Así es el laboratorio más aterrador del mundo en el que solo trabaja una persona
Se encuentra en el Monte Everest y se lo bautizó en 1990 como la Pirámide debido a que tiene toda una estructura de cristal
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El laboratorio más aterrador del mundo se encuentra en el Monte Everest, a 4.800 metros de altura, y se lo conoce como la Pirámide. Sin embargo, lo curioso es que está a punto de ser completamente abandonado debido a los problemas de financiación que sufrió en los últimos años.
La historia de la Pirámide comenzó en 1990, cuando fue construido para estudiar el cambio climático y la biodiversidad desde el Monte Everest. Originalmente, fue un proyecto en conjunto de Nepal e Italia como parte del Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global (GAW).
El mismo se trata de un edificio de cristal de tres plantes, que contiene telecomunicaciones en funcionamiento y sistemas de Internet, donde se llevaron alrededor de 520 misiones. Su objetivo era controlar los niveles de contaminación y el cambio climático en partes de Asia, ya que las nubes marrones pueden afectar desde el Océano Índico hasta el Himalaya. Esto puede afectar también la calidad del aire, la agricultura y el monzón.
Uno de los descubrimientos que hicieron los investigadores es que los contaminantes pueden llegar a los glaciares del Himalaya, haciendo que sea más propenso a derretirse. Entonces, una de las tareas de la Pirámide era monitorear estos niveles de contaminación.
Entre 2013 y 2016, el meteorólogo de la Universidad Tribhuvan en Nepal, Dibas Shrestha, participó en varias de las expediciones con la Pirámide. En diálogo con Scientific American, detalló: “Los italianos en realidad modificaron la misión para establecer una instalación de investigación de clase mundial (...) No se encuentran instalaciones de este tipo en todas partes, al menos no en todo el Himalaya”.
Pero todo este proyecto comenzó a sufrir problemas de financiación en el 2010 y las misiones fueron suspendidas. En este sentido, Kaji Bista, director del laboratorio, único personal de mantenimiento a partir del 2022, manifestó: “Ya han pasado casi ocho años desde que cesó la financiación y muchas piezas de equipos de laboratorio se han vuelto completamente inútiles”.
“Trabajar solo en este terreno es a veces alegre, pero a menudo también resulta solitario. No podíamos sustituir los filtros para controlar la contaminación. Y no tenía sentido recoger muestras, ya que no podíamos almacenarlas ni enviarlas para evaluaciones posteriores”, explicó el director.
No obstante, mantiene su esperanza porque “la Pirámide quiere continuar su actividad como observatorio. El laboratorio está preparado para albergar grupos de investigación”. Pero todo esto no depende de él y si la financiación necesaria no se lleva adelanta, el director del laboratorio asegura que “esto sería un final trágico para una de las instalaciones de investigación a gran altitud más antiguas del Himalaya”.
Otro de los que se refirió a este inminente final del laboratorio fue el glaciólogo de la Universidad de Mainfe, Paul Mayewski. “Las estaciones científicas de alta montaña son esenciales si queremos comprender la variabilidad del clima y los ecosistemas”, introdujo.
Asimismo, añadió: “Pueden ayudar a llevar a cabo expediciones y misiones de investigación de varias semanas de duración que requieren muestreos frecuentes. Estas estaciones de investigación pueden ser un punto focal no solo para los jóvenes investigadores, sino también para que la población local participe en descubrimientos científicos cerca de sus hogares”.
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