Las elecciones de 2025, un contexto novedoso para las fuerzas políticas
El triunfo de Milei desestructuró a las fuerzas tradicionales y dificulta el alcance de acuerdos
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Desde la llegada del outsider Javier Milei a la presidencia, tanto los partidos políticos como las precarias coaliciones que estos conforman, se encuentran desarticulados y desorientados ante el fenómeno libertario. El impacto sobre la política tradicional, que había controlado durante décadas los espacios de poder, ha sido profundo y con ramificaciones aún inciertas. La oposición deambula a la deriva, carente de un discurso que la ordene y de un liderazgo capaz de conducirla.
En este novedoso contexto, la elección legislativa de octubre de 2025 pondrá en juego el volumen legislativo de cada fuerza. ¿Nacerá un nuevo bicoalicionismo producto de una profunda polarización en el sistema? ¿Se presentará una atomización de los espacios, producto de la incapacidad de alcanzar acuerdos mínimos entre sus referentes? La temporada estival promete comenzar a despejar algunas de estas incógnitas. Quienes tengan aspiraciones deberán posicionarse rápidamente, con una narrativa que los diferencie, y ofrecer un futuro de país que ayude a superar las complejas dificultades socioeconómicas existentes.
"Quienes tengan aspiraciones deberán encontrar una narrativa que los diferencie"
La necesidad de polarización pareciera ser el escenario de preferencia tanto para el presidente Milei como para el peronismo controlado por Cristina Fernández, en una estrategia compartida y previsible para ambos.
Para Milei, confrontar con un pasado al que siempre disfruta denostar; para Cristina Fernández, hacerse fuerte en la provincia de Buenos Aires donde reside mayoritariamente su núcleo duro y liderar en soledad la oposición.
La extrema polarización política de una sociedad de opuestos y posiciones irreconciliables, impide alcanzar consensos que le permitan avanzar hacia el futuro. Reiterar errores del pasado significaría plasmar una oferta electoral tóxica para la ciudadanía.
Sin embargo, aún reina la incertidumbre en el arco político. En el oficialismo, no se vislumbra claramente un acuerdo electoral de La Libertad Avanza con el PRO. ¿Lo necesita el gobierno?, ¿habrá un armado alternativo bajo la conducción del ex presidente Mauricio Macri con eje en la Ciudad de Buenos Aires, inexpugnable desde 2007? El jueves pasado Macri hizo un primer movimiento.
"Aunque posee un bloque de seis senadores, el Gobierno no pone en juego sus bancas"
En la vereda opositora, el peronismo también encuentra dificultades en sus alineamientos internos. ¿Podrá aglutinar en un frente a los diversos sectores del justicialismo, con el antecedente del frustrado diseño del gobierno anterior? ¿Qué papel jugará el peronismo no kirchnerista? ¿Cuál será el posicionamiento de la Unión Cívica Radical y bajo qué liderazgo emprenderá la contienda legislativa?
Si la incapacidad de alcanzar acuerdos entre los diferentes espacios produjera un escenario de atomización, la dispersión de votos resultante favorecería muy probablemente al oficialismo. Si el PRO decidiera confrontar al Gobierno, y el peronismo no kirchnerista a Cristina, la oferta electoral se atomizaría sumados el radicalismo y la izquierda. Polarizar con el kirchnerismo, y al mismo tiempo beneficiarse por la existencia de una oferta atomizada, podría resultar la combinación perfecta para los libertarios. Los argumentos del antisistema y la denuncia permanente a la “casta”, le dieron el triunfo a Milei en diez provincias, en las elecciones generales, y en 21 en el ballotage de 2023.
El domingo 26 de octubre se renovará un tercio del Senado y la mitad de la cámara baja. Elegirán 24 nuevos senadores las provincias de Salta, Chaco, Santiago del Estero, Entre Ríos, Ciudad de Buenos Aires, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego, en reemplazo de los que ingresaron en 2019 cuando Alberto Fernández obtuvo la presidencia. Finalizarán sus mandatos 13 senadores del Frente de Todos, ocho de Juntos por el Cambio y tres de partidos provinciales.
Aunque posee un bloque mínimo de seis senadores, el Gobierno no pone en juego sus bancas. Podría incorporar entre ocho y 16 nuevos parlamentarios, aun perdiendo en algunas de las provincias que renuevan. En las generales de 2023, obtuvo el primer lugar en Salta y Neuquén, fue segundo en Chaco, Santiago del Estero, Rio Negro y Tierra del Fuego detrás de Unión por la Patria, y quedó tercero en Entre Ríos y en la Ciudad de Buenos Aires. Un resultado favorable mejoraría su volumen legislativo, pero seguiría dependiendo de acuerdos y consensos de tradicional naturaleza política, para avanzar en las reformas que buscará implementar en lo que reste de su gestión gubernamental.
En el Congreso, que elegirá 127 nuevos diputados nacionales, las agrupaciones con mayor cantidad de legisladores que dejarán sus bancas a finales de 2025 son Unión por la Patria con 47, el PRO con 22 y la UCR con 14, mientras que el Gobierno solo pondrá en juego ocho de sus bancas. Entre los distritos clave por su mayor volumen y peso político se encuentran la provincia de Buenos Aires (supera el 37% del padrón total) con 35 diputados nacionales y la Ciudad de Buenos Aires con 13, seguidos por Córdoba y Santa Fe, ambos con 9, que aportarán más de la mitad de los diputados que se elegirán en octubre. Solo la provincia de Buenos Aires renovará una mayor cantidad de legisladores que todas las provincias cordilleranas juntas, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. En los cuatro distritos clave para su futuro legislativo, el gobierno registra antecedentes favorables. En 2023 triunfó ante el peronismo en Córdoba y en Santa Fe, obtuvo el segundo lugar en Buenos Aires, y quedó tercero en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, un peronismo unificado podría fortalecerse y disputarle las bancas en disputa en ambas cámaras.
¿Qué impacto podría tener la elección sobre las aspiraciones futuras de los contendientes? En las ultimas cinco elecciones nacionales legislativas desde 2005, los oficialismos se impusieron en dos oportunidades y fueron derrotados en las tres restantes. Pero ni la derrota del kirchnerismo en 2009 impidió su reelección en 2011, ni el triunfo del macrismo en 2017 le garantizó su continuidad en 2019. Un resultado legislativo favorable mejora la capacidad para implementar reformas y amplia la base de poder territorial, pero no necesariamente incide sobre el cambio o la continuidad del signo político en la elección presidencial posterior.
Periodista y politólogo