Contra Amazon: dime lo que pregonas...
La lógica, el sentido común, la coherencia por lo general indican que si uno está en contra de algo precisamente por esa razón se abstiene de incurrir en aquello con lo que está en desacuerdo. En el mundo de la literatura, como en todos los demás mundos, abundan las contradicciones, las inconsistencias y, también, la hipocresía. Y no hay plato más sabroso que descubrir a los grandes popes de las letras y la intelectualidad cayendo en el consabido “dime lo que pregonas y te diré de lo que careces”.
En 2017, Jorge Carrión, escritor y crítico literario español, publicó en la revista Jot Down “Contra Amazon: siete razones/un manifiesto”. En este artículo tajantemente expone las razones por las cuales está en contra de la tienda online de libros de Jeff Bezos, una especie de monstruo demoníaco creado no solo para destruir librerías, sino también para lavar los cerebros de los lectores, quienes a causa de los algoritmos pierden el criterio propio para seleccionar qué quieren leer. Afirma que la consecuencia de esto es que Amazon ha alterado y violentado la relación de los lectores con los libros. Tan enorme fue la repercusión de este artículo que en 2019 su autor decidió incluirlo en un libro de ensayos, entrevistas y recopilaciones de textos ya publicados. Y lo tituló Contra Amazon, sin duda un dardo venenoso certero si de vender se trata. Uno puede o no estar de acuerdo con el manifiesto de Carrión, pero, como toda opinión, es más que respetable. Hasta aquí, nada reprochable.
Sin embargo, las contradicciones antes mencionadas cobran dimensiones iguales o superiores a los males que supuestamente genera la vilipendiada librería online al descubrir que Carrión, como él mismo reconoce en su libro, no solo compra productos en Amazon, sino que también vende su libro para Kindle y en pasta blanda. Es decir que no solo ha traicionado sus principios al vender su obra contra Amazon precisamente en Amazon, sino que además ha echado por tierra su férreo adoctrinamiento en defensa de las librerías físicas que hace en su excelente libro titulado Librerías y en muchos otros textos de su autoría y en los imperdibles documentales sobre importantes librerías de grandes ciudades del mundo que se pueden ver en https://caixaforumplus.org/c/booklovers.
Días atrás, navegando por el mundo de los libros de Amazon, recordé esta contradicción en lo que proclama el manifiesto, que ya tiene unos cinco años, y decidí buscar si su autor seguía vendiendo su libro en la plataforma o si había desistido de monetizarlo en tal deshonroso mercado. Hete aquí que no solo descubrí que su obra sigue firme allí, sino que además, gracias probablemente al algoritmo, me apareció alguien que había recogido el guante ante tan tentadora inconsistencia servida en bandeja. Antonio Robinhood, en diciembre de 2020, le ha respondido en su libro Defensa de Amazon (empresa de Jeff Bezos): respuesta al manifiesto contra Amazon de Jorge Carrión, que se ofrece en Amazon tanto en versión digital como impresa. Este Robinhood de las víctimas de los deslices de la intelectualidad literaria confronta, critica y cuestiona con enjundia y respeto una por una las siete razones por las cuales no coincide con el manifiesto.
Este jugoso duelo se sustenta también en un altanero desafío que Carrión plantea en la “Nota del Autor” de Contra Amazon: “¿En qué bando estás?”. Suena a una imperiosa exigencia de toma de posición, como si no existiera la posibilidad de no estar del todo ni a favor ni en contra, cuando en realidad se puede perfectamente ser un lector anfibio que se desplaza del papel a lo digital según las circunstancias. Hay libros inhallables que solo se consiguen en canales digitales. Una enciclopedia, textos técnicos o científicos, y demás, son hasta de más fácil consulta en versión online. Si de leer en el idioma original se trata, el acceso a libros importados es sumamente escaso. Todo esto y mucho más no excluye el placer de visitar las librerías y de tener los libros en la biblioteca. Convivir con libros físicos y digitales no nos convierte en infieles herejes, dignos de morir quemados en la hoguera, sino en sabios y astutos lectores dispuestos a ampliar nuestro espectro de acercamiento a los textos.