Reseña: Pechos y huevos, de Mieko Kawakami
La maternidad, en una reflexiva y potente novela japonesa
En una entrevista de hace unos años, la japonesa Mieko Kawakami (Osaka, 1976) apuntó sus dardos contra Haruki Murakami. Le criticaba el trato de sus personajes femeninos,no exentos de depresiones de un romanticismo ambiguo, y el tono despectivo con que los tratan algunos de sus narradores. Así lo entiende la autora, que también debe saber que el solo hecho de criticar al escritor japonés más exitoso de las últimas décadas seguramente captará la atención.
Pechos y huevos (2019), en todo caso, está a la altura como para sostener esas críticas contra el escritor que alguna vez la apadrinó. En un país, Japón, que no se destaca por su feminismo, Kawakami toma a las mujeres como eje, sin sentimentalismo ni concesiones. El libro tiene como disparador la novela breve homónima que la escritora había publicado en 2008 y funciona aquí como primera sección.
La narradora es, de cabo a rabo, Natsuko (su nombre recién aparece pasadas las cien páginas), una treintañera con ambiciones de escritora que vive en un barrio modesto de Tokio. En la primera parte (“Verano de 2008″) recibe la visita de su hermana Makiko. Llega de Osaka, acompañada por su hija Midoriko. La mirada reflexiva de Natsuko –que tiene conflictos con los papeles de madre y de hija– lidia con las obsesiones de su hermana mayor, que solo piensa en una cirugía de pechos que compense los cambios corporales derivados de la maternidad. Suena a drama de personajes burgueses, pero las dos hermanas se criaron en la pobreza y fueron curtidas por la vida. Midoriko, por su parte, a punto de ingresar en la adolescencia, es uno de esos personajes que nunca faltan en la literatura japonesa: solo se puede expresar por medio de lo que anota.
En la segunda sección (”Verano de 2016-verano de 2019), el doble de extensa, ha pasado el tiempo. Makiko y Midoriko aparecen en un lugar secundario. Natsuko ya se encuentra trabajando en su segunda novela. Las discusiones sobre el arte de la escritura con colegas y editores le dan otra tonalidad a la trama, la vuelven más morosa y reflexiva. La narradora quiere ahora tener un hijo, pero no tolera el sexo. La opción de la inseminación artificial es complicada porque está prohibida para madres solteras. La búsqueda de donantes ilegales de esperma es una posibilidad. En sus inquisiciones, se encuentra con las historias de dos jóvenes que son fruto de la donación anónima y tienen experiencias diametralmente opuestas. El pausado decurso de Pechos y huevos (los “huevos” son los “óvulos”) nunca se convierte, sin embargo, en tesis. Por el contrario. El final, que contempla un alumbramiento, es la mejor prueba. Kawakami es una escritora feminista porque, más allá de los conflictos de sus personajes, narra de manera física, orgánica, corporal.
Pechos y huevos
Por Mieko Kawakami
Seix Barral. Trad.: Lourdes Porta
492 páginas, $ 2880
LA NACION