Aquí tienen un pedacito de mi vida privada
NUEVA YORK.- Las autofotos son algo nuevo para mí, pero como me estoy volviendo cada vez más adicto a Instagram suelen acusarme de postear demasiadas. De eso me acusaron en el programa Today , y hasta me han llamado el rey de las autofotos.
Tal vez sea cierto, pero sólo porque he entendido que son la manera más extendida y común de postear? y de cosechar la mayor cantidad de me gusta de mis seguidores.
Ya aprendí cuáles son los posts que no tienen gancho o que me hacen perder seguidores: son las fotos de proyectos artísticos, los videos donde les digo a los intolerantes que se manden a mudar y las fotos con poemas (advertencia: prueben postear sus propios poemas y verán cómo todos de inmediato se gradúan de expertos en poesía y ofrecen críticas que nadie les pidió, del estilo Te odio, ¿por qué no te morís ?).
Pero una colección bien surtida de autofotos siempre parece concitar atención. Y cuando hablamos de redes sociales, la clave de todo es esa: ganarse la atención de los demás. En esta época de tanta información a un clic de distancia, el poder de atraer visitas en medio de esa marea de cosas para leer y mirar es un verdadero poder.
Hablamos de las autofotos de celebridades, que son algo especial en sí mismas y tienen valor sin importar la calidad de las mismas, ya que es evidente que se trata de una imagen íntima de una persona que despierta curiosidad en el público. Esas fotos son el gran premio que cualquier paparazzi mataría por conseguir, las fotos que ansían las revistas y los blogs. Además, las autofotos de las celebridades no son sólo un retrato privado de una estrella, sino también, y por lo general, una foto compuesta y tomada por la propia estrella: ¡doble golpe de efecto! Ellos saben el poder que tiene su imagen, es como decir: "Aquí tienen un pedacito de mi vida privada".
He descubierto que Instagram funciona como la industria cinematográfica: la cosa va bien si uno intercala una que les gusta a ellos con una que me gusta a mí, o sea que por cada foto de un libro, un cuadro o un poema, yo trato de postear una autofoto con un cachorro, una con el torso desnudo o una con Seth Rogen.
Ahora bien, si la autofoto de una celebridad es sobre todo poderosa por tratarse de un momento pseudo-personal, la autofoto de una no celebridad suele ser la oportunidad para que las personas muestren su lado más glamoroso o exhiban un costado especial de sí mismas, como la ropa que se pusieron para una ocasión especial o el hecho de no ponerse nada... Por supuesto que los autorretratos son blanco fácil para que nos acusen de autorreferentes, pero en una cultura visual como la nuestra, la autofoto no dice, sino que muestra, rápida y fácilmente, cómo nos sentimos, dónde estamos y qué hacemos.
Y a medida que nuestras vidas pasan cada vez más por la tecnología, nos volvemos más hábiles en interpretar las redes sociales. Las autofotos son más una herramienta de comunicación que un signo de vanidad (aunque pueden llegar a ser bastante banales). En definitiva, las autofotos son como avatares: miniaturas de uno mismo que les transmiten a otros una idea de quiénes somos. La verdad es que pierdo el entusiasmo cuando entro a una cuenta donde no hay autofotos, porque me gusta saber con quién estoy tratando. En nuestra era, dominada por las redes sociales, las autofotos son una nueva forma de mirar a alguien directo a los ojos y decirle: "Hola, éste soy yo".
Traducción de Jaime Arrambide
James Franco
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