
Reseña: Lugares, de Georges Perec
Por fin, y luego de años de mantenerse a resguardo del escrutinio público, se edita Lugares, probablemente el más espectacular de los procesos creativos del genio oulipiano Georges Perec (París, 1936- Ivry-sur-Seine, 1982). Se trata, como le comunicó el autor a Maurice Nadeau en una carta de 1969, de una idea tan “monstruosa” como “estimulante”: elegir doce lugares parisinos caros a su vida –una plaza, una calle, un pasaje– y describir dos de ellos todos los meses, durante doce años. “La primera vez” –le comenta a Nadeau– “describo sobre el terreno (en un café o incluso en la calle) ‘lo que veo’ de la manera más neutra posible (…); la segunda vez, sin importar dónde (en mi casa, en el café, en la oficina), describo el lugar de memoria, evoco los recuerdos ligados a él, la gente que he conocido allí, etc.”.
Si en Un hombre que duerme, publicada en 1967, dos años antes que Perec se obsesionara con este proyecto, la ciudad se mantiene a distancia de ese “tú” anodino (ora en la primera parte, en la que el personaje se recluye en su habitación; ora en la segunda, cuando, abstraído, vagabundea por las calles), aquí la ciudad –como archivo de datos, de nombres, de comercios, de fachadas, de transeúntes– lo es todo.
Lo es todo como registro de un “real”, pero, a su vez, como evocación de una memoria que se cuida, y mucho, de no caer en un tono confesional ni adosarle a la escritura la tentación por la nostalgia o la emoción. Es que antes de pretender escindir un registro objetivo de uno subjetivo, Perec tiene en mente un propósito de cuño metafísico que, por definición, no se apresta, sin más, a ser capturado: el flujo del tiempo. Doce años más tarde –una vez finalizado el experimento–, el cotejo de los textos debería ofrecer muestras, marcas, signos, del envejecimiento de los lugares y de la memoria. Escribe Perec: “El tiempo se pega a este proyecto, constituye su estructura y su restricción; el libro no es la restitución de un tiempo pasado, sino una medida del tiempo que fluye”. No obstante, el cansancio y el aburrimiento desganan al escritor, que interrumpe el proyecto en 1975.
La edición de Anagrama cuenta con perlas varias: desde facsimilares de manuscritos, gráficos, cartas mecanografiadas y fotografías, hasta folletos, facturas, tickets, telegramas que el autor esgrimía como sólidas apoyaturas del registro de lo real. Simultáneamente al formato físico, los lugares se hallan ahora disponibles también en versión digital gratuita, restaurados con auténtica virtualidad; susceptibles al capricho del usuario, este es libre de trazar su propio peregrinaje por los sitios que Perec ha registrado. Porque, entre otras tantas cosas, Lugares es eso: una infatigable obra en movimiento que se transfigura con el recorrido de cada lector.
Lugares
Por Georges Perec
Anagrama. Trad.: Pablo Martín Sánchez
824 páginas, $ 52.000





