La ayuda que Israel le prestó a la Argentina durante la guerra de Malvinas
Luego de que el gobierno militar invadiera las islas, Jerusalén envió aviones y equipos de audio
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La estrecha en la relación que ha logrado el gobierno de Javier Milei con Israel es más una excepción que la regla que ha regido en el vínculo bilateral, desde la fundación del Estado Judío hasta la actualidad, en la que alternaron momentos de cercanía con otros de frialdad.
Esto se debe al apoyo que le ha brindado el Presidente durante el desarrollo de la guerra que Jerusalén está llevando adelante contra el grupo terrorista Hamas tras la masacre del 7 de octubre de 2023.
Eso ha provocado que el presidente argentino sea apreciado por la población y los políticos israelíes. “Milei es un gran amigo de Israel”, afirmó el diputado del partido oficialista Likud Boaz Bismuth, en una conferencia con periodistas extranjeros durante una visita organizada por la Asociación de Prensa Europeo-Israelí (EIPA, por sus siglas en inglés).
La vicecanciller, Sharon Haskel, sostuvo que el presidente argentino “es un gran aliado y un hombre muy valiente. Dice la verdad tal como la ve. No teme tomar decisiones importantes para impulsar el cambio. Cree que eso es bueno para el pueblo argentino y también para la humanidad”.
La mayor tensión bilateral se vivió durante la administración de Arturo Frondizi, cuando el Mossad (servicio secreto israelí) secuestró al jerarca nazi Adolf Eichmann en la provincia de Buenos Aires y se lo llevó a Jerusalén, donde se lo juzgó y condenó a pena de muerte por sus crímenes durante la Shoá.
En cambio, en los años del kirchnerismo la relación fue más distante, dada la postura propalestina que adoptó la Argentina, a la que se le sumó la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán y el asesinato del fiscal Alberto Nisman.
Esto marcó una diferencia con lo que había sido el vínculo durante los gobiernos de Carlos Saúl Menem, quien fue el primer presidente en visitar Israel en la historia, a pesar de que, en esos años, se produjeron los atentados terroristas contra la embajada del Estado Judío y la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
Así, había quebrado la posición de los ultimo años de Juan Domingo Perón (1973-1974), cercana al Movimiento de Países No Alineados, contraria a Jerusalén, postura que mantuvo también Raúl Alfonsín durante su mandato. De esta forma, el líder justicialista había cambiado la “equidistancia” que había sostenido a lo largo de sus administraciones en los años 40 y 50.
El período más complejo en lo que respecta a la relación bilateral fue durante la última dictadura militar, ya que, por un lado, se produjeron cerca de 1200 desapariciones de judíos entre 1976 y 1983. Pese a esto, Israel se convirtió en el octavo mayor proveedor de armas de esa época, cuando nunca había participado de ese negocio.
Esto se intensificó cuando el gobierno decidió recuperar las Malvinas por la fuerza, lo que provocó que la Argentina sufriera el bloqueo de equipamiento bélico de los países de la Comunidad Económica Europea, de los del Commowealth y de los Estados Unidos. De esta forma, se quedó sin poder acceder a sus principales proveedores en medio de una guerra con una de las principales potencias del mundo.
En estas circunstancias Israel lo asistió, como lo había hecho unos años antes durante los momentos de mayor tensión con Chile por la posesión de las islas Picton, Lenox y Nueva en el canal de Beagle, que casi llevan a ambos países a un conflicto armado.
Así, se convirtió en una de las pocas naciones que le prestó ayuda al país proveyéndole equipamientos bélicos, junto con Perú, Libia, Ecuador, Venezuela y Brasil. De esta forma, adelantó los envíos de camperas de abrigo (dubones) pautados para los años siguientes, que eran necesarias para que los soldados, oficiales y suboficiales del Ejército pudieran sobrellevar el frío antártico durante la guerra.
A su vez, suministró tanques suplementarios de combustibles de 1700 litros, que le permitieron incrementar la autonomía de los cazabombarderos y les provocaron problemas operativos a los ingleses, ya que tuvieron que alejar aún más su flota naval para evitar que sus barcos fueran alcanzados por las bombas y misiles durante los ataques.
También, le vendió 16 aviones A-4E Skyhawk a la Armada, que quedaron varados en el aeropuerto Ben Gurión por el bloqueo estadounidenses, y 23 Mirage MIIIB/C durante el final de la guerra para la Fuerza Aérea. En ambos casos, estas aeronaves buscaban reemplazar a las 35 que habían sido derribadas durante los combates.
Finalmente, le proveyó un equipo de radio de 400 W de la línea de GRC-142 y tres cifradores Sec-23 de la empresa Tadirán para evitar que los británicos escucharan las comunicaciones tácticas entre el continente y las Islas, ya que los equipos Datotek, con los que contaba, estaban pinchados por la CIA.
Uno de ellos se instaló en el Estado Mayor General del Ejército, en Buenos Aires, el otro en el Comando de la Brigada de Infantería IX, en Comodoro Rivadavia, y el tercero en Puerto Argentino.
Para poner en funcionamiento este último, viajaron especialmente a las Malvinas los ingenieros israelíes Yehoram Guilor e Ika Orgad la segunda semana de abril, ya que los oficiales argentinos desconocían sus sistemas y temían cometer un error en el proceso. El primero de ellos retornó al continente unos días después, pero el segundo se quedó por propia voluntad hasta una semana antes de la rendición cuando lograron evacuarlo.
Pese a este involucramiento, la Argentina nunca logró cambiar la posición del Estado Judío en la causa Malvinas en las votaciones de las diferentes resoluciones que se realizaron en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta la actualidad.
Esto se debe, en gran medida, a que el Palacio San Martín tuvo una postura idéntica cuando se trataba de normativas del organismo multilateral vinculadas con el tema palestino, donde siempre estuvo en contra de Jerusalén o se abstuvo.
Quizás la nueva relación que está encarando Milei con Israel genere un cambio en la posición histórica de la Argentina en la ONU en el conflicto con los palestinos, tal como ya lo ha hecho con el apoyo incondicional que le ha brindado en su guerra contra Hamas y en otras cuestiones donde ambas naciones votaron en conjunto con los Estados Unidos.
Esto podría impulsar, también, una modificación en la postura tradicional de Jerusalén con respecto a la causa Malvinas, si es que el Palacio San Martín consigue que el organismo vuelva a someter este tema a debate en el futuro.
El autor, periodista, acaba de reeditar el libro “Operación Israel: El rearme argentino durante la dictadura (1976-1983)”