Los republicanos apuntan a cuatro ciudades ‘santuario’ mientras Trump impulsa deportaciones masivas
LA NACION
WASHINGTON (AP) — Los republicanos en el Congreso están apuntando a cuatro ciudades —a menudo llamadas “ciudades santuario”— que limitan la cooperación de sus agencias policiales con las autoridades federales de inmigración, en una audiencia esta semana mientras el presidente Donald Trump avanza con su campaña de deportaciones masivas.
Los alcaldes Michelle Wu de Boston, Brandon Johnson de Chicago, Mike Johnston de Denver y Eric Adams de Nueva York comparecerán el miércoles ante la Comisión de Supervisión y Reforma del Gobierno de la Cámara de Representantes.
No hay una definición estricta para las políticas de santuario o las ciudades santuario, pero los términos generalmente describen una cooperación limitada con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). ICE aplica las leyes de inmigración de Estados Unidos a nivel nacional, pero busca ayuda estatal y local, particularmente para deportaciones a gran escala, solicitando que la policía y los alguaciles les alerten sobre las personas que desean deportar y las retengan hasta que las autoridades federales tomen custodia.
Sin embargo, algunas ciudades y estados afirman que la cooperación con ICE inhibe a las personas que están ilegalmente en el país de declarar como testigos en casos de crímenes. Y, a distintos niveles, las autoridades municipales quieren que sus localidades sean lugares acogedores para los inmigrantes.
Los tribunales han respaldado repetidamente la legalidad de la mayoría de las leyes santuario. Pero el gobierno de Trump ha atacado las políticas de santuario desde el principio de su segundo mandato, viéndolas como un obstáculo para deportar a las personas masivamente. La administración ha demandado a Chicago e Illinois, así como al estado de Nueva York, por diversas leyes de inmigración.
A continuación, un vistazo a las políticas de inmigración y las tendencias migratorias de las ciudades cuyos alcaldes comparecerán el miércoles:
La Ley de Confianza de la ciudad generalmente restringe cuánto puede cooperar la policía con ICE, aunque permite cierta cooperación con una división llamada Investigaciones de Seguridad Nacional en cuestiones como la lucha contra la trata de personas o el tráfico de drogas y armas.
La ciudad también debe acatar un fallo de 2017 del tribunal más alto del estado que prohíbe a las autoridades de Massachusetts retener a una persona que de otro modo tendría derecho a ser liberada únicamente basándose en una solicitud federal.
Esas solicitudes típicamente piden a las agencias federales, estatales, locales y tribales que den al menos 48 horas de aviso antes de que los inmigrantes sospechosos sean liberados de la cárcel —o que los retengan hasta 48 horas después de que normalmente serían liberados para que ICE pueda recogerlos. De lo contrario, ICE debe salir a la comunidad para arrestarlos.
El “zar de la frontera” de Trump, Tom Homan, criticó al comisionado de policía de Boston y prometió ir a la ciudad y “traer el infierno” con él.
Eso no ha sido bien recibido en Boston.
Wu, una demócrata que se postula para la reelección este año, calificó de “desinformado” e “insultante” que Homan atacara al comisionado de policía, y ratificó que quiere que Boston sea un lugar acogedor para los inmigrantes.
El fiscal del distrito del condado Suffolk, Kevin Hayden, indicó que entregar a los acusados dificulta obtener la cooperación de los inmigrantes al investigar delitos.
Chicago tiene algunas de las protecciones para inmigrantes más fuertes del país, prohibiendo la cooperación entre agentes federales y empleados de la ciudad, incluida la policía.
La tercera ciudad más grande del país se convirtió en un lugar santuario en la década de 1980 y ha intensificado sus políticas múltiples veces desde entonces. Eso incluye una ordenanza de 2012 que prohíbe a los agentes federales acceder a los recursos de la ciudad para ayudar en operaciones de inmigración.
Los funcionarios de la ciudad reforzaron las protecciones después de que Trump asumió el cargo por primera vez en 2017 y nuevamente en 2020, cuando se requirió que la policía documentara las solicitudes de asistencia de los agentes federales. Illinois también tiene protecciones que permiten a cualquier persona, independientemente de su estatus migratorio, obtener una licencia de conducir.
El alcalde Brandon Johnson, quien asumió el cargo en 2023, heredó una crisis migratoria en su primer año. Con poco espacio en refugios, los líderes de Chicago utilizaron comisarías de policía, aeropuertos, autobuses estacionados y hoteles para albergar a los solicitantes de asilo.
En su punto máximo, aproximadamente 15.000 migrantes vivían en docenas de refugios temporales, aunque la ciudad ha cerrado esos lugares a medida que disminuyó el número de personas que llegaban.
Ha habido algunos intentos en el concejo municipal de debilitar las protecciones de santuario de Chicago, pero han sido infructuosos en la ciudad de tendencia demócrata.
Johnson ha defendido las políticas.
“Damos la bienvenida a todas las personas y familias que quieren trabajar, vivir y prosperar aquí en nuestra querida ciudad”, declaró Johnson a finales de enero.
Denver se convirtió en un centro para inmigrantes que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México. Unos 43.000 de ellos han ido allá en los últimos dos años.
El alcalde Mike Johnston luchó por reunir los recursos para albergar y alimentar a los migrantes, recortando partes del presupuesto de la ciudad y suplicando al gobierno federal junto a otros alcaldes por financiamiento, que solo llegó parcialmente.
La atención aumentó cuando un video de hombres armados en un edificio de apartamentos en el suburbio de Aurora de Denver se volvió viral, lo que llevó al entonces candidato Trump a afirmar que la ciudad de aproximadamente 400.000 personas estaba invadida por una pandilla venezolana.
La idea fue rápidamente repudiada por funcionarios locales, pero el foco de atención permaneció en Colorado.
A principios de febrero, agentes federales fuertemente armados, con máscaras y vehículos blindados, aparecieron en toda el área metropolitana. Los resultados de la operación son inciertos, y Homan indicó que las filtraciones a los medios de comunicación obstaculizaron las redadas.
El alcalde ha repetido que quiere que Denver sea un lugar acogedor, pero no para aquellos que cometen delitos violentos.
El mes pasado, las Escuelas Públicas de Denver se convirtieron en el primer distrito en demandar a la administración Trump por su política que permite a los agentes de inmigración de ICE en las escuelas.
En la ciudad de Nueva York, unos 231.000 inmigrantes han llegado desde 2022 —a un costo que la ciudad estima en más de 7.000 millones de dólares para refugios, alimentos, seguridad y apoyo legal.
El mes pasado, la ciudad demandó a la administración Trump por 80.600 millones de dólares en reembolsos por ayuda a inmigrantes aprobada por el Congreso después de que los funcionarios pagaron el dinero y luego lo recuperaron.
Al igual que en otras ciudades, las llegadas de inmigrantes a Nueva York han caído drásticamente en el último año.
El alcalde Eric Adams continúa expresando su apoyo a políticas que aseguran que todos los residentes tengan acceso a servicios sociales independientemente de su estatus migratorio.
Pero Adams quiere revertir las políticas que prohíben a los empleados de la ciudad cooperar con las autoridades federales en el tema de la inmigración, diciendo que quiere “eliminar a las personas peligrosas de nuestras calles”. También ha instado al concejo municipal a hacer cambios que permitan a Nueva York honrar las solicitudes de detención de ICE para mantener a las personas en las cárceles más allá de sus fechas de liberación. Y ha invitado a los agentes de ICE a trabajar desde la cárcel de Rikers Island.
Los críticos de Adams, incluidos aquellos que se postulan para alcalde, dicen que su deseo de trabajar con la Casa Blanca es un esfuerzo por eludir cargos de corrupción federal.
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Contribuyeron a esta nota los corresponsales Cedar Attanasio en Nueva York, Jesse Bedayn en Denver, Sophia Tareen en Chicago y Michael Casey en Boston.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
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