En Bariloche, los food trucks ya son parte del paisaje
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- El auge de los puestos gastronómicos rodantes también llegó para quedarse a la Patagonia argentina. De la mano de una política municipal que busca regularlos y ordenarlos, hoy se encuentran activos entre 30 y 40 food trucks diferentes, tanto a orillas del lago como en los senderos de montaña que atraen a los visitantes en temporada estival. En total, hay cerca de 100 carros habilitados, aunque algunos sólo abren para eventos sociales, culturales o musicales.
Comer al aire libre en contacto con la naturaleza, tener una rápida atención, pagar costos más accesibles y variedad en las opciones son algunos de las principales características que atraen a turistas y residentes.
"Ordenamos la venta callejera y hoy Bariloche es una de las pocas ciudades del país que tiene un marco regulatorio, además garantizamos la calidad del producto que se vende y les exigimos a los dueños que trabajen con material biodegradable, evitando por ejemplo las bandejas o vasos plásticos", explicó Marcos Barberis, jefe de gabinete del Municipio.
En cuanto a la variedad de opciones, los carritos sorprenden con una amplia oferta que va desde cervezas artesanales de la región, frutas finas recién cosechadas, platos vegetarianos y hasta sandwiches de cordero o trucha. Para encontrarlos, sólo hay que recorrer algunos de los puntos turísticos de Bariloche: la Costanera que rodea el lago Nahuel Huapi, el Circuito Chico que llega hasta el Llao Llao y Colonia Suiza, o las rutas de acceso a Cerro Catedral y El Bolsón.
Al bajar de la montaña
Entre los más nuevos aparece el Maldito Caracol, un food truck que desde el 2 de enero sorprende a los amantes del trekking en el acceso al sendero que llega hasta el Refugio Laguna Negra. "La propuesta surgió como un servicio adicional y con la intención de hacer un registro de las personas que suben, la idea es tenerlo abierto toda la temporada de verano", asegura María Laura Podestá mientras prepara unos nachos con cheddar para un grupo de jóvenes que bajan cargados con mochilas, bolsas de dormir y aislantes a la vista, luego de pasar tres noches en la montaña.
"Desde que subí estaba pensando en la cerveza que me iba tomar al terminar la caminata", dice entre risas Tomás Olivera, uno de los cuatro amigos provenientes de Neuquén. Allí la pinta de cerveza Manush cuesta $130 y además de nachos, se pueden comprar sándwiches de jamón y queso, cordero y hasta una opción exclusiva para veganos, entre $100 y $250.
Otro grupo de 12 jóvenes provenientes de Capital Federal también se acerca al carrito en busca de una cerveza fresca, que según Podestá –a cargo de la atención del food truck todos los días de 12 a 18– es el producto más buscado. "Nosotros subimos ayer, pero no pudimos llegar al refugio por el clima, igual nos encantó el camino, venimos escapando del calor de Buenos Aires así que no nos importa que haga frío", afirman con una sonrisa los hermanos Pilar y Agustin Schappacasse, mientras esperan que su amiga Ana Azar les convide con un trago de stout que le acaban de servir.
Entre los food trucks más visitados y con mejores vistas se encuentran los que están junto al lago Nahuel Huapi. A unos dos kilómetros del centro, uno de los más recomendados es La Cabrona, una propuesta gastronómica que todas las semanas ofrece una hamburguesa especial casera con vegetales de la huerta. Además, cada viernes se luce el producto que las distingue a nivel local, los bao o buns: un pan hecho al vapor con diferentes rellenos, desde entraña hasta chorizo de cerdo con cebollas caramelizadas o incluso variantes vegetarianas.
unto a su hermana Valentina Caruso y Lucía List, la reconocida chef Julieta Caruso es la encargada de atender el food truck. "Hacemos todo casero y en el día, no usamos congelados, entre nuestros objetivos está darle una vuelta de rosca a un producto clásico como puede ser una hamburguesa, apuntamos a subir el nivel de la gastronomía local", explica.
Al estar abierto todo el año, las chicas estiman que el 80% de la gente que consume sus productos son barilochenses y un 20% turistas. "Ahora estamos trabajando muy bien, atendemos un promedio de entre 80 y 100 personas por día", detalla Julieta.
En la rotonda de acceso al Cerro Catedral, otro de los imperdibles es el carrito que comercializa frutas finas de la región desde $180 el kilo, donde se consiguen frutillas, cerezas, frambuesas y grosellas, entre otras. Es un clásico para los lugareños y un buen punto de compra para los visitantes. En ese sector, el Municipio hizo una licitación pública y de las seis propuestas que se presentaron sólo quedaron cuatro: el de las frutas, uno de hamburguesas, otra de chipa y bocatas de comida gourmet.
Al estar en espacios públicos, tienen prohibida la venta de alcohol. Como ellos, hay otros que funcionan también de noche sobre la calle San Martín, en pleno centro de la ciudad, de 23 a 6. "En muchos casos eran personas que estaban con su chulengo y nosotros los acompañamos para que crezcan y hoy tengan todo en regla", concluye Barberis.
Temas
Más leídas de Lifestyle
“En combate era una fiera”. La emotiva despedida a Jorge Vizoso Posse, héroe de guerra, protagonista de un “milagro” en Malvinas
Menú semanal. La dieta definitiva para quemar grasas y aumentar tu masa muscular después de los 50 años
“Podés bailar en un subte o ir en pijama al café”. Un idioma duro para muchos la llevó a un destino libre como pocos