Adiviná quiénes vienen a cenar hoy

La cita es el sábado en la casa de Ignacio Viel. La idea es juntarse a comer. El anfitrión hace las compras, prepara la comida y elige el menú, una fondue, porque se trata de una "noche suiza". El resto lleva algo para acompañar. Todos, unos veinte, se saludan con efusividad. Están contentos, ansiosos, algunos tal vez algo nerviosos.

Pasadas las 22, el grupo empieza a llevar los palillos clavados con carne, pan y verduras al centro mismo del queso fundido. Charlan, ríen, comparten anécdotas. Parece una reunión de amigos de toda la vida, pero muchos acaban de conocerse. Y otros lo hicieron hace algunas semanas. Son extraños que apenas intercambiaron unos mensajes por Internet y que se juntan a comer por el placer de entablar una relación con alguien que, de otro modo, jamás hubieran conocido.

Comer con gente que uno jamás vio en la vida en la casa de alguien -también desconocido- es la propuesta Kitchen Party (KP) una idea que nació a principios de 2011 en Roma y que pronto se propagó en todo el mundo. En la Argentina, tiene más de 500 miembros y está en pleno crecimiento. La primera KP del país se hizo en diciembre pasado.

Uno de los ideólogos es el canadiense Michael Kaethler, que vivió en Italia, la Argentina e India, país donde también llevó su idea de juntar extraños alrededor de una mesa. "La comida tiene la increíble habilidad de juntar a gente de diferentes clases, intereses, edades y nacionalidades. Aunque KP hace foco en la comida, su impacto es social", explicó Kaethler.

Quienes quieren formar parte de la velada -previo registro en www.kitchenparty.com - se inscriben y el organizador los acepta o no, aunque el espíritu es el de abrir puertas a todos. Además de argentinos, hay extranjeros, también miembros de KP, que están de paso por el país y buscan relacionarse con gente que vive acá y se anota como asistente.

"Decidimos crear esta comunidad -dice Kaethler- no sólo porque amamos la comida, sino para combatir miedos, erradicar las fast-food y para que ya no haya gente que coma sola", explicó el ideólogo.

El del sábado pasado fue la cuarta Kitchen Party organizada por Viel, un administrador de 40 años que disfruta de la cocina y, a juzgar por los eventos que organiza, posee variados gustos gastronómicos: desde pizza hasta sushi, pasando por un brunch dominical que se extendió hasta pasadas las 6 de la tarde. Por allí Viel deslizó la posibilidad de hacer un pic-nic al estilo KP en un parque para recibir la primavera.

"Al ser anfitrión se puede elegir a quién se acepta. Para esta última se anotaron 40 personas, pero tuve que decirles que no a unas 20 por una cuestión de espacio. Yo trato de que siempre haya algunos nuevos miembros porque es lo divertido y es un poco el espíritu de estas reuniones. Pero con muchos ya nos conocemos", dijo Viel.

Cuestión de pesos

Hay dos modalidades para afrontar los costos de la reunión: o se divide el total de lo gastado (en general no suele superar los 40 pesos por persona) o cada uno se encarga de llevar algo como las entradas, el postre o las bebidas.

Otros de los miembros más activos y de mayor antigüedad de esta comunidad en la Argentina es Darío Stager, que cuenta en su haber con varias KP en las que ofició de anfitrión -en una oportunidad organizó un recordado gran asado- y varias más a las que asistió como invitado.

Stager conoció KP a través de la página de Couchsurfing.com , una idea que de alguna manera está relacionada porque tiene como objetivo alojar a un extraño en casa.

"La primera KP a la que asistí fue en Palermo, en la casa de una chica argentina. Éramos diez personas. Hubo algo muy particular y fue que se generó muy buena onda desde el principio, no hubo ningún momento incómodo", aseguró Stager. Y es que una de las preguntas de toda persona que asiste a una KP por primera vez es cómo hacer para romper el hielo.

Lo cierto es que no hay nada que romper porque la predisposición de todos los que van a un evento de este tipo es excelente y hasta los más tímidos se integran al evento con facilidad.

"Relacionarse con los demás es sencillo porque el motivo es conocer gente nueva, hay interés en experimentar algo diferente y uno está predispuesto a entablar una charla. Lo que más me divierte es escuchar y compartir historias de gente que vivió en muchos lugares, que hace algo totalmente distinto a uno y que tal vez no lo elegís como amigo pero sí para compartir una cena", explicó Viel.

Stager agregó: "Conocés personas que te cambian la cabeza", y cuenta que espera cenar con miembros de KP de otros países en un próximo viaje. Y, claro, dormir en la casa de un extraño que lo aloje en su sillón, tal como hizo él hace unos meses en su casa de la localidad de Banfield.

Tras la KP, el próximo paso que se debe cumplir es la evaluación: se califica al anfitrión y también a los asistentes, pero en la práctica casi nadie lo hace. "Nunca vi que nadie recibiera una calificación negativa. Lo único mal visto es no ir sin avisar", coinciden Viel y Stager.

El resto, todo es salvable, hasta unos spaguettis pegoteados y prácticamente intragables, como ocurrió alguna vez. Porque aunque la excusa es juntarse a comer, el foco está en otra parte. Y nada tiene que ver con lo que uno se lleva a la boca.

Las claves para una Kitchen Party exitosa

REGLAS DE ETIQUETA Y COMPORTAMIENTO

Registro

Para asistir a una Kitchen Party lo primero que hay que hacer es ingresar en la página www.kitchenparty.org y registrarse. La inscripción y la membresía son completamente gratuitas.

En el mundo

En la página hay un buscador para encontrar las KP que se desarrollan en el mundo. No necesariamente se realizan en casas particulares, también se desarrollan en restaurantes y en espacios públicos.

Reglas de cortesía

Como asistente se debe ser puntual, amable y considerado con el anfitrión, y avisar si no se va a asistir. El organizador, a su vez, deberá recibir a los invitados en un entorno agradable y alentarlos para dejar atrás la timidez.