Stay Bondi es un alojamiento boutique creado por el reconocido paisajista William Dangar, que tomó una típica casita del barrio y cargó de diseño cada cm2 disponible.
Una de las palabras claves del diccionario surfista es "local": la etiqueta indica que el recién llegado debe respetar al residente y adaptarse a sus ritmos en la fila que espera la ola; y, claro, el local tiene la ventaja de conocer los mejores points. En una de las playas más famosas del mundo (también por el surf), tuvimos la genial experiencia de ser locals. ¿Dónde? En Bondi 113, una de las casas que integran el proyecto de alojamiento boutique de alquiler del paisajista William Dangar. Cero pretenciosa, pero llena de detalles que alegran la vista y facilitan la actividad diaria, no podríamos haber tenido un punto de vista ni una base mejor para descubrir la vida secreta de Bondi Beach.
"Crecí en una granja y empecé trabajando en estancias ganaderas del centro de Australia. En el campo, hay que ser prácticos; las cosas tienen que ser fuertes, estar pensadas para durar y funcionar. Jamás se me hubiera ocurrido que esa necesidad terminaría influyendo en mi estilo, pero sin duda lo hizo. Cuando me mudé a Sidney, empecé a trabajar en paisajismo y, más tarde, inicié una colaboración de muchos años con la revista Belle. Allí me ocupaba de la sección de jardines bajo la guía de Eric Matthews: fue, claramente, un momento decisivo en mi carrera. Le dio crédito a mis habilidades y me dio confianza para probar cosas nuevas. Además, esa posición me puso en contacto con la obra de mucha gente talentosa de distintos ámbitos del diseño". Hoy, toda esa experiencia de vida está divinamente plasmada en la esquina de O’Donnell y Gould. Vamos a recorrerla.
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