Claves para elegir el colegio de tu hijo
Llega este tramo final del año y la tarea de buscar un colegio se adivina abrumadora. La oferta es tanta que muchos padres parecen perderse en el mar de escuelas, propuestas pedagógicas, planes educativos y recomendaciones de conocidos. Hay que tomar una decisión ya (las inscripciones para el año que viene, tanto en el sector público como en el privado, están abiertas) y muchos sienten que no hay margen de error. Que de esa decisión depende (mucho) el futuro de su hijo. Pero ¿es tan así?
Con más de 30 años dedicada a la tarea de tender puentes entre padres e instituciones educativas. Silvia Iturriaga, psicóloga y directora de la consultora El Libro de los Colegios, asegura que hay que bajarle el dramatismo a la elección. "No estás diseñando el futuro de tu hijo. Estás eligiendo una escuela. Es un tema importante, sí, pero no tan definitorio como para que la responsabilidad los agobie y elegir se haga una tarea imposible –sostiene–. La vida de un hijo depende de muchas otras cosas además del colegio que se elija", asegura.
Una forma de bajar la ansiedad es pensar la escuela como cualquier otro servicio que se contrata. "El colegio, cuando es privado, es una empresa prestadora de servicios y en general, se elige como se elige cualquier prestador. Muchas veces la experiencia propia (lo que tuvo y lo que le faltó en el colegio) hace que la elección vaya para un lado o para otro. Por ejemplo, si uno de los padres no tuvo idiomas, buscan que eso se subsane en sus hijos. Pero lo que más me llama la atención es que muchos padres vienen y dicen que quieren que sus hijos sean felices en la escuela", dice Iturriaga.
Por su parte, Alejandra Scialabba, licenciada en Educación y directora de la consultora Diéresis, plantea que un buen punto de partida para los padres es definir lo "no negociable". "En general suele ser el idioma, la jornada (simple o doble) y la religión (sí o no). Incluso la cercanía y el estilo de pedagogía: tradicional o alternativa. Los padres suelen venir a las entrevistas con una larga lista de requisitos, pero conviene saber de antemano que el colegio ideal no existe. Por eso siempre les pregunto qué cosas de ese listado serían las no negociables para ellos y a partir de ahí vemos qué colegio se adecua mejor a lo que quieren".
Otro punto importante, destaca Scialabba, es pensar en las características de cada hijo. Cómo es, qué áreas de interés tiene, si puede estar nueve horas dentro de una escuela o no. "Hay que poder darle algo que sea de su interés: por ejemplo, si es muy activo, buscar un colegio donde se le dé un lugar importante al deporte. O algo artístico si vemos que le gusta dibujar. En jardín también es importante la cercanía. Otra cosa que se tiene en cuenta y que marca una línea es el estilo: desde educación más alternativa hasta de corte más tradicional. Eso tampoco se negocia".
Iturriaga también considera importante que los padres puedan conocer a su hijo y a partir de ahí basar la elección. "Es recomendable hacer el ejercicio de formar una mirada sobre el chico. Hay escuelas que no son para todos. No cualquiera puede estar nueve horas aunque a los padres les convenga. Los chicos raras veces coinciden con las expectativas de los padres. A veces, con tal de que el hijo entre en el molde de eso que proyectamos, forzamos situaciones. Es increíble la cantidad de chicos medicados, con problemas de ansiedad, simplemente porque no están a gusto en la escuela. En esos casos conviene hacer un ajuste con respecto al colegio".
El peso de la experiencia
Son pocos los que eligen el colegio en función de las materias especiales; casi nadie pide que haya Robótica o Tecnología o Chino. Incluso, en secundaria, los bachilleratos tienen varias orientaciones, pero pocos padres se fijan en eso.
Lo que más peso tiene, según Scialabba, son las recomendaciones y las experiencias propias. "Definen el 70% de la elección de un colegio. Si fuiste a un colegio chico, podés querer lo mismo para tu hijo o todo lo contrario. También se sigue eligiendo un colegio por tradición. Y las referencias claro que juegan: yo siempre pregunto en las entrevistas si tienen algún colegio que les hayan recomendado o les hayan dado males referencias, y cuando hay uno que no tiene buenas referencias de algún conocido es muy difícil revertir eso por más que la consultora piense que es un colegio viable para ese niño".
Con respecto a las recomendaciones o referencias de conocidos, Iturriaga sostiene que no suelen servir. "Si hacen la prueba de preguntar a todos los que puedan qué les parece la escuela que ellos eligieron para sus hijos, casi ninguno va a dar una opinión negativa. Por lo tanto, los otros padres no son una fuente confiable–plantea–. A esas referencias hay que sumarles la información en las páginas web, en los libros, las propias sensaciones después de la entrevista con esa escuela. Toda información es relativa pero cruzando datos se puede tener una idea más clara".
Las entrevistas, precisamente, son un momento importante de la elección y por lo tanto la directora de El Libro de los Colegios recomienda ir preparado para sacar mayor provecho de ese encuentro. "Cuanto más sepan los padres de la escuela que están visitando, más y mejores preguntas van a poder hacer en la entrevista de admisión. Yo siempre digo que hay que transformar esa entrevista en un diálogo productivo. Por eso conviene dedicar un rato a pensar lo que realmente nos interesa conocer. Y otra cosa: a todos los padres les encanta hablar de sus hijos, pero en ese momento hay que recordar que la familia en general y el hijo en particular están siendo evaluados, por eso no conviene dar información de más".
Una de las cuestiones que más se preguntan los padres es si incluyen a los hijos en el proceso de elección. Para Scialabba, si lo hacen, no conviene abrirles el juego completamente. "Se puede dejar que decidan entre dos o tres opciones que se consideren viables para evitar que elijan alguno al que no lo llevarían de ninguna manera –sostiene–. Si estamos seguros de que no mandaríamos a nuestro hijo a algún colegio, no hay que habilitarle esa posibilidad".
Iturriaga, en cambio, sostiene que la elección es exclusivamente de los adultos. "El chico no elige colegio. Se lo incluye en esa elección cuando se lo piensa desde su subjetividad, si tiene tal o cual personalidad para adaptarse a ese colegio al que quiero mandarlo. Pero no se le pregunta. Cuando son más grandes, tienen más información y opinan más, y eso puede pesar en la decisión final de los padres".
Respecto de si el colegio (especialmente el secundario) es determinante en el futuro laboral de los chicos, la especialista no duda: "Quien elige un colegio universitario lo hace en principio pensando en su futuro, en que el chico siga una carrera. Y también en los últimos tiempos hubo una vuelta al colegio técnico, que antes te brindaba una salida laboral. Hoy las escuelas técnicas se modernizaron y aggiornaron bastante. Pero es difícil saber el mercado de trabajo futuro porque todo cambia muy rápido. La escuela secundaria no garantiza nada. Por eso, en general, no se elige un colegio pensando en eso".