A través de la historia de distintos líderes mundiales, el filme, cuya premiere fue el 4 de octubre en El Vaticano, muestra cómo se involucró la Iglesia en la lucha contra la problemática ambiental
Tomás Insúa (argentino, 34 años, magíster en Políticas Públicas) se atrevió filmar una película sin tener “la más mínima idea” de cine. ¿Qué hizo? ¿Cómo empezó? Primero llamó a muchas personas. Averiguó, telefoneó. Se comunicó con productoras, con guionistas y con actores. Buscó un hilo conductor que le pareciera atractivo. Aprendió lo básico en tiempo récord y terminó creando The Letter, un film que, a solo 4 semanas desde su estreno, ya fue visto por 5 millones de personas. La película, que cautivó a Leonardo Di Caprio, quien la recomendó en sus redes sociales, tiene como principal estrella de su elenco al papa Francisco I.
¿Quién es Tomás?
“Nací en Mar del Plata, aunque viví toda mi vida en Tigre”, se presenta ante LA NACIÓN. Ahora reside en Roma. “Creo en Dios y soy un católico practicante”, agrega. Fue al Pilgrims’ College, donde obtuvo buenas notas a lo largo de sus 12 años de cursada. Al graduarse, ingresó en la carrera de Economía empresarial en la Universidad Torcuato Di Tella.
Curioso: poco tiene que ver esa carrera con el cambio climático. Es que el largometraje, del cual es productor ejecutivo, relata las historias de personas cuyos hogares fueron arruinados por los efectos del fenómeno del calentamiento global. Una de ellas vivía en una isla que ahora no existe más: su superficie fue cubierta completamente por el mar.
The Letter tiene una postura a favor de la lucha contra el cambio climático y las actividades que lo precipitan. Y eso sorprende a su ideólogo. “Yo soy un ecologista convertido. Porque hace no muchos años desdeñaba y ninguneaba a los ambientalistas. Mi hermano José me planteaba paradigmas ambientales y yo mismo los ignoraba diciéndole que los osos polares eran irrelevantes”, admite.
Durante muchos años, Tomás trabajó en los barrios populares del conurbano junto a un grupo de frailes franciscanos, con quienes nunca sintió estar expuesto a la preocupación por el flagelo que tanto perjudica al planeta Tierra. “No tengo recuerdo de haber escuchado ninguna referencia a la problemática ecológica durante mis años con los franciscanos”, comenta sobre esa experiencia; luego ahondará en eso, explicará que la Iglesia no estaba lo suficientemente “implicada en la lucha contra el calentamiento global”.
Ecología y evangelización
The Letter no se trata de un documental clásico, es una película con historias bien acompañadas y mucho despliegue cinematográfico. Se exhiben, a través de un lente gran angular, algunos de los paisajes más hermosos del planeta. Está inspirada en la carta encíclica que escribió el jefe de la iglesia católica en mayo de 2015. Aquel texto se tituló Laudato Si’ y su contenido hacía foco en el calentamiento global, con una postura pro ambientalista. La epístola es un grito de auxilio que invita al mundo a usar los recursos naturales con responsabilidad.
Jorge Bergoglio aparece en varias escenas. “¿Qué tiene que ver la ecología con la evangelización?”, reflexiona en una de ellas, ante la pregunta de qué pensó cuando le plantearon el problema del calentamiento global. Insúa asegura que el Bergoglio estaba interesado en esa problemática desde que vivía en Buenos Aires: “Lo convencieron los obispos brasileños”, cuenta. El líder de la Iglesia explicó en una entrevista que le realizó el ecologista Carlo Petrini que sus pares del país vecino le comentaban cuáles eran los temas que más preocupaban a los pontificados del amazonas. La ecología era el que más se repetía.
“Al principio yo tampoco entendía estos temas”, decía Francisco, “luego, cuando empecé a estudiar me di cuenta, me quité el velo. Creo que es correcto dar a todos tiempo para entender. Al mismo tiempo, sin embargo, también debemos apresurarnos a cambiar nuestros paradigmas si queremos tener un futuro”, desarrolló en la nota. El Sumo Pontífice luego mostró su costado ambientalista en 2017, cuando le regaló a Donald Trump una copia de Laudato Si’.
El director del filme es Nicolas Brown, ganador de dos premios Emmy, y la producción es de Off the Fence, la misma que ganó el Oscar en 2021 al mejor documental por “Mi maestro el pulpo”. Cuenta las historias de diversos líderes del cambio climático que son invitados a Roma por el Papa. Allí tienen varias reuniones con él. El diálogo exclusivo ofrece historias sobre el argentino nunca vistas.
“Vivimos con las decisiones que tomaron otras personas”
Además del protagonismo de Bergoglio, destaca la presencia de Odair “Dadá” Borari, Jefe General del Territorio Indígena Maró, en Pará, en el amazonas brasileño. Barari bajó hasta el escalón más oscuro de la lucha ambientalista: fue atacado muchas veces por personas que quieren deforestar la tierra que ocupa su comunidad. “No voy a renunciar. Protejo la tierra de mis antepasados y el espíritu de la vida que hay en ella. Pero esta lucha no es solo mía. Proteger la Amazonia depende de todos nosotros”, dijo.
También es muy interesante la historia de Arouna Kandé, un refugiado climático senegalés que se tuvo que ir de su aldea porque las sequías no le permitieron seguir cosechando. “Vivimos con las decisiones que tomaron otras personas”, asegura el joven, que dejó su pueblo a pie y se fue a vivir a la ciudad de St. Louis, en el noroeste del país africano.
Ridhima Pandey, la “Greta Thunberg” de la India, también es parte del elenco. “Para mi generación, ver cómo cambia el paisaje de forma increíble se ha convertido en algo casi habitual. De niña tenía pesadillas sobre las inundaciones extremas en mi país”, analiza la activista.
La trama de la película conecta sus historias a través de la brújula moral del Papa, el anfitrión de la asamblea.
“Me di vuelta como una media”
-Tomás, dijiste que ninguneabas a los ambientalistas, pero luego te transformaste en uno de ellos. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Era 2013. Yo trabajaba en Google, en el área de marketing, y me habían mandado a las oficinas de Singapur. Desde ahí hice un viaje a Filipinas, por trabajo. Ahí vi los restos de algunas aldeas que fueron arrasadas por el tifón Haiyan, que había destrozado al país en 2013. Vi muchas tiendas humanitarias llenas de refugiados. Ese huracán había matado a 6 mil personas y había dejado sin hogar a 13 millones de personas. Ahí conocí el concepto de injusticia climática y me di vuelta como una media.
-¿Cómo surgió la idea de crear “The Letter”?
-Si bien yo trabajaba de otra cosa, había ganas de luchar por esa causa. En 2014 me estaba yendo de Google para hacer una maestría en Políticas Públicas en Harvard. Empecé el posgrado con el deseo de dedicarme a ese gran problemón. Y pasó algo. En plena cursada empecé a escuchar rumores de que Francisco estaba escribiendo una encíclica sobre una cuestión ecológica. A mí, como católico de toda la vida, eso me despertó muchísimo la atención. Luego la publicó, los rumores eran ciertos. Me propuse dar a conocer el mensaje de esa encíclica.
-¿Por qué una película?
-Esa carta del Papa era un tesoro. Había que difundirla. En 2016, unos años después, estaba mirando un documental de Di Caprio llamado ‘Before the flood’. Me quedé pensando “hay que hacer algo con el Papa”.
-¿Cómo empezaste?
-Al principio no tenía idea. No soy del mundo del cine, no conocía a absolutamente nadie. Me tomó unos buenos dos años de tocar puertas y de entender cómo se hace un documental de alto calibre. Me surgían preguntas como “qué hace una productora de cine” o “qué productora lo podría hacer”. Empecé llamando a varias. Por suerte di con Off the fence.
-¿Cuánto tardaste en producir toda la película?
-Desde el día 1 hasta que se estrenó, 6 años.
Insúa entrevistó a varias productoras, pero cuenta que “ninguna saltó con el entusiasmo que mostraba Off the fence”. “Además, ellos se especializan en documentales ambientales. Y su aporte fue esencial, tuvieron la visión artística de buscar 4 historias y profundizarlas. Yo no sabía muy bien qué había que producir ni cómo”.
-Se metieron en la selva amazoniana, viajaron a la India, filmaron en las costas de la playa de Senegal...
-Ir. La idea siempre fue esa. El equipo se mantuvo firme con eso. Incluso cuando nos vimos obligados a frenar unos meses por la pandemia.
-¿Fue difícil ubicar a los personajes de las historias?
-Sí, algunos viven en lugares totalmente inaccesibles. La productora se encargó de encontrarlos a través de sus contactos, a veces con ayuda de organizaciones locales, de ONGs que trabajaran con pueblos indígenas en Brasil. Ellos recomendaron ir a buscar a las personas que tuvieran historias para contar.
-¿Cuánto tiempo pasaron en cada país? ¿Pudieron estar cómodos, teniendo en cuenta todo el equipo que llevaban?
-En algunos casos se ha filmado remotamente porque no se podía viajar. Se trabajó con equipos de filmación locales, como en el caso de Brasil, por ejemplo. La productora se apoyó mucho en ellos porque todo se gestionó en el pico de la pandemia. Todo fue una pesadilla logística, pero lo lograron.
-¿Fue difícil “conseguir” al Papa? ¿Cómo hiciste?
-Desde el principio se trabajó con el Vaticano, con el dicasterio de desarrollo humano integral, que son los responsables de toda la agenda socioambiental del Papa. Han sido ellos quienes activaron el rol del vaticano. Ellos son los que enviaron las cartas de invitación que se ven en la película.
“(Los políticos) Borran con el codo lo que escriben con la mano”
-¿Qué buscan lograr con la película?
-El objetivo no es hacer dinero, sino llegar a la mayor cantidad de corazones posibles. Queremos ayudar a despertar. Tocar corazones. Queremos que la gente se empiece a activar y que haya más concientización. El problema de la emergencia climática es tan grave que requiere una respuesta masiva de la sociedad en conjunto empezando ayer.
-¿La humanidad está dormida?
-Sí, aunque es entendible, porque hay otras prioridades que compiten. Están los impactos del covid, otros flagelos de salud y económicos y un millón emergencias más. Pero, en paralelo, se prende fuego la casa, nuestro planeta tierra. Los científicos nos vienen alertando hace décadas que tenemos que cambiar el rumbo.
-De todos modos, hay, en cierto grado, más conciencia que antes.
-Obviamente que la sociedad se preocupa más que antes y se activa más. Pero la clase dirigente -los políticos y los gobiernos-, prácticamente sin excepciones, está totalmente distraída, sin priorizar el tema y exacerbándolo al financiar proyectos que van en contra de los parámetros que aceptaron al firmar el acuerdo de París. Escriben con la mano pero borran con el codo.
-En The Letter hablan de cómo las islas son “tapadas” por el mar. Desaparecen. ¿Pensás que la Argentina podría verse afectada por el cambio climático de una manera drástica como sucedió en esos territorios?
-Sí, y pasa mucho más de lo que nos damos cuenta. Y va a pasar mucho más de lo que nos damos cuenta. La zona sur del conurbano, que está al nivel del mar... ahí se vienen unos problemas bien grandes. Igual, los efectos del cambio climático son más fuertes en los países de los trópicos, que son, por lo general, los más pobres.
-La Iglesia estaba bastante ausente en la lucha contra el calentamiento global, pero pareciera que eso cambió con la llegada del Papa Francisco.
-Incluso después de la publicación de la encíclica y con la enorme movilización del movimiento ambientalista a nivel mundial, la iglesia seguía ausente en esa movilización. Ver esa brecha generó la inquietud de hacer algo para que la Iglesia acompañara al papa en ese tema. Eso inspiró la idea del movimiento Laudato Si, que es una red de 900 organizaciones católicas trabajando juntas en ese tema.
-¿Van a seguir conectados el Papa y los personajes?
-Más que conectados con el Papa, quedaron conectados con el Dicasterio (o sea, “el equipo del Papa”) y siguen colaborando.
-¿Por qué el formato película y no un documental?
-Es que la gente no se conmueve mucho con las estadísticas. Pero sí con las historias.
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