a los más pequeños, en Dall'altra parte, del Scarlattine Teatro italiano, del encuentro con el mundo externo y con el otro, en contacto con la tierra como sustento de esa externalidad del ser. En ¿Dónde vive el viento?, del grupo Mali de Novogorod, es el aire en movimiento el que pone en relación a los personajes y a estos con el público.
"El teatro para la primera infancia trabaja con una dramaturgia del espacio, no del texto, y es teatral en el sentido del origen ritual del teatro, que te modifica en algo al vivir una experiencia relacional", dice Alice Maffi, del Teatro Emóvere de Bélgica, cocreadora de Between, una obra sobre la transición entre el estar consigo mismo y con el otro, en la que los pequeños se incorporan al espacio escénico desde el vamos, cada uno a su ritmo. "Tal vez se pueda definir el teatro para bebés como un happening, una performance, en donde se viven las cosas, sin necesidad de explicarlas o de poner una distancia intelectual".
Piedra libre
Amantes de Verona, en Chacarita
Romeo y Julieta son jóvenes y se dirigen al púbico joven. Comparten su expectativa de vivir libremente su amor y sus conflictos con la intolerancia del mundo adulto, encerrado en sus juegos de poder. Romeo y Julieta por Romeo y Julieta es una adaptación de María Inés Falconi, sobre la traducción de Pablo Neruda, de la obra clásica de William Shakespeare. Este estreno de la versión está focalizado en el público adolescente. La dirección es de Carlos de Urquiza, en la inauguración de un espacio creado para integrar a niños y jóvenes de la Villa Fraga con los del barrio de Chacarita. En el Club de Cultura Céspedes, Céspedes 3929 (esquina Fraga). Los sábados, a las 21.30. A la gorra.
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