Corre Orange corre
Como Tim Roth en Perros de la calle , Eduardo La Forgia es Orange. Un apodo que hoy cuesta entender, pero tiene su porqué: cuando promediaban los años 90, el señor Naranja de las bandejas tenía el pelo cortito, teñido de rubio y ya era evidentemente narigón... Todas señas particulares que inspiraron a sus amigos para bautizarlo a lo Tarantino.
Así, Eduardo se transformó en Orange y en algo más que un colorido DJ. Para muchos pasó a ser el antipático Bad Boy Orange. "Al principio me puse el seudónimo para molestar -reconoce-, pero después me di cuenta de que tenía una razón: soy el chico malo de las pistas, el cabeza dura que pone drum & bass aunque la gente no quiera", dice, despreocupado, mientras toma un jugo de naranja exprimida.
A máxima velocidad, como el sonido que corre por sus venas, este muchachito de 23 años llega tarde "por hábito" al lugar/metáfora que eligió para encontrarse con Vía libre. "Vivo acelerado, todo el tiempo a full -se define, sentado al costado del andén-. Por eso el subte tiene que ver conmigo: es el medio de transporte más rápido y eléctrico, como el drum & bass".
El origen de su culto obsesivo es anecdótico. ¿Quién diría que la tierra del reggae tiene algo que ver en esto? Todo empezó cuando una amiga le trajo de Jamaica un disco de unos dee jays que hacían ragga jungle. "Cuando lo escuché, dije: "Esto es repunk ". Era totalmente deforme; un estilo estridente, con gritos, una batería acelerada. No era normal y... ¡me encantó!", revive ese momento en un borbotón de palabras. Entonces, Orange empezó a investigar quién era Goldie (un referente inglés del jungle y del d&b), a comprar discos compulsivamente, a reconocer entre sus favoritos a Ed Rush o Total Scince. "Lo que más me interesó fue la constante evolución del género, que era vanguardista, que había que bailarlo en otro ritmo (él aconseja seguir al bajo). La deformidad, sí, es eso", subraya.
Generador eléctrico
Desde Tecnofilia, placeres sintéticos -la primera fiesta que organizó La Forgia, en 1997- hasta hoy, una seguidilla de proyectos con buenas raíces llevaron la rúbrica naranja. Durante tres años irrumpió en la escena con Buenos Aires Frente Jungle (en dupla con DJ Buey); movilizó las desaparecidas pistas de Oval y Cómodor; organizó las concurridas noches Hi Fi ; y se animó a una gira independiente por los Estados Unidos en noviembre último. Inquieto, este jovencito vegetariano, defensor de los derechos de los animales, actualmente es el curador de la Reserva Tecnológica , las veladas de los jueves en bar Beckett. Allí recibe a una larga lista de invitados que dan muestra de diversidad. "A veces invito artistas cuyos estilos no me gustan, pero que son buenos en lo que hacen -distingue-; esa misma objetividad trato de mantener como representante de un medio". Orange se refiere a buenosaliens.com, el site que desde 1998 lleva adelante con Juan Pablo Dantonio y Johan Gregor; una página Web que está en boca de todo dancer hecho y derecho.
Como buen hiperkinético, esto no es lo único que lo ocupa; mucho menos cuando su meta es hacer foco en su carrera de DJ. Hoy se despedirá de la agonizante FM PLUR con un programa "deforme" y empezará a prepararse para un septiembre agitado. A partir de mañana, en Niceto, recorrerá la ciudad presentando ¿Quién hace tu vida tan naranja? , su primer Extended Play (EP). Tres tracks que son el resultado de uno de sus pensamientos más sólidos: "El arte del DJ es incompleto si no tiene música propia". Y octubre lo encontrará en Londres. "Ahí está la pomada del drum & bass. Voy a ver la realidad de las cosas, comprobar si es como yo lo siento. A la distancia, creo que lo descubrí bien. De alguna manera, ya viajé hasta allá, pero a través de la música."