Tres parejas adaptaron a su medida sus departamentos en un pequeño edificio del Bajo Belgrano, barrio ameno por sus árboles frondosos y el saludo como costumbre cotidiana
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1. DARÍO Y LUDMILA. Él es ingeniero, trabajó en el proyecto de construcción de la torre y se mudó a su dos ambientes a fines de 2014. En junio de 2015 se sumó su novia, Ludmila, que es arquitecta. Ambos aseguran que con la llegada de ella "la casa empezó a tomar otro orden y otra estética".
"Cuando vinimos a ver el terreno, había una casa. Tengo el recuerdo de asomarnos con mi socio al contrafrente, que da a un jardín enorme, y decir: ‘Esto es espectacular, El lugar. Así, con mayúscula", cuenta Darío. Ingeniero, es uno de los cuatro miembros del Grupo Uno en Uno, a cargo de la construcción y diseño del edificio Húsares. "Me quedé con un departamento como inversión; después, por cosas de la vida, me terminé mudando. Hace unos meses se mudó Ludmila, y ahí fue cuando realmente empezamos a darle onda". Ella es arquitecta y tiene su propio estudio, Mock Up, que se focaliza en remodelaciones e interiorismo: de ahí la mano para resolver el espacio, que en ese momento –por falta de tiempo, jura Darío– tenía solamente la mesa del balcón y el televisor sobre un mueble viejo.
2. AGUSTÍN Y JUAN PABLO. Es administrador de empresas y vive con su pareja, Juan Pablo, pediatra cardiovascular oriundo de Córdoba (no llegó para la foto). Eligieron su departamento de dos ambientes por la tranquilidad del barrio y la impecable vista del contrafrente.
"La primera vez que vinimos a esta zona fue para ver un departamento. No nos gustó, pero nos fascinó el barrio, así que un día agarramos el auto y recorrimos todas las manzanas, cuadra por cuadra, y anotamos todos los carteles que veíamos, incluso los proyectos a construir. Así dimos con este lugar", cuenta Agustín. Él es administrador de empresas; Juan Pablo, su pareja, cirujano cardiovascular pediátrico. "Cuando entramos en este departamento, nos atrajo la cocina integrada, pero sobre todo pesó el factor contrafrente: nos convenció la vista verde al pulmón de manzana". Se mudaron hace cinco meses a este dos ambientes, muy similar al de Darío y Ludmila, pero un poco más chico y con balcón corrido. "La elección de muebles fue un poco a lo familia ensamblada: ‘los tuyos, los míos y los nuestros’. Cada uno trajo lo que tenía y fuimos agregando detalles".
3. MÁXIMO Y KAISA. Él es agente marítimo y exprofesor de equitación. Ella es arquitecta, profesora de equitación y, ante todo, finlandesa. Recientemente casados, viven con su pequeña hija Amanda y sus perras Charlie y Nena en un dúplex que conjuga sin problemas la impronta escandinava y el sello porteño.
Máximo es agente marítimo y conoció a Kaila, arquitecta, en 2009. Ella venía desde su Finlandia natal a hacer un intercambio en la UBA, pero tanto le gustó Buenos Aires que la convirtió en su destino de vacaciones cada verano. En 2012 se conocieron y mantuvieron una relación a distancia todo ese año. Mientras tanto, avanzaba la construcción del departamento que Máximo había comprado de pozo para mudarse solo. Cuando surgió la idea de convivir, él, rápido de reflejos, habló con Darío y sus socios para convertir su departamento en un dúplex, incorporando como planta superior lo que en un principio estaba trazado como un pequeño gimnasio común. Con el nacimiento de Amanda, el proyecto se volvió aun más ambicioso: el plan es armar un piso donde sobren metros para ampliar la familia, uniendo dos departamentos chicos. Siempre en el mismo edificio, claro.
Texto: Bárbara Orlando.